El sentido de pertenencia, la condición de líder y de referente histórico hizo que Marcelo Gallardo esté ya instalado en el olimpo de las figuras “millonarias”, superando a Ramón Díaz y compartiendo con Ángel Labruna la mítica condición de máximo ídolo.
Sin poder estar en los dos partidos finales por la suspensión impuesta por la Conmebol, Gallardo hizo todo lo que un estratega debe hacer para llevar a River a su segunda Copa Libertadores, incluso ante el eterno rival, y así obtener su noveno título al frente del plantel.
Nacido en las inferiores de River, Gallardo, de 42 años, tuvo tres etapas en el club como jugador: 1992-2000, 2003-2006 y 2009- 2010), en los cuales ganó seis campeonatos argentinos, una Copa Libertadores (1996) y una Supercopa Sudamericana (1997).
Como DT tomó las riendas del club de sus amores en junio de 2014 tras la ida de Ramón Díaz y propició una revolución futbolística que dio sus primeros frutos cuando ganó la Copa Sudamericana ese mismo año, el primer título internacional de River tras 17 años de sequía.
De ahí en más el “Muñeco” enhebró las conquistas de la Copa Suruga Bank 2015, la Recopa Sudamericana en 2015 y en 2016, la Copa Libertadores en 2015 y 2018, la Copa Argentina en 2016 y 2017, y la Supercopa Argentina de 2017.
Con esos nueve títulos, en la estadística, igualó en cantidad al riojano Díaz.
Antes de llegar a River, de la mano de Enzo Francescoli, Gallardo había sido DT de Nacional de Montevideo, con el que se consagró campeón uruguayo en 2012.
El “click” en Porto Alegre. “Les digo a los hinchas de River que crean, porque tienen con qué”, fue el mensaje que le mandó Gallardo a los fanáticos “millonarios” en la previa ante el entonces vigente campeón de la Copa Libertadores.
Tal vez el episodio que pintó de cuerpo entero a Gallardo en esta Copa Libertadores y que dio muestras de su sentido de pertenencia y liderazgo, fue el realizado en el entretiempo de la semifinal ante Gremio de Porto Alegre.
Por entrar fuera de tiempo en el segundo tiempo de la ida disputada en el Monumental (victoria de Gremio 1-0), Gallardo fue suspendido y no podía estar en el banco en la vuelta.
Sin embargo, el “millonario” perdía 1-0 en el primer tiempo y Gallardo bajó al vestuario y arengó a sus jugadores, algo que tenía prohibido y que quedó registrado por los periodistas.
En la Bombonera Gallardo tampoco estuvo en el banco, y ni siquiera pudo ingresar al estadio, sino que vio el partido en el Monumental, y su asistente Matías Biscay fue el que dio las órdenes junto a la línea de cal.
Tras el 2 a 2 en la Bombonera, Gallardo podía estar viendo el partido en el Monumental, pero todo lo ocurrido con la agresión al ómnibus de Boca motivó que él mismo luego dijera que no quería tener ventaja deportiva.
Si bien aún Gallardo no pudo conseguir ningún título local, llevó a River a un lugar que parecía imposible tras el descenso del 2011, pero con la conquista en el Bernabéu parece haber borrado esa “mancha”.
Fuente: (NA)