Argentina, que hace apenas 10 meses fue campeón de la Copa Davis, no aprovechó el impulso del título y consumó su descenso del Grupo Mundial a la Zona Americana, al perder el Repechaje con Kazajistán por 3-1, en la serie jugada en Astana que confirmó lo que se intuía cuando sus principales tenistas le dieron la espalda al equipo.
El descenso de Argentina se concretó con la derrota de Diego Schwartzman ante Mikhail Kukushkin por 6-4, 6-4 y 7-6 (7-2) luego de dos horas y 44 minutos de juego, ante unas 2.000 personas que se acercaron al estadio National Tennis Centre, entre ellos un puñado de argentinos que se fueron abatidos por la frustración deportiva.
El equipo dirigido por Daniel Orsanic, que había sido campeón el 27 de noviembre pasado tras haberse impuesto ante Croacia (3-2) en Zagreb, retornará a la zona continental después de 16 años, cuando había ascendido con su victoria sobre Belarús, en Córdoba, el 23 de septiembre de 2001.
El equipo argentino sigue unido #CopaDavis pic.twitter.com/Pe54EK1Ej4
— Copa Davis (@CopaDavis) 17 de septiembre de 2017
Argentina pagó un costo altísimo a la decisión de sus principales tenistas de no jugar la Davis, algo que si bien merece respeto, podía haberse dado en otro momento, porque el hecho de no haber contado en Astana con siete de los 10 jugadores ubicados en el ‘top 100’ del ranking mundial cambió el curso de la serie.
En ese sentido, así como Juan Martín Del Potro fue «factor determinante» para ganar la Davis, según explicó a Télam el propio Orsanic, con sus hazañas en Glasgow y Zagreb el año pasado, su ausencia fue indisimulable en las derrotas ante Italia en febrero último y ahora en Astana ante un rival que solo tuvo un tenista peligroso: Kukushkin.
Es que el tandilense, además de ganar sus partidos, absorvía la presión y eso elevaba el nivel del resto, así Leonardo Mayer, Federico Delbonis y Guido Pella rendían por sobre su nivel. Sin él, Argentina se encontró con la peor versión de Schwartzman en el año y los demás no estuvieron a la altura de lo que requería la serie, sobre todos los doblistas.
En tanto, Pella, único campeón de la Davis que aceptó jugar en Astana, comenzó la debacle con la derrota ante Kukushkin por 6-7 (5-7), 7-6 (7-5),6-2 y 6-4
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Schwartzman, quien arrastraba tres derrotas en la Davis, salió de perdedor con su triunfo en sets corridos sobre Dmitry Popko por 6-4, 6-2 y 6-2. Sin embargo, el dobles volvió a dejar a la Argentina en la cornisa ya que los debutantes Máximo González y Andrés Molteni cayeron frente a Aleksandr Nedovyesov y Timur Khabibulin por 5-7, 6-4, 7-5 y 6-4.
En ese contexto salió a jugar el «Peque», en el mejor año de su carrera (llegó a cuartos de final en el reciente US Open), ante un rival como Kukushkin al que había vencido en el único enfrentamiento previo, el año pasado en el ATP de Winston Salem.
Schwartzman empezó el partido con una doble falta, enseguida sumó otra más, y luego acumuló errores al punto que a los 11 minutos perdía 4-0 y pese a que esbozó una reacción, cedió el parcial por 6-4.
Kukushkin, que lo movía a la derecha y definía después los puntos sobre el revés, tuvo un saque muy fuerte y preciso que no era descifrado por el argentino, ese cóctel confirmó lo que habían anunciado los densos nubarrones en el inicio, así el marcador para el kazajo es estiró a 6-4 y 6-4.
Schwartzman, flojísimo con su derecha y sin la intensidad que suele mostrar en el circuito, recién logó sacar de la zona de confort en que se movía Kukushkin en el tercer set, cuando metió un par de reveses paralelos y se puso arriba por primera vez en el marcador, pero ya era demasiado tarde.
La definición se estiró al tie break y ahí el kazajo ratificó todo lo bueno que había hecho anteriormente, mientras que Schwartzman repitió sus errores y lo pagó con una derrota dolorosa porque decretó el descenso de categoría.
Argentina vivió, en menos de un años, sensaciones ambiguas, ya que por un lado saboreó las mieles del éxito cuando alzó el ansiado trofeo, y por otro mordió el polvo de la derrota con el descenso que lo hará regresar a la Zona Americana I, algo que nadie imaginaba.
Seguramente hubo errores (como también aciertos), pero lo más duro es no haber aprovechado el envión ganador que dio el título para crecer, y ahora habrá que empezar de cero, con un grupo de tenistas nuevo, con condiciones, aunque ninguno con la estatura de crack del tandilense Del Potro, el único que permitió concretar el gran sueño.