¿Cómo será tocar el cielo con las manos? ¿Qué se sentirá? ¿Será como flotar desafiando a la gravedad? ¿El cielo tiene volumen o será como atravesar la nada misma?
Todo, todo eso, es lo que habrá que preguntarle a Pablo Lima y más aún, al fenómeno Franco Stupaczuk, que este domingo se consagraron campeones de su primer Premier Padel en el Estadio Cubierto Aconcagua Arena de Mendoza superando en casi tres horas de juego 6/2 4/6 7/6 a Fernando Belasteguin y Arturo Coello Manso.
El brasileño, ex número 1 del mundo junto a Bela hace no tantos años, quizás no esté al nivel de aquellos tiempos pero sin duda alguna todavía tiene armas de sobra para ganar cualquier batalla tirándose de cabeza aún en bolas que no picaron ya dos veces sino tres o cuatro.
Pero para Stupa, originario de J.J. Castelli,, Chaco, habría que inventar una nueva categoría que supere a la de MVP. Proponemos MPP: Most Perfect Player.
Si hasta dio miedo verlo por momentos moverse plásticamente por toda la cancha con un halo omnipresente que incluso hacía reir a sus rivales.
Querido Stupa, lo tuyo no puede ser. Ojalá guardes bien una copia del video de esta final del Argentina Premier Padel P1 de Mendoza para mostrarles a tus nietos una y mil veces lo que un jugador puede hacer aún bajo presión y ante casi 10.000 espectadores.
Stupa pintaba para crack desde muy chico y junto a Martin Di Nenno formó una dupla legendaria que se convirtió en #1 de la Argentina a la edad de quince años. Su destino es la gloria, demore lo que demore y ni Bela ni Arturo dejaron de expresarlo en la entrevista post partido.
Se puede tocar el cielo con las manos. Lima y Stupa lo están haciendo en este momento. Pero, ¿se puede jugar y ganar de esta manera el torneo más importante de la historia argentina y hacerlo con el público en contra durante casi todos los partidos? También se puede, porque eso pasa cuando hay superposición de ídolos y la gente aprecia, respeta y reconoce a todos y a cada uno.
Fue hermoso ver a a la gente ovacionar a jugadores de diferentes nacionalidades porque el Premier no es un mundial, sino un circuito profesional de élite en el que todos, pero todos, son ya estrellas de rock. Bienvenido sea el padel rockstar, enbuenahora dirán en España.
Entonces, ¿qué es lo que debería hacer el magnífico Stupa para tener hinchada a favor en una final como ésta? Probablemente, dejar de enfrentar a Fernando Belasteguin, una leyenda viviente a la que todos quieren ver levantar una copa más. Siempre.
Con el Bela tenemos este problema: uno lo ve desde hace años entrar a la cancha y no puede evitar que lo invada cierto dejo de melancolía, porque aunque duela, el Rey de Pehuajó está en los últimos años de su carrera y cada vez que lo ves te preguntás….¿será ésta la última vez? ¿Será? Por ahora, él mismo se encarga de neutralizar la nostalgia haciendo que la leyenda continúe.
Pablo Lima y Franco Stupaczuk rompen finalmente con la hegemonía que traían en Premier Padel principalmente Galán-Lebrón y en segundo término Di Nenno-Navarro. Brasil dice presente y Argentina se luce en su casa después de batir récords de asistencia en la jornada del sábado. Con semejante final y el detalle de Los Pericos tocando en vivo antes del comienzo de la final, el P1 de Mendoza no fue una fiesta más. Fue nada más y nada menos que la fiesta inolvidable.
«Este partido debió haber sido un empate», con esa declaración empática en la entrega de premios post partido de Pablo Lima enmarcamos lo que fue una final de lo mejor que recuerde en los últimos cuatro o cinco años.
No encuentro ni un solo condimento que le haya faltado para que el espectáculo sea único e inolvidable. Empezando por la paridad constante a excepción de un primer set que tuvo a los campeones en su máxima expresión y a un Coello y a un Belasteguín acumulando errores no forzados poco habituales que los condenaban y no les permitían entrar al partido.
Siguiendo porque los cuatro en gran parte del partido rozaron su mejor versión, ingrediente fundamental para que definiciones de este tipo sean épicas no solo desde lo emotivo sino también desde la calidad del juego. Y finalizando por el poder de conocimiento mutuo de las parejas que transformó el cotejo en una verdadera partida de ajedrez.
Las dos duplas que juegan más escalonadas en el mejor pádel del mundo se veían las caras en un torneo que marcará un antes y un después. Con la diferencia de que en el binomio de los campeones es Lima quien barre desde el fondo del 20×10 y libera a Stupa para que haga lo que sabe adelante.
Mientras que por el lado de los finalistas es Coello quien se aprovecha de ser zurdo para desde la zona ofensiva pescar todo lo que Bela construye milimétricamente desde atrás. Esa característica, entre otras, hizo que el duelo sea fino y parejo.
Pequeños, pequeñísimos detalles marcaron la diferencia de principio a fin en un partido que por muchos momentos parecía una película de drama. Un Stupa imperial que fue, con diferencia y a mi entender, el mejor jugador del torneo le impuso el ritmo al partido.
Causa admiración ver el despliegue de un jugador levitando, flotando, volando o como deseen llamarles de principio a fin, cubriendo tres cuartos de pista durante 2 horas y 57 minutos (sí, casi 3 horas). Créanme que el chaqueño que está para grandes cosas. Este tipo de demostraciones en instancias donde las papas quemas no son para pasar por alto. Maduro, completo en la faceta defensiva y ofensiva encontró en Lima su media naranja para poder desplegar todo su arsenal y hoy fue la muestra perfecta.
Nada de esto sería posible en Stupa sin el aporte de su compañero que muchas veces pasa desapercibido pero es vital. Lima es el jugador de derecha que cualquier revés desearía.
Prolijo tácticamente, haciendo lo que pide cada bola y transformando lo difícil en fácil, tal como lo dijo Bela ayer en conferencia de prensa en un estilo que los asemeja y que claramente bien aplicado da sus frutos.
El partido fue partido cuando por el lado de Arturo y Bela resetearon el chip y volvieron a hacer lo que cada uno sabe. La figura de Coello se agigantó cerca de la red y el de Pehuajó afinó lo que tan bien sabe hacer: los globos y las chiquitas constantes, que en muchas oportunidades fueron paralelas ya que el brasileño juega más lejos de la red y tiene menos explosividad para anticiparlas. Esa fórmula fue una de las claves para apoderarse del segundo set y tener varias oportunidades de break en el tercero que desaprovecharon en el comienzo del mismo.
Cuando los 4 encontraron sus mejores sensaciones el partido fue un deleite para los ojos. La tensión se apoderaba de la escena y eso en ningún momento provocaba una merma en el rendimiento de ninguno de los protagonistas.
Un tiebreak agónico fue la única solución para definir a unos campeones que no se llevan un título más porque era el primero de Premier Padel para cualquiera de ellos. Por eso Lima y Stupa lo celebraron como si fuera el último.
Saltos de alegría, cánticos con la gente y un abrazo interminable con su coach Carlos Pozzoni demostró la importancia que le dan a este certamen que coronaron tocando el cielo con las manos.
Fuente: (https://www.padelnetwork.com/
Pics: https://www.facebook.com/FrancoStupaczukPadelOficial