Murió Rodolfo Zapata, el cantor y guitarrista cuyas piezas graciosas y con doble sentido lo convirtieron en uno de los iconos infaltables en los shows televisivos y del teatro humorístico entre las décadas del ’60 y ’90.
Tenía 87 años, vivía en la provincia de Buenos Aires y en los últimos años se había alejado de los escenarios debido a su edad.
Zapata nació en el barrio porteño de Nueva Pompeya en 1932 y desde chico se preparó para subir a las tablas.
A los 14 años fue parte de la compañía teatral de la reconocida actriz Olinda Bozán, recorrió shows con su padre y más tarde debutó en cine como actor de reparto.
En 1957 tuvo su primer gran reconocimiento artístico cuando compuso “Malambo en la noche”, interpretada por Horacio Guarany y Antonio Tormo, dos estrellas del folcklore de la época. Luego creó su propio estilo.
Sin perder su perfil folcklórico, dio un giro humorístico a su costumbrismo y creó canciones como “Regalito”, un vals dedicado a las madres, y “La Gorda”, con la que ridiculizaba el cuerpo de su novia y que también le dio pie para realizar una película con la actriz Nelly Beltrán. El summun del éxito lo alcanzó con “No vamo’ a trabajar”, un himno a las necesidad del descanso. “Esa canción me cambió la vida”, reconoció alguna vez.
Desfiló por cuanto programa televisivo requiriese de la picardía, el doble sentido y la burla. Trabajó con grandes figuras como Fidel Pintos, compartió tablas con Dringue Farías y Adolfo Stray, brilló en los carteles teatrales de todo el país y hasta los años ’90 mantuvo vigencia en la pantalla chica, que siempre lo celebró como un icono de la risa.