PRONÓSTICO EXTENDIDO

Desarrolló el test de detección de coronavirus pero su pasión es el fútbol: la historia de Andrea Gamarnik

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«Yo quería ser jugadora, pero me decían que el fútbol no era para las nenas», contó la prestigiosa científica argentina. Fue una destacada deportista en distintas disciplinas y Lanús es su gran amor.

Andrea Gamarnik nació en la Capital Federal el 5 de octubre de 1964. A sus cuatro años comenzó el jardín en el kinder del Centro Cultural Peretz de Lanús, donde descubrió su amor por el deporte y donde soñó con ser jugadora de fútbol, propósito que no pudo cumplir por el determinante hecho de haber nacido en la época equivocada, cuando la disciplina no era para las chicasaunque el destino (o su propia capacidad) le tenía preparado un triunfo mucho mayor al transformarse en la científica argentina que lideró el equipo que desarrolló el test de anticuerpos de coronavirus.

Mucho antes de su prestigiosa carrera como científica, iniciada en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y continuada en la Universidad de California, San Francisco, Andrea fue una eximia atleta. Contado por ella misma: «Estuve federada en ping-pong y en handball representando al Peretz, donde también jugaba al fútbol y por lo que me decían, creo que era muy buena», marcó.

No era en realidad la época la que estaba equivoca sino la sociedad, en cuyos parámetros patriarcales el fútbol era un deporte de hombres. Un juego del que sólo ellos podían disfrutar. Una disciplina que no quedaba bien vestida con pollera. Fue por eso que Andrea no pudo dedicarse a lo que incluso hoy la apasiona por todo lo alto, más si se trata de Lanús, equipo del que es fanática. «Mi pasión no es la ciencia, es el fútbol», dice incluso en las horas en que junto al equipo que dirige en el Instituto Leloir desarrolló en tan solo 45 días la primera prueba de anticuerpos para el virus COVID-19.

Desde su entorno develaron a Toda Pasión que «hablar de fútbol le encanta». Una de las personas que conoció a la Andrea apasionada por el deporte y que le transmitió todo su caudal de conocimiento es Miguel Schnaider, su profesor de tenis de mesa. «La conozco desde 1978 aproximadamente. Yo enseñaba y ella se fue incorporando al entrenamiento. La recuerdo como una chica con muchas habilidades deportivas, hacía varios deportes a la vez. En el año 1980 fue federada y llegó a competir en su categoría algunos torneos de ping-pong», relató.

Miguel describe a la Andrea que conoció y en cierta manera formó, como «perseverante, disciplinada, pasional, siempre bien predispuesta a escuchar consejos, opiniones y directivas. Sobresalía con su humildad y alegría con sus compañeros, esa es una cualidad suya que evidentemente manifiesta en todos los ámbitos».

Pero la pasión de Gamarnik siempre fue el fútbol y todos lo sabían. «Ella jugaba al fútbol con sus amigos, le encantaba como forma de relacionarse y era realmente su pasión», recordó Miguel, quien nunca imaginó el espacio preponderante que Andrea ocuparía en un ámbito totalmente diferente a aquel en la que la conoció. «La verdad, nunca se me hubiera ocurrido la proyección que tuvo y tiene como investigadora y científica».

El profesor ve hoy a su alumna en lo más alto de su materia y es uno de sus orgullos. «Siento una gran emoción por sus logros. Guardo reportajes que le hicieron y cuando surge el tema me sale del alma decir que fue alumna mía», destacó Miguel y relacionó a aquella aguerrida deportista con la incansable científica de hoy: «Recuerdo en una oportunidad en que compitió por equipos la garra que ponía y no se achicaba cuando le tocaba jugar contra otros competidores de mucho más nivel que ella. Siempre la peleaba con mucha inteligencia, que hoy todos ven que es innata en su personalidad».

Andrea es una entusiasta de la vida, amante de su trabajo, guardiana de su familia, protectora de su equipo de trabajo, gozosa de sus amigos y aún apasionada por aquello que hubiese querido ser pero no pudo, tal como ella misma lo contó en un video que grabó como parte del homenaje a los 80 años del Club Peretz.

«Para mí trabajar en equipo es una forma de ser, una forma de ver la vida y todo eso a mí me lo dio el Peretz. Fui al club desde los 4 a los 18 o 19 años, después fui maestra durante un par de años pero ahí también jugué al ping-pong y estuve federada, jugué al handball y estuve federada», relató.

Y así cuenta, así habla Andrea de su verdadera»Jugaba al fútbol en el Peretz. Mi pasión no es la ciencia sino que es el fútbol pero no pude ser jugadora porque las nenas no juegan al fútbol. Yo jugaba ahí porque era el único lugar donde podía hacerlo porque nos daban la oportunidad a las nenas y a los nenes por igual a pensar, a jugar, a hacer deportes. Yo ahí jugaba al fútbol y creo que era muy pero muy buena, por lo que me decían, pero bueno, crecí y cada vez me daba mas vergüenza jugar al fútbol y me dediqué a ser científica, que es lo que estoy haciendo ahora».

Andrea tiene hoy 55 años. Tras la etapa de desarrollo del test serológico de coronavirus se encuentra ahora en la de escalamiento de los mismos. Hubo un primer tramo de producción de 10 mil test y el objetivo es aumentar esa disponibilidad de la que el Ministerio de Salud dispondrá de modo totalmente gratuito. Estos mismos test, traídos desde Estados Unidos o Europa, tienen un costo por unidad de 1000 dólares.

Premio a la Mujer en la Ciencia

En 2015 Andrea Gamarnik ganó el premio internacional L’Oréal-Unesco Por las Mujeres en la Ciencia como la más destacada de América Latina «por sus importantes descubrimientos sobre el modo en que los virus transmitidos por los mosquitos se reproducen y causan enfermedades, en particular el virus del dengue».

Entonces ella ya era jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la Fundación Instituto Leloir (FIL) e Investigadora Principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Para entender la dimensión de este reconocimiento vale mencionar el dato de que las científicas premiadas fueron seleccionadas entre 2600 destacadas investigadoras por un jurado internacional de 13 científicos, presidido por Elizabeth Helen Blackburn, premio Nobel de Medicina en 2009.

En esa oportunidad el trabajo del equipo liderado por Gamarnik llevó al descubrimiento del mecanismo de replicación del material genético del virus del dengue, enfermedad que afecta a más de 390 millones de personas por año y causa en humanos la enfermedad viral más importante a nivel mundial trasmitida por mosquitos; sin embargo aún no existen antivirales ni vacunas aprobadas para controlarlo.

El laboratorio de Virología Molecular se creó en el 2002 en la FIL y desde entonces realizó valiosos aportes al conocimiento del virus del dengue y su biología.

Premios y distinciones

1989 – Medalla de Oro al Mejor Promedio, Facultad de Farmacia y Bioquímica, Universidad de Buenos Aires.

2005 -Fellowship ICGEB. Trieste Italy, Workshop in RNA Structure and Function.

2005 a 2011 – Fue schoolar internacional del Howard Huges Medical Institute de los Estados Unidos.

2009 – Premio L’Oreal UNESCO Por la Mujer en la Ciencia, auspiciado por el CONICET.

2009 – Distinción Golda Meir para mujeres destacadas en las ciencias y en las artes.

2009 – Fue distinguida por su trabajo «Estudio de las bases moleculares de la replicación del virus del dengue» y ganó el Premio Nacional por la Mujer en la Ciencia.

2010 – Fue consagrada Personalidad Destacada de la Ciencia de la Ciudad de Buenos Aires.​

2013 – Fue reconocida con el Diploma al Mérito de la Fundación Konex.​

2014 – Fue incorporada a la Academia Americana de Microbiología.

2015 – Fue distinguida «por sus importantes descubrimientos sobre el modo en que los virus transmitidos por los mosquitos se reproducen y causan enfermedades, en particular el virus del dengue» y ganó el Premio L’Oreal-Unesco Por las mujeres de la ciencia como la más destacada de América Latina.