PRONÓSTICO EXTENDIDO

Berni sospecha de la sombra de los intendentes del conurbano tras las protestas policiales

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Sergio Berni cerró a fines de la semana pasada la quincena más complicada en su gestión desde que asumió como ministro de Seguridad de la Provincia, con las tomas de tierras primero, y luego con la sublevación de una Policía Bonaerense que sitió la Quinta de Olivos.

El choque de puños en alto con el gobernador Axel Kicillof tras la conferencia en la que se anunciaron los aumentos salariales para los uniformados marcó su desahogo. “Fue un gesto para los intendentes que miraban en primera fila”, explican hoy desde su entorno. A ellos los responsabilizan por incitar tanto las tomas como los alzamientos policiales. 

“Las operaciones políticas no tienen límites. Los que tenemos que tener límites somos aquellos que no tenemos que desviar la atención de las cosas importantes”, acusa Berni, a la busca de culpables en su momento más delicado.

Todo hacía suponer que el ministro buscaría por un tiempo la calma y el perfil bajo. Eso fue lo que le aconsejaron tras el desmadre policial. Pero es Berni.

“Los funcionarios que trabajan en Derechos Humanos tienen los sueldos más altos y no aportan nada, son puro ‘bla bla’, no están acostumbrados a trabajar a las 7 de la mañana”, lanzó en diálogo con la periodista Romina Manguel a pocas horas de la revuelta de la Bonaerense. 

La respuesta de los Organismos de Derechos Humanos no se hizo esperar, y el ministro tuvo que pedir disculpas: “Todo mi respeto a Madres, Abuelas, Hijos y familiares de víctimas de la dictadura cívico-militar. Les debemos parte importante de la reconstrucción de la democracia”, escribió en Twitter. Pero mantuvo su enfrentamiento con Horacio Verbitsky: “Él tiene que aclarar muchas cosas”, deslizó críptico.

Renuncia. “Hay preocupación por actitudes que tiene Berni, y muchos están pidiendo su renuncia”, se sumó Pérez Esquivel, presidente de la Comisión Provincial por la Memoria, que resumió: “Berni es un bocón”.

Pero desde la gobernación niegan el paso al costado. “Berni sigue en su cargo. Nosotros estamos conformes con su trabajo”, lo ratificó Kicillof. “Cargarle el tema de los policías a Berni es muy injusto”, se sumó el presidente Alberto Fernández.

El superministro insiste en que lo que dicen el Presidente y el gobernador frente a las cámaras es la única verdad. “Lo demás son operaciones”, aseguran en el ministerio provincial. ¿De quiénes? Sospechan la responsabilidad de referentes peronistas de la provincia, tanto en las tomas de tierras como en la revuelta policial. “Son los intendentes quienes tienen vínculo directo con los punteros que alientan la ocupación de terrenos, así como con los jefes policiales distritales”, marcan en su entorno.

Estas acciones se deberían a la ambición de los intendentes por imponer su propio juego político frente a un cierre de ciclo: 70 intendentes en la provincia de Buenos Aires terminarán sus mandatos en 2023 sin posibilidad de renovar. “Se van, y van perdiendo poder”, festejan desde la conducción provincial, también cuestionada por lo bajo por los barones.

“Quizá piensan que un paso como candidatos a diputados, o con su entrada como ministros, es la manera de reposicionarse”, apuntan. Y señalan a los intendentes que en las últimas semanas levantaron el perfil y desfilaron por el oficialista C5N. Juan Horacio Zabaleta, intendente de Hurlingham, y Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora, están en esa lista.

Otros como Alberto Descalzo, jefe comunal de Ituzaingó, o a su par de Avellaneda, Jorge Ferraresi, sonaron como hipotéticos reemplazos para el ministro de Seguridad bonaerense.

Especulaciones más internas del peronismo provincial que reales, en las que también anotan a Cecilia Rodríguez (ex ministra en la era Scioli, con buena relación con Sabina Frederic, con quien Berni confronta recurrentemente) y Martín Arias Duval, cercano a León Carlos Arslanian y con la supuesta venia de Cristina Kirchner.

Candidato. En las últimas semanas, mucho se especuló sobre la supuesta salida del ministerio post pandemia, quizás en los primeros meses de 2021. Se habló de una salida por la “puerta grande” con la misión de ser candidato a diputado en la provincia, algo que el conflicto con la Bonaerense podría haber enturbiado.

“No hay nada de eso. Berni no está pensando en candidaturas, y no está en campaña. Los famosos spots son para comunicar lo que se hizo de una manera atractiva”, señalan a su lado. Insisten en que no tiene intenciones de ser gobernador en 2023 y que en el espacio se piensa en la reelección de Kicillof, el delfín de Cristina Kirchner que abre la puerta al proyecto camporista en la provincia.

“Los intendentes lo que temen es el avance de La Cámpora en sus territorios. Y es natural. Son la renovación más importante que se ha dado en el peronismo. Vienen ganando espacio en el Conurbano desde la segunda presidencia de Cristina , y hoy aspiran a ganar territorialidad en 2023 con decenas de candidatos que reemplacen a los barones peronistas que dejen sus distritos”, marca un referente provincial del Frente de Todos exento del obligado paso al costado de otros referentes.

Lo cierto es que Berni debe volver a validar su autoridad como ministro: desapareció cuando la presión de los policías que debía conducir viró hacia Alberto Fernández.

Él explicó que los policías que fueron a la Quinta de Olivos estaban drogados y alcoholizados, y que prefirió no incitarlos.

Y remarca que nunca se rompió la cadena de mando en la Bonaerense, a pesar de que los uniformados rodearon la residencia del Presidente.