El magistrado que condenó al ex presidente de Brasil decidió ahora encarcelarlo.
Lo hizo tras el rechazo del Supremo Tribunal Federal al hábeas corpus que había presentado el líder del PT para seguir en libertad mientras se tramitaran las apelaciones a su condena.
El juez regional de San Pablo Sergio Moro solicitó esta tarde la detención del ex presidente Lula Da Silva, tras la decisión del Supremo Tribunal Federal brasileño de rechazar el recurso de hábeas corpus presentado por el líder del Partido de los Trabajadores para mantener su libertad hasta que la condena en su contra fuese revisada en todas las instancias.
Moro le dio tiempo a Lula para entregarse ante la Policía Federal en Curitiba hasta las 17 hs. de mañana.
Además, Moro, el mediático juez que coqueteó con ser candidato a presidente, ordenó una serie de detalles para hacer efectiva la detención de Lula, que parecen celebrar el objetivo alcanzado en la causa abierta contra el líder del PT.
Moro, según publicó el diario Fohla de San Pablo, prohibió que la fuerzas de seguridad le coloquen esposas en cualquier momento del traslado y resaltó que «en razón de dignidad del cargo ocupado» se le preparó una celda especial para que el ex presidente comience a cumplir la pena de 12 años, dictada por el tribunal de segunda instancia de Porto Alegre.
«El ex presidente estará separado de los demás presos, sin ningún riesgo para su integridad física», señala Moro, quien lo condenó en primera instancia a 9 de años de prisión, con un marco probatorio duramente cuestionado, ya que el departamento de la constructora OAS sobre el que se sostiene la condena por corrupción no está probado que pertenezca al ex presidente porque no hay documentos que lo acrediten.
En su dictamen, Moro se dio el gusto de no solo ordenar la detención de Lula sino de fijar el cumplimiento de la condena para el empresario Leo Pinheiro, titular de OAS, quien dio el testimonio sobre el que el juez de San Pablo sostuvo la condena.
Pinheiro acusó, bajo el régimen de delación premiada, Lula de recibir el departamento como soborno y consiguió así la reducción de su pena.
Esa escasez probatoria fue ratificada en segunda instancia por el Tribunal Federal 4 de Porto Alegre, que además amplió a 12 años la condenad de Lula no por la contundencia de la prueba sino por “la convicción nacida del conjunto de indicios”.
Aquel fallo de fines de enero fue el argumento que habilitó a los 6 ministros de la Corte a sostener el rechazo al hábeas corpus presentado por el candidato con mayor intención de votos para las elecciones de octubre y habilitar su detención, que Moro puso en marcha en menos de 24 horas.