El legislador chaqueño relata aquel momento de abril de 1982 cuando se enteró que debía ir a la guerra.
Celebra que el presidente “ha puesto como política de Estado” el tema de la soberanía sobre las islas y asegura que pasa cada 2 de abril “con emoción y una mezcla de tristeza”.
ada 2 de abril en Argentina atraviesa lo más profundo del sentimiento colectivo. Y no es una fecha más, por supuesto, para ninguno de los sobrevivientes de aquella guerra. Así lo asegura Aldo Leiva, el diputado nacional que es excombatiente de Malvinas y confiesa que sueña con que un día “podamos ver flamear la celeste y blanca en nuestro territorio”.
El chaqueño relata que un nuevo aniversario lo vive “con mucha emoción y una mezcla de tristeza” por aquellos camaradas suyos que no volvieron. Pero también a medida que pasan los años, ese día trae la alegría del reencuentro, que cada vez reúne a más asistentes dado la llegada de los nietos.
“Estoy convencido que las nuevas generaciones van a tener claro que la lucha por Malvinas valió la pena, que la sangre derramada significó la recuperación de la democracia”, sostiene el legislador del Frente de Todos en diálogo con parlamentario.com.
Pese a lamentar que durante la gestión de Cambiemos, “en lo que se refiere específicamente a Malvinas hemos retrocedido”, celebra que actualmente “el presidente (Alberto Fernández) ha puesto la causa como política de Estado”.
“Tenemos que gritarle al mundo que el Reino Unido, como se ha caracterizado siempre, son piratas, son usurpadores, y nosotros tenemos que tratar de generar las condiciones necesarias para que podamos sentarnos a hablar de soberanía y de una vez entiendan que tienen que devolvernos lo que es nuestro”, enfatiza.
-¿Cómo fue el momento en que fue convocado para ir a Malvinas?
–Tenía 19 años, había terminado la escuela secundaria, yo soy uno de los pocos soldados clase ’63, y tenía dos meses de soldado. Estábamos en el Regimiento 4 de Monte Caseros, Corrientes, y estaba por tener la primera licencia para visitar a mi familia, el 30 de marzo aproximadamente. Habíamos ido a la estación del ferrocarril, ahí nos dijeron que no había pasajes, y nos volvimos al Regimiento. Pasó un día, pasaron dos y nos encontramos con el 2 de abril a la mañana de que se había recuperado Malvinas. Desde ese momento comenzó todo el proceso de alistamiento y las condiciones para ir hacia al sur. En principio nos decían que nuestro destino iba a ser Puerto San Julián. Arrancamos desde Corrientes allá por el 14 de abril y a fines de abril estuvimos ya en territorio malvinense, previo recorrido por Comodoro Rivadavia y Río Gallegos. Ya en Malvinas, me tocó combatir en el monte Dos Hermanas; estuvimos hasta el final, hasta la rendición, capitulación como se le quiera llamar. Y después junto a la gran mayoría de los que participamos en el conflicto volvimos en el buque Canberra, y a partir de ahí empezó una situación de vida diferente en lo personal.
-¿En estos años, volvió alguna vez a las islas?
-Todavía no, es una de las asignaturas pendientes que tengo.
-¿Cómo vive cada 2 de abril?
–Con mucha emoción, y una mezcla de tristeza, de reencuentro con mis camaradas. Acá en mi ciudad (General San Martín) somos 35. Hoy en día es un reencuentro con toda la familia, donde compartimos con mucha emoción el acto, recordamos a nuestros camaradas y hace varios años venimos compartiendo un almuerzo, donde se integran los hijos, los nietos, porque ya la gran mayoría somos abuelos. Se arranca temprano con los actos, que son muy emotivos, y después ya más distendido ir compartiendo con la familia ese 2 de abril.
-¿Cómo vio la política Malvinas en los últimos años?
-Los últimos cuatro años de Mauricio Macri fueron nefastos, no solamente desde el punto de vista de la acción del gobierno, sino lo que se refiere específicamente a Malvinas hemos retrocedido y hoy estamos tratando de recuperar ese espacio. El presidente de la Nación (Alberto Fernández) ha puesto como política de Estado el tema Malvinas, por eso la sanción de la ley que crea el Consejo, un Consejo plural que, sin ninguna duda, va a persistir en el tiempo, salvo que en el futuro la ley se derogue o modifique. Que el presidente tome como política de Estado el tema Malvinas es muy importante, porque a partir de ahí se pueden generar los consensos necesarios para lo que tiene que ver con la búsqueda de apoyo en los foros internacionales, donde tenemos que ir a plantear y pelear la recuperación.
Los 649 compatriotas que dieron su vida permanentemente nos recuerdan que tenemos que seguir luchando por nuestra soberanía y tenemos que gritarle al mundo que el Reino Unido, como se ha caracterizado siempre, son piratas, son usurpadores, y nosotros tenemos que tratar de generar las condiciones necesarias para que podamos sentarnos a hablar de soberanía y de una vez entiendan que tienen que devolvernos lo que es nuestro.
-A propósito de la mención del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, usted forma parte del mismo. ¿Qué se trató en el último encuentro?
-Fue un homenaje en vísperas del 2 de abril para todos los caídos, los familiares y la reivindicación de nuestra soberanía sobre las islas. A su vez, el presidente anunció el envío de tres proyectos de ley al Congreso, que tienen que ver con reivindicaciones para todos los excombatientes o veteranos de guerra. Fue una muy linda reunión, donde participaron también el canciller Felipe Solá y el secretario de Malvinas, Daniel Filmus. En representación de todos hizo una exposición el general (Martín) Balza, que es toda una institución dentro de lo que tiene que ver con los militares que entendieron que la democracia es la columna vertebral en estos tiempos, y fue uno de los poco militares que hizo en determinado momento una autocrítica de lo que fue el proceso militar.
-¿En qué consisten los proyectos que el Poder Ejecutivo enviará al Congreso?
-Uno tiene que ver con la posibilidad de las jubilaciones anticipadas; otro con la eximición de peajes para todos los excombatientes a lo largo y ancho del país; y otro tiene que ver con la continuidad de las políticas relacionadas con el cuidado de salud de los excombatientes y su grupo familiar.
-¿Qué reclamos de los excombatientes están pendientes?
-En lo que se refiere a demandas, como decimos de ‘tipo gremial’, hemos tenido muchas respuestas de Néstor Kirchner en adelante, que convirtió las pensiones graciables en pensiones de guerra, también hubo toda una política en lo que tiene que ver con salud y la posibilidad de aspirar a tener un trabajo digno, la decisión de jubilaciones anticipadas. Hay cuestiones que ya están agotadas. Seguramente siempre falta algo, pero lo que nos generaron Néstor Kirchner y Cristina Kirchner nos permitió tener una vida digna.
Es necesario quizás un seguimiento más firme en los tratamientos psicológicos, de contención familiar. La guerra es un trauma que sigue toda la vida, no ha sido casualidad que hemos tenido cientos de suicidios posteriores y seguramente habrá que seguir trabajando en esa línea. Yo en lo particular siempre digo que el mejor espacio de contención que tuvimos mucho fue la familia. Es una situación que nos golpeó muy fuerte, la herida sigue abierta, nos va a acompañar toda la vida, y para que eso se alivie lo mejor que hay es tener una contención y tratamiento psicológico.
-¿Cuál sería su mensaje a las generaciones futuras, que serán las encargadas de mantener vivo el reclamo?
-Siempre digo que no es lo mismo un gobierno que defienda la soberanía a uno que no; y la soberanía se defiende en todos los aspectos, en la economía, en la cultura, en la salud, y si nosotros somos un pueblo soberano, indudablemente hemos de transmitir ese concepto de soberanía a las nuevas generaciones, y éstas entenderán que las Malvinas son nuestras por historia, porque la plataforma submarina así lo determina, porque siempre han sido nuestras.
A las nuevas generaciones les diría que hubo un 2 de abril de 1982 donde una dictadura cívico-militar decidió la recuperación o la invasión a la isla, pero eso en lugar de favorecer el proceso para intentar recuperarlas, generó todo lo contrario. Se llevó a una juventud a una guerra sin sentido, pero también es bueno que sepan que esa juventud lo hizo con heroísmo, con orgullo. Con el paso del tiempo, cuando uno ya va madurando, tiene un doble sensación, por un lado, de saber que en un proceso histórico estuvo defendiendo a la patria, pero por el otro lado también consciente de que una causa noble fue utilizada con el único objetivo de perpetuar a la dictadura en el poder.
La guerra es el peor camino para dirimir las diferencias entre los pueblos; los que deciden la guerra no pelean; los que deciden la guerra no mandan a sus hijos al campo de batalla; los que deciden la guerra son seres inescrupulosos que tienen desprecio por la vida; en una guerra todos perdemos. Para poder generar mejores condiciones para la sociedad, para las nuevas generaciones, tenemos un enorme desafío nosotros como veteranos de guerra de ser mensajeros de paz.
Aspiro a que en este mundo maravilloso que hoy vivimos de las comunicaciones, los jóvenes puedan utilizar esa herramienta para convertirse en mensajeros de la paz en todos los aspectos, no solo en lo que se refiere a Malvinas, ser mensajeros de la paz es también luchar contra la violencia de género, generar condiciones para que los niños y niñas de nuestra patria puedan estudiar y tener mejores condiciones de vida, ser más tolerantes, y generar oportunidades para todos.
Estoy convencido que las nuevas generaciones van a tener claro que la lucha por Malvinas valió la pena, que la sangre derramada significó la recuperación de la democracia. Y yo sueño, seguramente ya no estaré en este mundo, pero que alguna vez, producto del trabajo de las nuevas generaciones, podamos ver flamear la celeste y blanca en ese territorio nuestro.
Fuente y entrevista: (Parlamentario.com})