El Patagotitan mayorum, la criatura más grande que caminó sobre nuestro planeta, habitó suelo argentino hace unos 95 millones de años. Este vertebrado perteneció al grupo de los saurópodos, esos grandes dinosaurios herbívoros, con cabeza pequeña, movimientos lentos, cuello y cola larga.
A cuatro años de su descubrimiento, los científicos pudieron responder muchos interrogantes sobre la evolución, la biología y la morfología de estos enormes animales. Toda esta información fue presentada ahora por la prestigiosa revistaProceedings of the Royal Society of London, donde finalmente se comunicó que su nombre será Titán Patagónico de la familia Mayo.
Esta historia comenzó en 2013, en la estancia La Flecha, a 260 kilómetros de Trelew, en la provincia de Chubut. En aquel paraje rocoso, un equipo del Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF) halló restos de lo que se suponía, era una nueva especie de dinosaurio.
Durante los trabajos de excavación se desenterraron los esqueletos parciales de siete ejemplares repartidos en 200 restos de diferentes proporciones.
El dinosaurio más grande del mundo tiene nombre: Patagotitan mayorum. Foto Daniel Feldman
En términos comparativos, el Patagotitan mayorum o Titan Patagónico de la familia Mayo, para ser considerado el animal más grande de la Tierra, alcanzaba una longitud de 40 metros, doce más que la ballena azul o el equivalente a dos camiones con acoplado, uno detrás del otro. En cuanto a su peso, se estima que rondaba las 80 toneladas, comparable a 14 elefantes africanos todos juntos.
“El peso corporal y tamaño de Patagotitan se pudo calculó empleando las dos metodologías más aceptadas. Es decir, una ecuación que utiliza las circunferencias de los huesos de las patas, por lo que se necesita húmero y fémur.
Además, proyectando un modelo digital 3D del esqueleto, agregándole el tejido blando mediante programas de computación. Con ese volumen y la densidad de animales actuales se estima su peso”, indica José Luis Carballido, investigador adjunto del CONICET en el MEF y director de la campaña que recuperó los restos junto a Diego Pol.
El dinosaurio más grande del mundo tiene nombre: Patagotitan mayorum. Foto Daniel Feldman
El titanosaurio fue el linaje más diverso y exitoso de los dinosaurios saurópodos. Esta especie tenía su radiación principal durante el Cretáceo temprano medio y sobrevivió hasta el final de dicho período.
Entre los saurópodos, este linaje tiene los valores más dispares de masa corporal, incluyendo los más pequeños y los de mayor tamaño conocido.
“El principal valor de este descubrimiento se centra en el tamaño del animal, por supuesto, pero sobre todo en la gran cantidad y excelente estado de preservación de los restos. Los titanosaurios fueron el grupo de dinosaurios saurópodos más diverso en la historia de evolutiva de este grupo herbívoro. Todo esto hace que sea un grupo muy interesante para analizar”, detalla Carballido.
Lo excepcional de este hallazgo es que, en el caso de los titanosaurios, hasta el momento, los investigadores sólo habían hallado un porcentaje muy bajo del total de los huesos durante los trabajos de campo.
El resto de la estructura se reconstruye a partir de datos de especies emparentadas, a veces con un porcentaje de error que no se puede estimar.
“En Argentina sabemos de la existencia de titanosaurios gigantes, pero hasta el momento los hallazgos de estas especies eran más bien fragmentarios, con pocos elementos, lo que impedía por un lado comprender mejor la anatomía de los dinosaurios más grandes que habitaron el planeta y por otro, impedía analizar aspectos, como por ejemplo la evolución del tamaño corporal entre los titanosaurios”, estima Carballido.
Otro serio candidato al trono del más grande fue el Argentinosaurus, un espécimen similar de la familia de los saurópodos, también descubierto en la Patagonia. Este taxón, sin embargo, se conoce a partir de restos fragmentarios, y por lo tanto, los métodos cuantitativos para la estimación de la masa corporal no pueden aplicarse directamente.
En los cuatro años que trascurrieron desde su descubrimiento hasta se divulgó su nominación hubo que completar muchos procesos. “En el museo hay que preparar los huesos, remover la roca, consolidarlos. Todos procedimientos que se hace para preservar y poder estudiar los fósiles. Este procedimiento es lento y recién cuando una buena parte de los restos se encuentra preparados podemos comenzar el trabajo de investigación”, expone Carballido.