La crisis que atraviesa Chile obligó a las autoridades del fútbol sudamericano a realizar una cumbre urgente. Qué sedes alternativas analizan.

¿Otra final de Copa Libertadores que se cambia de escenario? ¿Otra final que se juega fuera de Sudamérica? Cientos de interrogantes surgen después de la crisis política, social y económica que invadió Chile las últimas semanas y que indefectiblemente hace dudar sobre si se puede disputar el partido entre River y Flamengo en ese país.

Por eso, esta tarde, a partir de las 14.30, habrá una reunión en la sede de Conmebol en donde se definirán los pasos a seguir. El organismo invitó a los presidentes de los clubes y a los dirigentes de las federaciones de Brasil, Argentina y Chile. El objetivo es «revisar todos los aspectos de la organización de la Final Única». Todo indica que el match cambiará de sede y hasta de fecha. En lugar del 23, podría jugarse el 30.

Desde la Conmebol ratificaron la intención de jugar en Santiago de Chile y la semana pasada el gobierno de Sebastián Piñera confirmó la decisión de recibir la final, mientras volvía a suspender la jornada del fútbol local. Toda una contradicción. El conflicto social no para y se esperan novedades respecto de la organización del crucial partido.

El paraguayo Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol, pretende mantener la sede para evitar los problemas de logística, en especial para los hinchas que ya compraron entradas. Pero la realidad en Chile podría obligar a evaluar seriamente la posibilidad de jugar la final en el estadio La Nueva Olla de Asunción.

En las últimas horas también surgió la posibilidad de que se juegue en el estadio Centenario de Montevideo (solo podría ser el 30) y hay ofertas para que el partido se traslade a Miami, algo poco viable ya que no quieren sacar la final de Sudamérica.

El fin de semana empezaron a circular fuertes versiones de una movilización popular para evitar que el partido se juegue en el estadio Nacional de Chile. Esto puso en alerta a la Conmebol y también al gobierno chileno.

River y Flamengo definirán el sábado 23 quién se consagra campeón de América, pero todavía no tienen en claro si se jugará en Santiago de Chile o finalmente habrá un cambio de sede de último momento. Las dudas crecen y se espera una resolución cuando faltan 18 días para el partido.