Al menos once muertos y más de 40 heridos es el balance provisional de lo que la Fiscalía General de Rusia califica sin ambages de atentado terrorista.
Fue perpetrado ayer poco antes de las tres de la tarde (una hora menos en España) en el metro de San Petersburgo, ciudad en donde se encontraba el presidente ruso, Vladímir Putin.
En un primer momento se habló de dos explosiones en dos estaciones de metro. Sin embargo, las informaciones difundidas después por las agencias rusas hacían referencia a una única explosión en la estación de Tejnologuícheski Institut, en la línea 2 del metropolitano de la antigua capital imperial rusa.
No obstante, el Comité Nacional Antiterrorista de Rusia (NAK) informó poco después del hallazgo de otra bomba en la estación Plóshad Vosstania, camuflada dentro de un extintor, que fue desactivada.
En esa plaza se encuentra un importante nudo de transportes que incluye la estación de ferrocarril Moskovski, desde donde salen los trenes con destino a Moscú.
La ministra de Sanidad rusa, Verónika Skvortsova, elevó a once el número de personas fallecidas. «Actualmente el número de víctimas es de 47 personas», señaló la ministra. Siete murieron en el momento de la explosión, una de camino al hospital y otras tres ya en el hospital.
Según Skvortsova, 37 personas fueron ingresadas en distintos hospitales de la ciudad.
Las dantescas imágenes de desolación que ofrecieron las televisiones rusas durante todo el día eran de la estación de Sénnaya Plóshad, la siguiente a Tejnologuícheski Institut.
La bomba explosionó dentro del túnel entre ambas estaciones y el maquinista no detuvo el convoy, algo que, según la normativa, es lo que hay que hacer en tales situaciones para evitar víctimas adicionales. «Actuó correctamente en una situación complicada. La explosión ocurrió entre dos estaciones, pero él tomó la decisión absolutamente adecuada de no parar el convoy hasta llegar a la estación», señaló la portavoz del Comité de Instrucción ruso, Svetlana Petrenko.
El individuo que supuestamente colocó la bomba en el vagón fue filmado por las cámaras de vigilancia del metro. Las agencias rusas, que citan fuentes de la investigación, aseguran que el artefacto iba metido en un maletín.
Al parecer, también existe una grabación del otro terrorista, el que puso la bomba dentro de un extintor en Plóshad Vosstania. Han sido identificados y habría al parecer un detenido, aunque este ha negado su participación en los hechos.
Las fuerzas de seguridad peinan toda la ciudad en busca de los sospechosos. El vagón afectado quedó desvencijado y una de sus puertas completamente destrozada. En las imágenes tomadas por los reporteros que pudieron llegar a la estación tras la acción terrorista se veían todavía pasajeros con las ropas raídas por la fuerza de la onda expansiva y un denso humo que envolvía todo el andén y el vestíbulo de la estación.
Según la Policía, el artefacto estaba provisto de metralla, lo que no deja dudas sobre el hecho de que se trata de un acto terrorista. Nadie lo ha reivindicado todavía.
Medidas excepcionales
Todo el metro de San Petersburgo fue evacuado de inmediato y cerradas sus estaciones. Para compensar la falta del transporte más operativo e importante de la ciudad, durante el día de ayer fueron gratis los trayectos en autobús, tranvía y trolebús.
Pero estas medidas no evitaron que la ciudad se colapsara por el aumento del tráfico rodado y por el hecho de que algunos puntos del centro fueron acordonadas por la Policía.
Se reforzaron además las medidas de seguridad en el aeropuerto de Púlkovo y en todas las estaciones de tren. Igual se hizo en Moscú en todos los transportes y en otras ciudades del país.
El alcalde de San Petersburgo, Gueorgui Poltávchenko, decretó tres días de luto mientras los habitantes de la ciudad empezaron ayer a instalar memoriales con flores y velas junto a la entrada de las estaciones de Tejnologuícheski Institut y Sénnaya Plóshad. También en otros lugares del centro de la ciudad.
El trágico suceso se produjo mientras Putin se reunía con su homólogo bielorruso, Alexánder Lukashenko, en el Palacio de Constantino. Durante el encuentro, el jefe del Kremlin expresó sus condolencias a las víctimas del atentado y aseguró haber ordenado tomar todas la medidas necesarias para esclarecer los hechos y atender a las víctimas.
El islamismo radical, en especial el de origen checheno, ya ha atentado en Rusia numerosas veces, varias de ellas en el metro. El metropolitano de Moscú fue escenario de un doble atentado en marzo de 2010 con 40 muertos.
Casi el mismo número de víctimas se produjo el año siguiente en el aeropuerto moscovita de Domodiédovo. Los tres ataques fueron llevados a cabo por suicidas, dos mujeres en el metro y un hombre en el aeropuerto.