l expresidente Mauricio Macri aterrizó junto a su familia en suelo argentino en la mañana de este jueves 3 de septiembre, después de más de un mes de gira europea, que incluyó vacaciones en Francia, encuentros con el presidente Emmanuel Macron y actividades de la Fundación FIFA que preside. Tras su llegada, el líder del PRO deberá hacer cuarentena, pero se espera que no se quede quieto, ya que busca profundizar al perfil opositor de Juntos por el Cambio en el rechazo a la reforma judicial y a otras medidas del gobierno.
Junto a Juliana Awada, el expresidente arribó al Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini de Ezeiza pasadas las 7 de este jueves, proveniente de París, después de un vuelo transatlántico de más de 12 horas de Air France. A su llegada, deberá cumplir con los 14 días de aislamiento previstos para las personas que ingresen al país desde el exterior como medida preventiva ante la pandemia de coronavirus.
Macri regresa, además, en el momento con mayor cantidad de contagios en Argentina, con un piso de 10.000 casos diarios, y cuando la enfermedad afecta cada vez más a personalidades de la política y el espectáculo: la propia presidenta del PRO, Patricia Bullrich, confirmó este miércoles que dio positivo.
El exintendente porteño partió rumbo a Francia el 30 de julio, en un contexto particular: además de la pandemia, viajó en pleno estallido de las revelaciones de la causa por presunto espionaje ilegal de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante su gobierno.
Las noticias sobre el expediente que se tramita en la justicia federal de Lomas de Zamora sacudieron a Juntos por el Cambio, ya que se reveló que los agentes de la banda de «Super Mario Bros» espiaban también a dirigentes del propio espacio, incluyendo al actual jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, que se presentó como querellante.
Macri cumplió el aislamiento francés durante algunos días en París, pero pronto viajó en un vuelo privado a Saint-Tropez, en la Costa Azul, donde pasó unas semanas de descanso. A mediados de agosto se trasladó a Zurich, Suiza, para participar de actividades de la Fundación FIFA que preside desde enero.
En su primera foto de una actividad oficial, celebró un convenio para promover la educación en el fútbol junto al presidente de la federación de fútbol internacional, Gianni Infantino.
Días después jugó un «picado» con el propio Infantino y varios exfutbolistas, entre ellos los argentinos Esteban Cambiasso y Oscar Acosta, en el predio de la FIFA en Suiza. Como una muestra de camaradería, le dejaron meter un gol.
Además de las vacaciones, el viaje sirvió para que Macri profundizara su perfil opositor al gobierno de Alberto Fernández después de pasar varios meses alejado del centro de la escena política y casi sin hacer declaraciones ni dar entrevistas.
Esa idea quedó marcada ni bien aterrizó en el Charles De Gaulle: «Acá se vive en libertad y responsabilidad», dijo sobre Francia, en una crítica a la dura cuarentena impuesta desde marzo en Argentina. Mientras el exjefe de Estado descansaba, el «ala dura» del PRO endureció aún más sus posturas contra el Frente de Todos, que convocó a las marchas opositoras contra la cuarentena y la reforma judicial.
Mientras muchos dirigentes de Juntos por el Cambio se despegaron de las protestas por el riesgo sanitario ante el COVID-19, Patricia Bullrich llamó a movilizarse el 17A. Macri terminó celebrando la convocatoria por Twitter. En simultáneo, el gobierno nacional comenzó a subirlo al ring de las críticas cada vez con mayor frecuencia, al responsabilizarlo por la crisis económica y rechazar su postura sobre la cuarentena.
El propio Alberto Fernández le adjudicó a Macri un supuesto diálogo sobre el coronavirus en marzo, que el líder del PRO negó haber emitido. «Cuando algunos me recomendaban que la economía no se frene y que se caiga lo que se tenga que caer, que se enfermen los que se tengan que enfermar y que mueran los que tengan que morir, yo preferí preservar la vida de la gente, la salud de los argentinos antes que ganar un peso más en la economía», planteó el jefe de Estado en referencia a su antecesor, que le respondió con una carta abierta y desmintió la versión.