Un juez del Supremo Tribunal Federal (STF) ordenó que el fiscal general indague si el presidente cometió obstrucción a la justicia. Es el primer paso para enjuiciarlo.
Jair Bolsonaro observa cómo, de a poco, comienza a ser acorralado por las instituciones brasileñas. Un juez del Supremo Tribunal Federal (STF) ordenó el lunes 27 de abril por la noche investigar las acusaciones del recién dimitido ministro de Justicia, Sérgio Moro, contra el presidente, quien habría buscado «interferir» en investigaciones policiales para beneficiar a sus hijos. En su decisión, el juez Celso de Mello da un plazo de 60 días para que la Policía Federal (PF) interrogue a Moro, el ex juez del Lava Jato, sobre sus explosivas acusaciones tras renunciar el pasado viernes al gobierno.
Las conclusiones, que deben ser entregadas al Fiscal General de la República, Augusto Aras, pueden abrir el camino para un juicio contra Bolsonaro en la Corte, que, de ser hallado culpable, culminaría en su destitución y encarcelamiento, o un pedido de impeachment contra el presidente en el Congreso. Incluso, también, pueden culminar en una acusación por falso testimonio contra Moro.
Según Celso de Mello, “los crímenes supuestamente practicados por el señor Presidente de la República” parecen tener “íntima conexión con el ejercicio del mandato presidencial”, lo que permite la investigación del mandatario.
El documento enumera siete posibles delitos cometidos por Bolsonaro, entre ellos prevaricación y obstrucción a la justicia. En caso de que el fiscal general Aras encuentre elementos que respalden una denuncia formal contra Bolsonaro, corresponderá a la Cámara de Diputados autorizar al STF a llevar a cabo la investigación.
En 2017, la Fiscalía comandada por Rodrigo Janot pidió abrir dos investigaciones contra el entonces presidente Michel Temer, y en ambos casos la solicitud fue rechazada por la Cámara. Hoy, Bolsonaro no cuenta con un respaldo similar en el Congreso, pero está negociando un acuerdo con partidos de centro (el llamado “Centrão”) que podría blindarlo.
Estas tensiones se producen en plena crisis sanitaria mundial por la pandemia de coronavirus, con fuertes críticas de Bolsonaro a gobernadores que aplican medidas de aislamiento social que a sus ojos paralizan la economía. Una encuesta publicada este lunes por la noche muestra división de opiniones sobre el futuro de Bolsonaro. Un 45% de los brasileños opina que el Congreso “sí debería” abrir un proceso de impeachment contra el mandatario, frente al 48% que opina lo contrario, según Datafolha, publicada por el diario Folha de Sao Paulo.