Djokovic le ganó uno de los mejores partidos de la historia a Roger Federer. Se definió en el tie-break del quinto por 7-3, luego de igualar 12-12. El serbio alzó su quinto trofeo en Wimbledon y sigue firme como número 1.
El mejor del mundo. Y tiene sobrados motivos para ganarse semejante afirmación. Novak Djokovic se impuso a Roger Federer en lo que fue la mejor final de la historia de Wimbledon y sigue firme demostrando que le sobran motivos para estar como número 1 del ránking. Fue 7-6 (5), 1-6, 7-6 (4), 4-6, 12-12 (3) en lo que además significó la definición más duradera de la historia del pasto inglés.
Nole se impuso en el primero en el tie-break pero en el segundo sufrió la potencia de un Federer que lo pasó por arriba con un contundente 6-1. Ya en el tercero Djokovic ganó por la misma vía que lo había puesto en ventaja, pero el suizo nuevamente se lo empató, y de ahí se fueron al emocionante quinto set.
La regla que rige desde octubre de 2018 marca que en el quinto recién se abre la posibilidad de un tie-break cuando el marcador indica 12-12, y no en el habitual 6-6. Sin ceder en lo más mínimo, y dejando la vida en cada punto, fueron hasta el límite y hubo que definir la corona luego de que no se pudieran sacar más de dos games de ventaja.
Ya en el tie-break final, Djokovic picó de arranque y se puso 3-1. Descontó Federer hasta quedar 3-4 pero luego el serbio mostró lo mejor de sí y liquidó el partido.
¿Cómo fue el final? Tiro simple del vencedor y Roger la enganchó tan mal que la pelota se fue a la tribuna. Deslucida definición para semejante partidazo. Y tanto fue así que Nole ni lo festejó, y directamente se acercó a felicitar a su rival.
Djokovic, que definió este juego como uno de los mejores de su vida, alzó así su quinto Wimbledon y el segundo de forma consecutiva. Para la historia.