La guerra por la IA móvil ha empezado. Y promete recrudecerse durante los próximos años. Será, además, una guerra muy diferente de la que hemos conocido hasta ahora, porque no se trata ya solo de aumentar la capacidad de procesamiento de los móviles, sino de un auténtico cambio de concepto que pasa por dotar a nuestros teléfonos de la capacidad de aprender y decidir por sí mismos la mejor forma de funcionar.
Hasta ahora, la batalla había consistido en fabricar procesadores cada vez más pequeños y potentes, CPUs más rápidas, procesadores gráficos más eficientes… chips, en definitiva, que multiplicaran su capacidad de cálculo, su potencia gráfica y minimizaran, al mismo tiempo, el consumo de batería.
Pero la Inteligencia Artificial móvil no va de eso. O por lo menos no solo de eso. La potencia sin control no es más que fuerza bruta, y con ella nuestros terminales pueden, sí, realizar millones, o miles de millones, de procesos por segundo, pero seguirán estando ciegos y ajenos al mundo que les rodea.
El cerebro humano no puede ni podrá nunca ser más rápido que un procesador convencional a la hora de hacer cálculos, analizar sistemas complejos, hacer estadísticas o calcular probabilidades. Pero puede diferenciar a un perro de un gato de forma instantánea, algo que ningún procesador convencional puede hacer sin antes analizar y comparar miles, o cientos de miles, de variables, combinaciones, formas, figuras y datos dispersos. Un análisis que puede llevar horas y que convierte ese tipo de tareas en algo inviable o, como mínimo, poco práctico para lo que es nuestro uso diario de un teléfono móvil.
Es ahí precisamente donde la IA móvil pone su foco. Porque de lo que se trata es de conseguir que nuestros smartphones sean capaces de «aprender» directamente de su entorno, y de que usen además lo aprendido para tomar sus propias decisiones y ser más eficientes, de un modo que ninguna CPU convencional puede conseguir.
En esta línea, que promete ser la que marque tendencia durante los próximos años, se encuadra lo que es toda una nueva guerra tecnológica que enfrenta ya entre sí a varios competidores.
El fabricante de procesadores Qualcomm, por ejemplo, con su reciente Snapdragon 835, el chip que montan muchos de los smartphones de gama alta de este año, afirma que «ya está preparado para la Inteligencia Artificial», y ha conseguido que los móviles que integran su procesador empiecen a lidiar con contenidos de realidad virtual y aumentada. Otros fabricantes de procesadores, como AMD, Intel MediaTek o Samsung, también se han sumado, o están a punto de hacerlo, a esta nueva carrera tecnológica.
Hasta el momento, se podría decir que los smartphones se han beneficiado de la Inteligencia Artificial de una forma indirecta. La IA en la nube, en efecto, es ya una realidad, y sus aplicaciones se multiplican por doquier. Sin embargo, su uso desde un smartphone se ve limitado por problemas como la latencia, la estabilidad de las plataformas o los riesgos para la privacidad. Algo que no sucedería si la IA estuviera no solo en la nube, sino también «embebida» en el propio móvil.
Google, por ejemplo, lleva años trabajando en soluciones de Inteligencia Artificial en la nube, y permite que los móviles disfruten de ellas a través de apps como la popular “Fotos”, a la que podemos pedir, entre otras cosas, que nos muestre en pantalla todas las imágenes que tengamos de un objeto concreto (gato, perro, paella, niños…).
Otro gigante, Microsoft, desarrolla sistemas de reconocimiento de voz y traducción simultánea basados en Inteligencia Artificial, mientras que IBM sigue perfeccionando su plataforma Watson, un sistema de conocimiento global capaz de responder a preguntas formuladas en lenguaje natural, de realizar análisis y de relacionar datos de una forma que hasta ahora parecía imposible. Todo ello, sin embargo, muy difícil de implementar en un smartphone.
Con la IA en pleno desarrollo en la nube, había que dar un paso más, que era llevarla, también, al «cerebro» interno del propio móvil, y eso es exactamente lo que hizo Apple en la reciente presentación de sus nuevos iPhone 8, 8 Plus y X. La firma de la manzana, en efecto, presentó junto a sus nuevos móviles el procesador A11 Bionic, el primero de la compañía que integraba un «procesador neural» capaz de analizar su entorno y reaccionar en consecuencia.
En las pruebas de rendimiento, el nuevo chip destrozó, literalmente, a toda su competencia, con más del doble de rendimiento y solo la mitad de consumo de batería que los demás. Apple utilizó la recién adquirida «inteligencia» de su iPhone para mejorar las prestaciones de la cámara, la velocidad y el consumo energético, pero sobre todo para presentar al mundo un nuevo sistema de reconocimiento facial, Face ID, totalmente diferente a lo que existía hasta el momento.
Los de Cupertino, sin embargo, no han sido los únicos que han decidido llevar la IA al móvil. Y con apenas unas semanas de diferencia, la multinacional china Huawei acaba de presentar al mundo su nuevo Mate 10, el primer móvil Android con Inteligencia Artificial incorporada y unas prestaciones, según fuentes de la multinacional china, que empequeñecen a las del iPhone 8.
Enjoy more experiences with #HuaweiMate10, powered with 4000mAh ultra long-lasting battery to last two days of normal usage. pic.twitter.com/ivVLnfZtan
— Huawei Smartphones (@HuaweiPhones) October 16, 2017
A finales de Agosto, Huawei ya presentó en la feria IFA, en Berlín, su nuevo procesador Kirin 970, el primero que, junto a los habituales CPU y GPU, cuenta también con una Unidad de Procesamiento Neuronal (NPU). Fabricado con tecnología de 10 nanómetros, el nuevo procesador condensa 5.500 millones de transistores en apenas un cm. cuadrado, y gracias a su NPU, multiplica por 25 el rendimiento de otros procesadores, con un consumo de energía 50 veces inferior.
Si le preguntamos a alguien cuál es el dígito número 100 del número Pi, nadie lo sabría, mientras que una CPU convencional respondería de inmediato. Pero si le preguntamos «¿Es esto una mesa?», la CPU se pondrá durante horas a comparar formas, ángulos y figuras antes de contestar.
Un humano, por el contrario, lo hará de inmediato. Nuestro cerebro es un auténtico procesador de conocimientos, y la NPU también. A partir de datos históricos (experiencias) de las que va aprendiendo, la Unidad de Procesamiento Neuronal es capaz de predecir, sacar conclusiones y decidir la mejor forma de actuar.
Ni qué decir tiene que el Kirin 970 es el procesador elegido para el Mate 10, el nuevo buque insignia de la compañía, presentado oficialmente hoy en Múnich ante 2.000 periodistas de todo el mundo. Según explicó a ABC Baofeng Zhang, vicepresidente de Ingeniería de software de Huawei, «La inteligencia es la habilidad de aprender, entender y formarse juicios y opiniones. Creo que los móviles pueden hacer todo esto. Existe una inteligencia individual y una colectiva. Y la inteligencia móvil es la suma de la inteligencia en la nube y la inteligencia del propio móvil. Si abres la cámara de un móvil durante 24 horas seguidas, captará un montón de escenas. Puedes procesar esas escenas en la red, pero será un proceso largo y muy costoso en conexiones. Pero si las procesas en tiempo real, dentro del propio móvil, todo será más rápido y económico, y usarás mucha menos energía. Los móviles necesitan percibir los entornos en los que están, comprender lo que ven y actuar en consecuencia.»
En palabras de Zhang, el nuevo procesador del Mate 10 «equivale al cerebro de una avispa», y es capaz de reconocer 2.005 imágenes por minuto, frente a, por ejemplo, las 75 que reconoce un Samsung Galaxy S8 en el mismo periodo de tiempo. Su velocidad, pues, es más de 20 veces superior a la de una CPU convencional. El Kirin 970 puede analizar hasta 300 fotos en 6 segundos, un trabajo que a una CPU convencional le cuesta 120 segundos.
¿IA para qué?
No es de extrañar, pues, que una de las principales aplicaciones de Inteligencia Artificial del Mate 10 se de en el campo de la fotografía. El teléfono, en efecto, es capaz de reconocer lo que tiene delante nada más abrir la cámara: un rostro, un paisaje, un animal, comida, un sujeto en movimiento, una escena nocturna… y configurar automáticamente todos sus parámetros en milésimas de segundo para obtener, en cada ocasión, la mejor foto posible.
El teléfono, además, tiene la capacidad de ir aprendiendo a medida que lo utilizamos, de forma que no responde nunca a una configuración preestablecida, sino que la va modificando según sean sus propias «experiencias». El Mate 10 reconoce, por ahora, 13 tipos diferentes de objetos o escenas, y reacciona en consecuencia al detectar cualquiera de ellos. Para alcanzar este conocimiento de base, que viene incluido de fábrica, cada smartphone ha sido «alimentado» con más de 100 millones de fotografías.
Dotado con una doble cámara principal (una de 20 megapixeles monocroma y otra de 12 megapixeles en color), tiene además una apertura de f/1.6, lo que le permite captar mucha más luz en escenas nocturnas o poco iluminadas.
Low light? No problem. With the world’s largest dual f/1.6 aperture, #HuaweiMate10’s new #LeicaCamera captures every dimly-lit moment. pic.twitter.com/Ng6Wu3nbmp
— Huawei Smartphones (@HuaweiPhones) October 16, 2017
Otra de las posibilidades del procesador del nuevo Mate 10 es lo que Baofeng Zhang llama «visión computerizada en tiempo real», o realidad aumentada enriquecida, que viene a ser la posibilidad de obtener información complementaria sobre una fotografía, o sobre lo que vemos a través de la cámara del móvil. Gracias a la IA, en efecto, el móvil podrá decirnos qué edificio es el que tenemos en pantalla, o qué obra de arte o personaje. Para ello, y sin que nos demos cuenta, el móvil irá descargando imágenes (a razón de 2.005 por minuto) para compararlas con la que tiene delante. De la misma forma, también será capaz de reconocer con precisión cualquier texto que aparezca en pantalla y transcribirlo o traducirlo a cualquier idioma gracias a una aplicación desarrollada ex profeso para este teléfono por Microsoft. Su precio es de 699 euros y de 799 en su versión Pro, mientras que la edición Porsche design vale 1.395.
El Mate 10 también utiliza la IA para maximizar su rendimiento y duración en el tiempo. Después de un año de uso, en efecto, el rendimiento de cualquier teléfono móvil habrá caído más o menos a la mitad. Sin embargo, el nuevo buque insignia de Huawei conservará intacto el 89% de su rendimiento inicial tras 18 meses de uso continuado. Algo que consigue analizando el comportamiento del usuario con el móvil y adelantándose a los usos futuros, y configurando sus parámetros de la mejor forma posible.
Un análisis similar permite también alargar sensiblemente la vida de la batería, que es de 4.000 miliamperios y cuyo sistema de carga rápida promete, en solo 30 minutos, restablecer un 58 % de batería. El fabricante promete dos Dias de duración de una carga para un usuario “normal”, y más de un día para los “heavy users”.
En cuanto a la pantalla, el nuevo terminal incorpora una Huawei Full VIEW Display de 5,9 pulgadas (2560×1440 píxeles y HDR) y formato 16:9, mientras que la versión Pro crece hasta las 6 pulgadas (OLED, con resolución de 2160por 1080 píxeles), y adopta un formado de 18:9. Su brillo, de 730 bits, garantiza que podremos ver claramente la pantalla incluso a plena luz del sol. Ambos modelos son resistentes al agua, aunque en diferente medida. Así, el Mate 10 cuenta con la certificación IP 53, lo suficiente como para aguantar el tipo bajo la lluvia y el Pro con la IP 67, que le permite permanecer sumergido durante treinta minutos a un máximo de un metro de profundidad.
El terminal, como es habitual en la firma, incorpora Dual Sim, con la novedad de que, por primera vez, ambas tienen conectividad 4G.Con su capacidad de transmisión de datos de 1,3 GB por Segundo, Huawei afirma que estamos frente «al terminal mas rápido del mundo».
El nuevo Huawei Mate 10 incorpora Android 8.0 Oreo y, para sacarle el máximo partido, estrena la octava versión de su software EMUI, especialmente pensada para sacar partido a la inteligencia del dispositivo.
Junto al teléfono, Huawei suministra un cable (USB tipo C por un lado y HDMI por el otro), que permite conectar el terminal a la pantalla y poder trabajar con los contenidos y aplicaciones del móvil como si fuera un ordenador, teclado y ratón incluidos, y sin necesidad de acoplarlo a un Dock.
Para Zhang, «En el futuro, el móvil será nuestro asistente y podrá responder correo, o incluso llamadas telefónicas, por nosotros. Este es el primer paso hacia la creación de un móvil inteligente y que nos comprende».