Cecchinato -que no perdió un set en toda la semana– tuvo un partido que rozó la perfección, con muy pocos errores, y se impuso con parciales de 6-1 y 6-2 en poco más de una hora de juego bajo un intenso calor sobre el polvo de ladrillo porteño.

De esta forma, Cecchinato logró su tercer título ATP en igual cantidad de finales, se convirtió en el primer italiano en festejar en Buenos Aires y agrandó la sequía albiceleste, ya que la última vez que un argentino levantó el trofeo en el Lawn Tennis fue en 2008, en las manos de David Nalbandian.

“Esperaba una final muy dura, Peque no jugó bien, estuvo un poco tenso para jugar en su casa, pero estuve concentrado, sabía que no iba a ser fácil con todo el público para él, pensé en mi juego y jugué muy bien”, analizó Cecchinato, en declaraciones a la televisación oficial.

El jugador nacido en la ciudad italiana de Palermo saltó a la cancha con el objetivo de “vengar” a sus compatriotas que habían caído en las finales anteriores: Fabio Fognini (2014), Alessio di Mauro (2007) y Filippo Volandri (2006).

Y así lo demostró, porque con un alto porcentaje de puntos ganados con su primer servicio -rozó el 90%- borró de la cancha a un Schwartzman que pudo hacer “poco y nada”, según sus propias palabras.

“Le agradezco a todo el público por su apoyo incondicional, mismo hoy que no me salieron las cosas. Marco jugó un partidazo, me dejó hacer poco y nada, es un gran campeón y lo viene demostrando año a año. Voy a volver el año que viene en busca de revancha para tener el otro trofeo”, aseguró el Peque.

Cecchinato no bajó el nivel en ningún momento, ni siquiera cuando arriesgó de más y Schwartzman buscó la complicidad del público local para convencerse de que podía revertir la historia.

Pero el italiano cerró una semana bárbara en Buenos Aires y luego de sus victorias en Budapest y en Umag, ambas en 2018, celebró su tercer título ATP.

CV y agencia NA