Momentos de incertidumrbre se vivieron en lo que debió ser la previa de la Superfinal entre River y Boca.
El plantel Xeneize fue atacado por hinchas de River a la llegada al estadio Monumental y la policía para dispersar lanzó gases lacrimógenos que afectaron a los propios jugadores.
Ante esta situación, se llevó a cabo una reunión entre dirigentes de ambos clubes y la Conmebol para ver que pasa con el partido. Con jugadores que no estaban en condiciones de salir a la cancha y que denunciaron presiones, el partido se trasladó para el domingo a las 17.
Todo el megaoperativo de seguridad parece haber fracasado ante una situación que pone en riesgo la realización del evento más esperado a nivel país, continental y mundial.