Shanghai Dredging, una subsidiaria de la China Communications Construction Company (CCCC) del Gobierno chino, es una de las cinco empresas que quieren participar por la licitación el año que viene del dragado del tramo argentino de la hidrovía que va por los ríos Paraguay y Paraná.
Y es también uno de los focos de críticas de Mike Pompeo y Wilbur Ross contra China por su avance geopolítico sobre la región.
Abiertamente, el secretario de Estado de los Estados Unidos acusó el último 26 de agosto a la CCC y sus subsidiarias de «estar involucradas en corrupción, financiamiento predatorio, destrucción medioambiental y otros abusos a los largo del mundo», de acuerdo al portal Share America del Departamento de Estado.
«No se le debe permitir al Partido Comunista Chino usar a la CCCC y otras empresas públicas como armas para imponer su agenda expansionista», dijo Pompeo.
China bautizó como nueva «Ruta de la Seda» a su plan de expansión geopolítica de la mano de la construcción de infraestructura, sobre todo en países subdesarrollados, para potenciar el intercambio comercial.
No se le debe permitir al Partido Comunista Chino usar a la CCCC y otras empresas públicas como armas para imponer su agenda expansionista.
La Hidrovía del río Paraná es acaso el activo más importante de la Argentina en materia de comercio, ya que permite sacar del país el grueso de la cosecha que se cultiva en la zona núcleo.
Su control es estratégico para el comercio mundial de granos.
La «ruta de la seda» hace más de una década que ofrece tasas preferenciales para el desarrollo de infraestructura con condicionamientos como que la tecnología y los trabajadores sean chinos, prioridad en las licitaciones de mantenimiento, exenciones tributarias y de cargas patronales, o prefinanciación de exportaciones con la condición de que las navieras que operen la carga sean chinas.
Los mecanismos no son nada novedosos en la historia de la geopolítica de los imperialismos, pero sí tienen una actualización al siglo XXI.
Así la CCCC acumula denuncias por explotación laboral en Kenia, sobornos en Malasia, abusos contractuales en Sri Lanka, falsificar los números de los pliegos para ganar licitaciones, entre otras.
Incluso sin formar parte de la ruta de la seda, desde el Centro de Patrones y Oficiales Fluviales de Pesca y Cabotaje Marítimo, aseguran que el marco legal de la hidrovía favorece tributariamente a las empresas extranjeras en el transporte de cargas por los ríos Paraguay y Paraná y que el país, por esos favoritismos con empresas extranjeras el país pierde unos 3.400 millones de dólares al año.
Lo cierto es que Shanghai Dredging ya ha operado en Argentina con el dragado del canal Martín García y el dragado del canal Norte y el Acceso al Puerto de Buenos Aires, ambos en Buenos Aires.
La concesión que fue otorgada en 1995 a Hidrovía SA por diez años y renovada sucesivamente vence en 2021. Este consorcio integrado por una empresa argentina, Emepa, y la operadora técnica de Bégica, Jan de Nul. Emepa está fuera de carrera, en cambio Jan de Nul se presentaría con otra socia local. También manifestaron su interés las holandesas Boskalis y Van Oord.