Leandro Stella atesora y acumula tantas medallas como reconocimientos por competir exitosamente en varias provincias. La máxima consagración no logra tener hasta el presente el reconocimiento que en su máxima expresión se merece.
El joven nació el 26 de marzo de 2000, en General San Martín, en un parto prematuro (sietemesino) con falta de oxígeno, situación que derivó en una parálisis cerebral.
Hoy próximo a cumplir 20 años es todo un ejemplo de lucha, entereza y voluntad para superar barreras.
Las actividades atléticas adaptadas tienen el mismo reglamento federativo, pero con algunas modificaciones, dependiendo del tipo y grado de discapacidad.
Comprenden las pruebas de velocidad, saltos y lanzamiento, están sujetos a modificaciones para posibilitar la participación de las personas con discapacidades físicas, psíquicas o sensoriales. Como la discapacidad de Leandro es muscular tiene limitado el desplazamiento por sus propios medios.
Terminó sus estudios secundarios en su pueblo natal: Pampa Almirón. Sus planes son seguir su práctica deportiva y estudiar periodismo. Entre los logros cercanos recuerda haber entrenado una vez con el seleccionado nacional, en tanto que aguarda que en marzo o abril se realice el segundo entrenamiento.
UN ESPÓNSOR
Por la edad ya no tiene cabida en los Juegos Evita. El tenis de mesa y el atletismo que son su pasión los debe practicar en el ambiente federado y para hacerlo necesita apoyo: “Doy mi vida, me muero por conseguir un espónsor”, dijo.
El aliento, la estimulación, el aliciente y el incentivo están en su hogar. Su padre Abel Ángel Benjamín Stella, su madre María Bettiana Zambón y sus hermanos Pedro Valentín (de nueve años) y Juan Ignacio (de dos) son sus puntales, el soporte para que con cada amanecer enfrente un nuevo día de compromiso y superación.
Sus padres con mucho entusiasmo, esfuerzo y denuedo lo llevan a Resistencia, más precisamente al complejo Jaime Zapata para entrenar. De igual manera recibe el ánimo y el incentivo de otros familiares y de la misma comunidad de Pampa Almirón.
Aunque es indispensable que desde algún rincón del Estado provincial y nacional haya una mirada hacia este joven que anhela participar en la vida económica, social y cultural.
Cada vez que regresa de una competencia la gente lo espera en la plaza del pueblo y hasta recibió un reconocimiento municipal. Hablador y parlero por naturaleza, Leandro definió a la profesora de Educación Física Elisabeth Miño como su descubridora. Siendo docente en Pampa Almirón la docente notó sus condiciones, lo alentó a la práctica del atletismo adaptado y fue su primera entrenadora. En la actualidad su adiestrador y preparador es Roly Merlo, de Resistencia.
En una larga charla Leandro citó a Carina Mitoire, intendenta de La Eduvigis: “Agradezco su constante ayuda y apoyo. En 2010 debí someterme a una operación riesgosa en Buenos Aires, ella nos ayudó económicamente y nos consiguió una ambulancia”. Para el atleta todo deporte lo apasiona. Especialmente por los colores de River Plate y el momento que vivió cuando conoció el estadio Monumental y su museo.
En su pueblo acompaña al equipo de Peñarol. En 2018 fue reconocido por el Círculo de Periodistas Deportivos del Chaco, como parte de la 37° edición de la Fiesta del Deporte.
En su momento recibió promesas de ayuda de la exvicepresidenta Gabriela Michetti y de Carlos Javier Mac Allister, secretario de deportes del mismo gobierno. Fueron ayudas que nunca llegaron.
En un escenario político y gubernamental donde se declama y mucho por integración, por la equidad y por la igualdad de oportunidades es indispensable no truncar los sueños y las aspiraciones de quien es un verdadero canto a la vida.
Leandro no se siente incapaz de afrontar los aspectos del diario acontecer. A modo de desafío practica deportes y quiere seguir estudiando. Si existe un obstáculo no está en él.
Son miles las situaciones en que se aspira a insertarse total y absolutamente en el ámbito social y en todos los casos; en el mayor volumen; la decisión es estatal.
Por Héctor Pedro López para Diario Norte