PRONÓSTICO EXTENDIDO

Marcelo Gallardo y Geraldine La Rosa, se separan luego de casi 30 años juntos

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Se conocieron en la adolescencia, cuando eran vecinos en Merlo, y armaron una familia. Pero, más de dos décadas después, una crisis los alejó. Y aunque intentaron por todos los medios rearmar el vínculo, no lo consiguieron.

Principios de los 90. Para los puristas, todavía existía el romanticismo que las redes sociales vinieron a poner en jaque (en un par de jugadas más, será mate). Y en una escuela de Merlo, en el Gran Buenos Aires, una compañera le cuenta a la otra -su gran amiga- que un vecino suyo gusta de ella. Y que se lo quería presentar. Pero a Geraldine La Rosa le ganó la timidez: aquel encuentro inaugural con Marcelo Gallardo resultó un fracaso. Fueron dos chicos de 14 años enredándose en palabras, ruborizados, avergonzados.

Comenzó entonces un intercambio epistolar (las viejas épocas…). Y así, luego de varias cartas escritas de puño y letra de un lado y del otro, consiguió florecer aquel amor adolescente que maduró con los años. Que se consolidó cuando él debutó en la Primera de River, disfrutó luego de una prolongada estadía en Francia (cuando el 10era jugador del Mónaco), una más breve en Uruguay (cuando el Muñeco se retiró en Nacional y luego se puso el buzo de DT) y, tiempo después, se asentó otra vez en Argentina.

En todo ese lapso, Geraldine y Marcelo fueron padres en tres ocasiones: Nahuel (hoy, de 21 años, ya parte del plantel millonario que dirige su papá, el más exitoso en la historia del club), Matías (15) y Santino (12). Y ella desarrolló su propio camino profesional como diseñadora. Alguna vez contó que el hecho de que su marido pasara tanto tiempo fuera de casa (entre los días de concentración previa a los partidos y los continuos viajes con sus clubes o la Selección argentina) la hicieron «una mujer muy independiente».

Las décadas transcurrieron. Como en toda pareja, surgieron crisis. «Pero además de amarnos, seguimos juntos porque nuestros hijos son nuestra prioridad«, destacaba Gerald. No obstante, todo aquello empezó a derrumbarse un año y medio atrás. El periodista Carlos Monti fue el primero en contarlo en un mensaje en Twitter, este 7 de agosto. Y habló también de una reconciliación que se produjo en ese período en el que estuvieron distanciados, y de un acercamiento que se dio después, cuando ya estaban esperando la llegada de su cuarto hijo.

Benjamín Keanu (en homenaje al actor de Hollywood Keanu Reeves) nació el 24 de julio en la Clínica Suizo Argentina. Y en su cuenta de Instagram, Geraldine subió una foto de Marcelo teniendo en brazos por primera vez a su bebé, y una frase por demás elocuente: «Mejor papá para mis hijos, imposible. Te amo», escribió la diseñadora. Sin embargo, en esos días ya estaban separados. Incluso, hoy ya no conviven: el técnico se mudó a un departamento del norte del conurbano bonaerense. Y cuando ella volvió a su casa con Benjamín tras recibir el alta, lo hizo sin su compañía, como lo demostró en las redes sociales. Allí donde ya no hay más fotos del ex compinche de Ariel el Burrito Ortega en el campo de juego.

Si bien ya se conocían del medio (siendo ella una periodista deportiva de larga trayectoria, y él, una estrella del fútbol argentino), Alina Moine y Marcelo Gallardo coincidieron en la fiesta que River organizó en el Monumental el 23 de diciembre, por la Copa Libertadores ganada ante Boca en Madrid. Esa noche, Alina fue la maestra de ceremonias y Gallardo el más ovacionado. Poco después se habría iniciado un romance que habrían disfrutado a resguardo de la prensa y los paparazzi.

El nombre de Alina trascendió las fronteras del deporte cuando en julio de 2016 participó del Bailando por un sueñoMartín Liberman, su colega y compañero de la señal Fox Sports, la invitó a sumarse a la Salsa de tres, y la rosarina -tras una elogiada coreo- terminó jugando al básquet con Marcelo Tinelli. Aquella noche la también modelo (ha protagonizado varias campañas de ropa interior) se convirtió en tendencia en Twitter.

Algo similar sucedió cuando a las semanas inició una relación amorosa con otro director técnico, pero de hockey: el campeón olímpico Carlos el Chapa Retegui. Este vínculo -nunca confirmado públicamente por ninguno de los dos- se truncó a los pocos meses. Pero una y otra vez, todos hablaron de Moine.

Por estas horas su figura vuelve a trascender el periodismo deportivo para ser protagonista de las crónicas de la prensa por su supuesto noviazgo con Gallardo. No obstante, el entorno del DT riverplatense lo desmiente con contundencia, a la vez que otra versión da cuenta de que el amor fue cierto, pero ya se terminó.