En la noche del viernes pasado, la decisión del fiscal Jorge Cáceres Olivera de ordenar la detención de Emerenciano Sena, de su esposa Marcela Acuña, y de César Sena (el hijo de ambos), sacudió al ámbito provincial ,la cual aun parece esta lejos de detenerse
Es que detrás está el peso específico de los detenidos, referentes del mundo piquetero local y activos dirigentes del peronismo provincial, y nada menos que la desaparición de una joven, con la seria sospecha de que podría haber sido asesinada.
La ausencia de Cecilia Strzyzowski tomó estado público esta semana, cuando a traves de Diario Norte de esta provincia, dio cuenta de que en las redes sociales la madre de la joven estaba denunciando esa situación y afirmaba que la última persona con quien se la había visto era César Sena, hijo de Emerenciano y Acuña.
Para entonces ya habían pasado varios días sin noticias de Cecilia. Desde el entorno de Sena se buscó desligar a César y su familia del caso, y se llegó a afirmar que ambos jóvenes ni siquiera tenían una relación. Pero luego se supo que el vínculo era real. Se habían conocido por una red social de citas, Tinder, y se habían convertido en pareja.
CAMBIOS PROGRESIVOS
A partir de los primeros posteos de Gloria Romero, la madre de Cecilia, la historia no dejó de ir oscureciéndose. En primer lugar, porque la total ausencia de datos acerca de la chica se mantuvo. Luego, porque las versiones públicas difundidas por los Sena y su entorno se iban tornando confusas o al menos contradictorias.
De negar la relación entre Cecilia y César, se pasó a admitir que habían sido pareja pero que todo había terminado en buenos términos.
«Tuvieron un conflicto, pero de casa ella se fue bien», dijo Acuña el jueves, al salir de la Comisaría Tercera, donde su hijo había prestado declaración testimonial ante el fiscal Cáceres Olivera.
Se rompía también la referencia inicial que había tenido la familia de Cecilia, a la que se les había dicho que ella y César iban a viajar a Tierra del Fuego para que ella pudiera acceder allí a un trabajo en la administración pública gestionado por Acuña.
A la par, crecía la presión social sobre la justicia para que tomara medidas más fuertes en pos de esclarecer el caso y determinar dónde estaba Cecilia. En los tribunales el hermetismo era casi total. No se sabía si Sena sería citado o no, en medio de un mar de versiones.
El miércoles pasado, por la noche, trascendió que al día siguiente César iba a ser convocado para una declaración testimonial. Así sucedió, el jueves por la mañana, en un escenario poco habitual. El fiscal no interrogó al joven Sena en la sede judicial de avenida 9 de Julio, sino en la Comisaría Tercera.
El muchacho llegó hasta allí acompañado de su madre y otros familiares, además de un grupo de integrantes de Mujeres al Frente, la agrupación femenina que forma parte del Movimiento Emerenciano.
CONTRADICCIONES
En esa diligencia, el fiscal habría encontrado los primeros elementos que lo iban a terminar decidiendo a ordenar el viernes la detención de César. Aparentemente, Sena incurrió en algunas inconsistencias pero, sobre todo, hubo una testigo -una mujer próxima a los Sena- que, ante las preguntas del fiscal, dijo cosas muy diferentes a las del relato central sostenido por César y su entorno familiar.
Ese habría sido el motivo por el cual, en un momento de las largas horas que duró el trámite en la comisaría de Santa María de Oro y Alvear, varias de las mujeres que habían llegado con Acuña intentaron irrumpir en la sala en la que se tomaban las testimoniales, en un intento por «rescatar» a la persona que estaba diciendo, en apariencia, cosas que no debía decir.
La madre de César, en esos momentos, dijo a los medios en la vereda de la comisaría que la diligencia del fiscal había sido «una trampa».
Esas contradicciones se sumaron a otra circunstancia determinante, de veinticuatro horas después, cuando se allanó la casa de Emerenciano Sena y Acuña en Santa María de Oro 1460. Allí se encontraron manchas de sangre (que deben analizarse en un laboratorio, ya que ni siquiera se sabe aún si son de una persona o de un animal), un fuerte suma de dinero en efectivo (cinco millones de pesos) y otros elementos «útiles para la causa», como se informó oficialmente.
Alguna versiones hablan de prendas de Cecilia entre esos hallazgos.
LA PEOR SOSPECHA
El fiscal, casi sobre la medianoche del mismo viernes, habló en exclusiva con colegas de Diario Norte y dijo que ordenó la detención de Emerenciano y de Acuña porque tiene elementos como para presumir que «tuvieron participación directa» en los hechos que derivaron en la desaparición de Cecilia.
Es decir, cree que en la casa familiar ocurrió lo que volvió a la chica inhallable para su madre y demás seres queridos. ¿Qué fue eso? Las opciones que mencionó Cáceres Olivera son tres: supresión de identidad, trata de persona o femicidio. La sospecha firme de la investigación es que Cecilia fue asesinada. Pero, obviamente, no hay certeza de eso.
«Si Cecilia aparece, ¿qué hago yo con todo esto?», dijo Marcela Acuña cuando a la siesta de ayer intentó llegar a su casa mientras era allanada.
¿Pudo suceder que Cecilia, agobiada por el conflicto con César y la familia de éste decidiera alejarse y cortar todo contacto? Es una hipótesis que no se descarta, aunque en la investigación es a la que menos posibilidades de ocurrencia se le dan. Lo que se teme es que sucedió algo terrible.
El fiscal, además, dijo algo muy sugestivo. Habló de la existencia de una persona más en la trama. «Hubo un rol activo de una colaboradora», dijo, sin más detalles.
Esta mañana se hablaba de que sería la empleada doméstica de los Sena. Se afirma, pero eso no está confirmado, que esa mujer dijo haber sido obligada a eliminar ciertos elementos y rastros incriminantes que había en la casa de Santa María de Oro.
Marcela Acuña está alojada en una dependencia policial especial para mujeres y Emerenciano y Cesar Sena continuan detenidos en una sede fuera del Gran Resistencia.