Los elefantes pueden llegar a vivir 60 o 70 años. A pesar de su longevidad, estos animales se caracterizan por estar especialmente protegidos frente al cáncer.
Una investigación que se acaba de publicar en Cell Reports ha constatado que un gen no funcional o «muerto» en mamíferos, «vuelve a la vida» en estos animales y les confiere su característica resistencia ante la enfermedad. Este peculiar gen zombi se llama LIF6.
«Como los elefantes tienen cáncer con mucha menos frecuencia de la que esperaríamos basándonos en su tamaño, queríamos entender las bases genéticas de su resistencia frente al cáncer», ha dicho en un comunicado Vicent Lynch, coautor del estudio e investigador en la Universidad de Chicago (Estados Unidos).
«Gracias a esto, descubrimos que los elefantes y sus parientes tienen muchas copias inactivas del gen LIF, pero que los elefantes han evolucionado para «encender» una de esas copias, LIF6, de nuevo».
Gracias a esta argucia, cuando estos animales sufren daños en su ADN por diversos factores, como los errores que las células cometen con cierta frecuencia o por culpa de los rayos ultravioleta, LIF6elimina a las células cancerosas.
Lo hace gracias a su papel como activador del suicidio celular o apoptosis, un proceso por el cual las células mueren para evitar daños en el resto del tejido.
Para averiguar esto, los investigadores usaron cultivos celulares de elefantes y parientes cercanos de menor tamaño y les indujeron daños en el ADN capaces de generar cáncer. ¿Qué pasó entonces?
«Las células de elefante sencillamente murieron; eran completamente intolerantes a los daños en el ADN de una forma en que las células de sus parientes no lo eran», ha dicho Lynch.
«Por eso, y dado que las células de elefante murieron tan pronto como su ADN fue dañado, no hubo ningún riesgo de que se convirtieran en cancerosas».
¿Estrategia útil para humanos?
A continuación, los investigadores trataron de rastrar cuáles eran los mecanismos genéticos responsables de ese fenómeno. Uno de los lugares donde miraron fue en un gen que desde un primer momento les resultó «sospechoso»: LIF.
Este gen está implicado en la supresión de tumores durante el embarazo y en el genoma de los elefantes aparece multiplicado varias veces, como si su función fuera especialmente relevante.
De hecho, cuando los investigadores lograron bloquear la acción de LIF6, vieron que sus células se volvían sensibles al cáncer. Por contra, cuando este gen se activaba en células normalmente sensibles a los tumores, vieron que morían al administrarle el compuesto cancerígeno y que, por tanto, ya no desarrollaban tumores.
Por tanto y con estos dos grandes indicios, los investigadores acotaron el papel de LIF6 como supresor de tumores en los elefantes.
¿Cómo lo hace? Tal como ha explicado Lynch, cuando introducen un agente inductor de cáncer en las células se activa el supresor de tumores p53. Este a su vez activa al gen LIF6, que tiene la capacidad de crear daños en las mitocondrias, las factorías de energía de las células, y activar la apoptosis.
Según este investigador, hay mucho más que esto: otros animales también se caracterizan por su resistencia al cáncer, por mucho que no tengan copias de los genes LIF.
Se trata de criaturas como ballenas, murciélagos y ratas topo desnudas. «Esto quiere decir que tienen una estrategia diferente para combatir el cáncer», ha dicho Lynch.
Es una prueba más de la importancia práctica de conservar la biodiversidad, como una especie de almacén de soluciones genéticas para los problema más diversos. De momento, el equipo de Lynch tratará de averiguar si se podría aprovechar la estrategia de los elefantes para combatir en humanos.
«Quizás podamos encontrar vías para desarrollar fármacos que imiten el comportamiento del gen LIF6, o bien para conseguir que las células cancerosas activen sus copias zombis de este», ha dicho el investigador.