Un informe científico basado en el estudio de muestras de agua que consume la población de distintas localidades del Impenetrable, confirma que existen altos niveles de contaminación de arsénico, bacterias e inclusive contaminación de origen fecal que ponen en riesgo la salud de la población.
Se trata de un trabajo conjunto realizado por la Universidad de Buenos Aires, el Conicet, el Instituto Nacional del Agua y el Ingeis con el financiamiento de la UBA a través de un proyecto de extensión universitaria. Este equipo está conformado por docentes, investigadores de distintas disciplinas, un documentalista, bioquímicos, ingenieros químicos, y una periodista que este martes llegaron hasta la localidad de Fuerte Esperanza para presentar públicamente el resultado del trabajo que vienen realizando desde hace dos años.
“En una primera etapa realizamos un trabajo de relevamiento de la calidad del agua en varias zonas del Impenetrable donde tomamos muestras en las localidades de Fuerte Esperanza, Nueva Pompeya, Sauzalito, Sauzal, entre otras”, explicó Alcira Trinelli integrante del equipo de investigadores.
El trabajo consistió en tomar muestras para analizar distintos parámetros en el agua que pueden ser físicoquímicos, biológicos y luego se contrastó con la legislación para saber si el agua es apta para el consumo.
En los años 2017 y 2018 se hicieron dos muestras importantes y en esta oportunidad llegaron hasta la zona para presentar los informes técnicos detallados sobre dichos resultados.
No apta para el consumo
Según revela el informe, “las agua de pozo tienen niveles peligrosos de arsénicos, que es un metaloide tóxico, y que si se lo consume durante tiempos prolongados provoca efectos crónicos en la salud que podrían hasta terminar generando tumores”, explicaron.
Pero además, se encontró que las aguas de pozos que muchas poblaciones consumen en la región también tienen elevados contenidos de sales que son nocivas para la salud.
En cuanto al agua acumulada en reservorios, “aparece el problema de las bacterias por la acumulación durante mucho tiempo y al no estar higienizada debidamente la propia agua va desarrollando el crecimiento de estos microorganismos”, precisaron.
En términos generales, no es apta para el consumo humano, aunque si hay bacterias se puede resolver con tratamientos sencillos como la cloración o hirviéndola, pero el agua de los pozos con alto contenido de arsénico y otros contenidos químicos, eso no lo puede resolver la gente y son difíciles los tratamientos de ósmosis, explicaron.
“Venimos trabajando y ya hemos alcanzado algunos informes previos sobre esta situación a varios organismos provinciales, entre ellos la Administración Provincial del Agua”, explicaron los profesionales y aseguraron que “la única alternativa de solución de este problema es la construcción de acueductos para las poblaciones”.
“La situación es muy mala”, aseguran los profesionales y reconoce que además de los problemas del arsénico en el agua de pozos, se encontraron niveles muy altos de bacterias muy peligrosas para la población; como así también contaminaciones de origen fecal como consecuencia de la contaminación de las napas por falta de obras cloacales.