Desde la Federación de Expendedores de Combustibles del Centro de la República (FECAC) estimaron que a partir de julio habrá un incremento de 10% en los combustibles.
Según dijo Gabriel Bornoroni, prosecretario de la entidad cordobesa, el acuerdo por congelamiento de precios entre el Gobierno y las petroleras está firme.
«Es imposible que se rompa. Si lo rompen, el Gobierno tranquilamente podría volver a regular los combustibles y se acabó todo.
Van a respetarlo y el 5 de julio habrá un aumento gradual, de alrededor de 10%.
será un incremento importante automático», dijo el dirigente empresario.
Los analistas del mercado miran azorados las planillas de Excel. Desde la firma del acuerdo por el congelamiento de precios del 8 de mayo pasado, el dólar trepó 15%, el barril de crudo tipo Brent creció 8% al superar la barrera de los u$s 80 -hoy está en u$s 79,81– y bioetanol se encareció 8,4% promedio.
Las tres variables que fijan el costo de las naftas y el gasoil minoristas se dispararon y el atraso ya roza el 40%.
Según los cálculos de las estaciones, el litro de Súper en una YPF de la ciudad de Buenos Aires ya debería cotizar por arriba de $ 35.
Un informe de la consultora Economic Trends, de Gastón Utrera, elaborado para FECAC pronosticó otro escenario para fin de año.
«El precio de la nafta premium, cuyo valor teórico se mueve al ritmo del precio internacional del petróleo y de la cotización del dólar, y cuyos impuestos internos (Combustibles Líquidos y Dióxido de Carbono), desde marzo de 2018, se mueven al ritmo de la inflación de cada trimestre, podría superar los $ 49 por litro en diciembre de 2018, si el petróleo alcanzara el valor actual de los contratos a futuro de petróleo Brent del New York Mercantile Exchange, y si el tipo de cambio subiera un 10% sobre los valores actuales.
Implicaría un incremento del 75% en comparación con el precio promedio de diciembre de 2017 en Córdoba», estimaron.
En tanto, a menos de un mes de la venta del negocio de refinación y comercialización de combustibles de Shell en la Argentina a la brasileña Raízen, la petrolera subió 8,5% el precio mayoristas de las gasolinas.
Según pudo saber este medio, la compañía picó en punta y modificó sus tarifas para los grandes compradores desde este miércoles a última hora.
En rigor, eliminó los descuentos y beneficios escalonados que poseían esos clientes por comprar en cantidades y estableció un importe único.
«Esto no significa una traducción posterior al precio del surtidor, son mercados diferentes. Con el mayorista se abastece a las actividades agropecuarias, algunas industrias y al transporte de pasajeros», aclararon fuentes del sector.
Hasta julio sigue vigente el congelamiento de precios minoristas sellado entre el ministro de Energía, Juan José Aranguren, y las principales petroleras del país. YPF, Pan American Energy y Shell aceptaron a principios de mes postergar los aumentos previstos para mayo y junio a cambio de poder compensar los costos en el segundo semestre del año.
La propuesta de Aranguren buscó «amortiguar los efectos de los aumentos» del precio internacional del crudo y las variaciones del dólar y «contribuir a la estabilización de los precios de la economía» local.
Sin embargo, en el sector ponen en duda la fuerza del pacto y desconfían del cumplimiento a rajatabla de la desconocida letra chica del acuerdo.
La suba de precios mayoristas de Shell demuestra el estado en que se encuentra la medida ultra intervencionista del ministro.
Advierten que algunas petroleras no quieren desprenderse de sus productos hasta que no haya ajustes de tarifas y retacean la provisión.
En marzo pasado el valor de venta a granel se incrementó 4,5% promedio, un porcentaje que a los pocos días se trasladó directamente a las estaciones de servicio. Por ahora, trascendió que YPF no prevé seguir los pasos de Shell.
La decisión de los anglo-holando- brasileños tomó por sorpresa a la firma de mayoría estatal, que controla el 60% del mercado.
Al mismo tiempo, se conoció que otras marcas comenzaron a aplicar cupos a la entrega.
Si bien la suba del precio mayorista no se trasladará de inmediato a los surtidores, hay temor que llegue al resto de la economía doméstica e impacte fuertemente en los costos de algunas actividades productivas del país, como el trabajo en el campo, las fábricas pymes y la logística y distribución de mercaderías.
A esta situación de olla a presión se le suman quejas de algunos dueños de estaciones del interior -como en Jujuy- que comenzaron a denunciar desabastecimiento de gasoil y rechazan los límites a la demanda.