El jueves, en el primer día de huelga nacional, considerado como una prueba crucial para el presidente y su agenda reformista, se produjeron movilizaciones en más de 70 ciudades, junto con huelgas que paralizaron el transporte público y vaciaron las aulas
Francia afronta este viernes su segundo día de huelga en protesta contra la reforma del sistema de pensiones que prepara el gobierno de Emmanuel Macron y que la víspera sacó a las calles a más de 800.000 personas en todo el país.
El jueves, en el primer día de huelga nacional, considerado como una prueba crucial para Macron y su agenda reformista, se produjeron movilizaciones en más de 70 ciudades, junto con huelgas que paralizaron el transporte público y vaciaron las aulas.
La jornada del viernes será similar, con casi todos los trenes de larga distancia cancelados, la mayor parte de las líneas del metro de París cerradas y cientos de vuelos suprimidos.
Yves Veyrier, líder del sindicato FO, advirtió que la huelga podría durar al menos hasta el lunes si el gobierno no tomaba las medidas adecuadas.
El viernes, hacia las 08H00 de la mañana, se registraban alrededor de 340 kilómetros de atascos en los accesos a la capital, un nivel excepcional para esa hora.
Al igual que el jueves, el operador nacional de trenes SNCF suprimió para el viernes el 90% de los trenes de larga distancia y el 70% de los trenes regionales.
En el metro de París, 9 de las 16 líneas permanecían totalmente cerradas, cinco funcionaban a una capacidad muy reducida y sólo dos, completamente automatizadas, funcionaban de forma normal, pero con el riesgo de que colapsen.
La compañía aérea nacional canceló por segundo día consecutivo el 30% de sus vuelos domésticos. También se prevén supresiones en el Eurostar, el tren que cruza La Mancha, con más de 20 trenes cancelados.
Los periódicos nacionales no pudieron publicar sus ediciones impresas, y siete de las ocho refinerías del país estaban en huelga, lo que aumenta el riesgo de una escasez de combustible si la movilización continúa.
El detonante de este estallido de indignación popular es una nueva reforma del sistema de pensiones que prepara Emmanuel Macron, una promesa de campaña que tiene como objetivo eliminar los 42 regímenes especiales que existen actualmente y que otorgan privilegios a ciertas categorías profesionales.
En su lugar se instaurará un sistema único, por puntos, en el que todos los trabajadores gozarán de los mismos derechos a la hora de recibir una pensión una vez que se jubilen.
Para el gobierno, se trata de un sistema “más justo y simple”. Pero los sindicatos temen en cambio que el nuevo sistema atrase la jubilación, actualmente de 62 años, y disminuya el nivel de las pensiones.
Macron, que se ha marcado el objetivo de presentar la reforma ante el parlamento a inicios de 2020, dijo el jueves estar “determinado” a llevar a cabo su proyecto.