Patricia Bullrich aseguró que en Chile hay una «guerra» por lo que defendió la represión de los militares y minimizó las víctimas fatales, al mismo tiempo que cuestionó la opinión de la ex presidenta Michelle Bachelet.
«Piñera está en guerra. ¿Cómo está si no? Si le están incendiando medio país», afirmó la ministra de Seguridad, haciéndose eco de una frase del presidente chileno que causó mucho malestar e incrementó la tensión en el país trasandino.
En la primera reacción de un integrante del gobierno de Mauricio Macri al estallido social en Chile, Bullrich definió las protestas como «un intento concreto de voltear» a Piñera y defendió la represión ordenada por el presidente.
«Está actuando en el marco de la ley. Un derecho legítimo a protestar es decir ‘no estoy de acuerdo’, no a quemar todo el país», dijo en una entrevista en Radio Metro.
«El Estado chileno tenía que salir a poner orden. Lo que pasa en Chile no es una protesta social, es una insurrección con carácter cuasi terrorista, no jorobemos. Es una protesta social que termina rompiendo todo Chile», insistió la funcionaria argentina, que también minimizó las víctimas fatales que ya llegan a 15. «Cuando hay un incendio, una rebelión como la que hubo en Chile, va a haber muertos», justificó.
La ministra también le respondió a Alberto Fernández, que se preguntó cuál hubiese sido la reacción de Macri si lo mismo que sucede en Chile hubiese pasado en Venezuela.
«El intento de desestabilización de las democracias, el intento de destrucción de la democracia, lo mismo pasó en Ecuador, no se puede comparar con un régimen que cierra el parlamento», declaró.
Finalmente, y luego de haber cruzado las fronteras con su opinión, Bullrich le apuntó la ex presidenta de Chile Michelle Bachelet por haber tomado posición sobre lo que pasa en su país. La misma Bachelet a la que el Gobierno ponderó por su informe en Venezuela, pero desoyó cuando se refirió a Brasil.
«Bachelet puede meterse en todos los conflictos del mundo pero no en Chile. Tiene intereses concretos en Chile, tiene un partido, quiere que su partido gane. Es un problema clarísimo de incompatibilidad, un problema de ética», aseguró en referencia al cargo que ocupa como alta comisionada para los derechos humanos de la ONU.