Los tres formaban la postal de una familia multicultural, que encarnaba con su sola presencia la amistad entre los dos socios mayores del Mercosur.
Ella, brasileña, morena, de rasgos finísimos y pelo encrespado, llevaba de una mano a su hija Sofía. Con la otra estaba tomada de su pareja, Sebastián, un argentino de mirada atenta.
La mujer se llama Katia Nina, tiene 43 años, es de Belém do Pará, capital del estado de Pará, en el empobrecido nordeste de Brasil.
Hace dos años que vive en Buenos Aires junto a su compañero. Trabaja de maestra mientras cursa una maestría.
Los tres se habían parado en el césped de una pequeña plazoleta que se forma entre la Embajada de Francia y la avenida 9 de Julio. Observaban lo que tenían delante, sobre la calle Cerrito. Que era la mole de varios pisos de hormigón de la Embajada de Brasil.
“Lula fue el mejor presidente que tuvimos”, fue lo primero que contestó Katia. “Yo soy de origen humilde. Toda mi familia es de origen humilde y muchos de mi familia fuimos beneficiados por el gobierno de Lula: fuimos los primeros en varias generaciones en entrar a la universidad, muy beneficiados por toda la política social que llevó adelante su gobierno”, contó la joven docente brasileña.
A pocos metros, sobre el asfalto de Cerrito, se veían a dos jóvenes brasileñas que levantaban cartulinas escritas a mano y en portugués, con fibrones, en las que se leía “#Nao a prisao de Lula #contragolpe” y “Fora da legalidade. Só resta desobediencia civil”.
Katia terminó el breve diálogo con una conclusión inapelable. “Estamos acá por la injusticia. Está todo mal. Tenemos que protestar y demostrar que lo que está pasando no está bien”, exhortó.
A pocos metros, frente a la embajada brasileña, sobre Cerrito al 1300, ya se había convocado una multitud. Era una columna nutrida y desordenada de banderas, bombos, sombrillas y camperas de colores. La encabezaba un cordón de figuras conocidas, en su mayoría gremialistas. También lo formaban legisladores y dirigentes políticos.
La idea había sido reflejar la unidad en la acción de la CGT, la CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma.
De hecho, entre los primeros en marchar caminaban tomados del brazo Pablo Moyano (Camioneros-CGT), Omar Plaini (canillitas-CGT), Hugo Yasky (CTA de los Trabajadores) y Pablo Micheli (CTA Autónoma).
La columna con los referentes a la cabeza se detuvo un momento en la esquina de Cerrito y Juncal. Allí la esperaba una guardia de camarógrafos y periodistas ansiosos por tomar declaraciones.
Entre los caminantes que habían llegado desde la avenida Santa Fe estaban el ex canciller y legislador del Parlasur Jorge Taiana; el también diputado del Parlasur Oscar Laborde; los diputados Mayra Mendoza, Vanesa Siley, Mónica Macha, Adrián Grana y Walter Correa (FpV-PJ) y los legisladores bonaerenses Lauro Grande y Miguel Funes (Unidad Ciudadana).
Por la avenida también marchaban los miembros de la CTA Pedro Wasiejko, Victorio Paulón, Tito Nenna, Ariel Basteiro y Gustavo Rollandi; los gremialistas Roberto Baradel (Suteba), Carlos Ortega (SECASFPI, trabajadores de Anses), Marcelo “Nono” Frondizi (ATE Capital) y Federico Montero (FEDUBA/CONADU); el concejal de Lanús y ex diputado Edgardo Depetri, el matancero Luis D’Elía (MILES), el ex secretario de Deportes Claudio Morresi, el abogado Marcelo Koenig (referente de Descamisados) y el fundador de Nuevo Encuentro, Martín Sabbatella.
Mientras la columna esperaba en la esquina de la embajada brasileña, sobre Cerrito, otro grupo de manifestantes expresaba su repudio al intento de detener a Lula antelas puertas de la residencia del embajador, un palacete en la distinguidísima avenida Alvear.
En ese rincón de Recoleta, frente a lo que en otros tiempos supo ser la residencia del médico Celedonio Pereda, se habían concentrado la CTA-Autónoma, el Movimiento Evita, Libres del Sur, Barrios de Pie, Unidad Popular y la Corriente Clasista y Combativa.
Las banderas de las agrupaciones ondeaban sobre la vereda de Alvear y entre camiones de exteriores de la TV.
Por allí caminaban Víctor De Gennaro -histórico amigo personal de Lula-, Hugo «Cachorro» Godoy (ATE Nacional) y Adolfo Aguirre, secretario de Relaciones Internacionales de la CTA-Autónoma.
También estaban la diputada Victoria Donda, de Libres del Sur, y su colega Leo Grosso, del Evita. Además, entre los que se expresaban contra la detención de Lula se pudo ver al gremialista Luis Cáceres, del sindicato de Ladrilleros y también del Evita; Isaac «Yuyo» Rudnik, responsable de Relaciones Internacionales de Libres del Sur, más Jorge Ceballos y Sandra Oviedo, dirigentes de LdS en provincia de Buenos Aires.
En el otro punto de la concentración, entretanto, los manifestantes coreaban consignas a favor de Lula. De tanto en tanto se colaban cantitos de Camioneros, de la Juventud Peronista y La Cámpora. “Lula/ querido/ el pueblo está contigo”, cantaban todos.
“Vamos Camionerooos, te juro que vayas donde vayas/ siempre te vamo’ a acompañar/ si en las buenas estuvimos/ en las malas mucho más”, gritaban los camioneros, en su mayoría vestidos de verde.
Bajo las banderas que flameaban se veían siglas, rostros y colores diversos. Eran de la CTA de los Trabajadores, CTA Autónoma, la Cámpora, Descamisados, Sindicato de Curtidores de Cuero, Solidaridad e Igualdad, El Hormiguero, Nuevo Encuentro, entre otras agrupaciones.
Todos los dirigentes consultados por Tiempo se mostraron impactados por las noticias que llegaban desde Brasil. Coincidieron en la proyección de la ofensiva judicial contra Lula.
Lo enmarcaron en un proceso de deterioro progresivo de la democracia y del Estado de Derecho que apunta, dijeron, a evitar por todos los medios el regreso de gobiernos progresistas, de izquierda o nacional-populares.
Con su autoridad de ex canciller, Taiana recordó que el proceso de deterioro democrático de la región comenzó en Honduras.
“El primero fue Honduras, que nunca se subsanó y que ahora ha terminado con el fraude que se realizó en las últimas elecciones y nadie (por la comunidad internacional, el sistema hemisférico, la OEA) ha dicho nada. No ha pasado nada.
En Brasil ya el impeachment contra Dilma fue un impeachment en el que se enjuició a un presidente que no había cometido delito alguno. Se la sacó con el evidente propósito de sacar al PT del gobierno. Y ese paso que se dio era el comienzo, ahora los sabemos, de lo que quieren culminar ahora: evitar que el PT pueda volver al gobierno a través de su figura y su candidato más apoyado, que es Lula”, señaló Taiana.
Recién liberado de su detención en Ezeiza por 107 días, D’Elía admitió no estar sorprendido por lo que pasa en Brasil. “Esto es algo que se veía venir. Intentan ir por Lula y ya está todo el oligopolio Clarín diciendo que si Lula va preso por qué no va Cristina. Es el Plan Cóndor II, hay que entenderlo de una vez por todas. Esta es una democracia restringida, con los poderes judiciales al servicio del poder económico y del poder imperial. Nos tenemos que movilizar millones en todo el continente, pero sin entrar en la provocación de la violencia”, exhortó.
Enfundado en el camperón verde y blanco de su sindicato, Pablo Moyano definió a Lula como “un ejemplo para todos los dirigentes sindicales del mundo”. “Estamos con bronca, con dolor. Si pudiera hablar hoy con Lula, le diría que resista. Que pelee. Que hay no sólo un pueblo de trabajadores brasileños que lo banca, sino que también hay muchísimos trabajadores del mundo que están respaldando su pelea contra los empresarios, contra el poder económico de Brasil. Hoy tendríamos que haber estado miles de dirigentes sindicales respaldándolo. Sabemos que el pueblo trabajador brasileño cree en su proyecto y acá estamos los trabajadores argentinos, también apoyándolo”, afirmó el hijo mayor de Hugo Moyano. El secretario general de Camioneros, se sabe, nunca ocultó su admiración por el fundador del PT y dos veces presidente de Brasil.
Muy allegado a Lula desde siempre, Yasky eligió la palabra “rehén”. Así definió al ex mandatario brasileño. “Lula es un símbolo. Es el rehén de la clase dominante de nuestro continente. Y también el símbolo del revanchismo del imperialismo yanqui, que sabe el papel que jugó Lula, junto con Néstor y con Chávez, en aquella cumbre contra el ALCA de 2005, en la que quisieron atar el paquete del patio trasero y se tuvieron que ir con las manos vacías.
Pero Lula también es un símbolo para nosotros. Podrán venir tiempos mejores, tiempos peores, pero Lula va a seguir siendo el primer presidente de América Latina que cuando gobernó demostró que se podía reducir la pobreza y que devolver la dignidad a un pueblo que casi no había salido de la esclavitud”, aseguró.
Desde la CTA Autónoma, Micheli advirtió sobre las consecuencias políticas de las órdenes de la Justicia brasileña.
“Estos tipos son mentores de una nueva forma de golpe de Estado, que se produce a través de métodos institucionales: cooptan a la Justicia para que no sea independiente y la Justicia termina haciendo estos papelones, como invalidar al candidato con más intención de voto. Así, el mandato popular queda totalmente secundarizado por el mercado. Hay riesgo de violencia en Brasil y en toda América Latina, porque en todos los lugares en los que el pueblo salga a la calle estos tipos van a intentar acallarlo con represión”, remarcó.
Con un diagnóstico parecido, Sabbatella planteó que los dirigentes que encarnan a los últimos gobiernos progresistas de la región están siendo atacados “por la misma matriz”. “Es una matriz que sucede en todos los países. Hoy lo están atacando brutalmente a Lula. Está claro que la democracia de nuestra región está en riesgo”, afirmó. Baradel, en sintonía, llamó a defender la democracia. “Defendemos la democracia. Y repudiamos lo que está pasando en Brasil. Lula, un referente de toda América, está pasando lo que está pasando porque sacó a 50 millones de ciudadanos de la pobreza”, analizó el gremialista docente.
El ex diputado Depetri, hoy concejal en Lanús, incorporó al análisis una visión geopolítica. Y, al igual que Yasky, responsabilizó a Estados Unidos por lo que está sucediendo en Sudamérica.
“Esto es una decisión del gobierno de los Estados Unidos. A través de la Justicia, medios de comunicación y grupos económicos descabezan los sectores opositores y quieren consolidar a los gobiernos de derecha. Temer en Brasil y Macri en Argentina. Sin embargo, yo creo que por más que detengan a Lula, el pueblo brasileño va a reaccionar. Porque se siente conmovido por esta detención y porque no quiere seguir sufriendo el ajuste al que lo condenan los gobiernos de derecha”, analizó Depetri.