En medio de la pandemia y con una probable futura tasa de desempleo de un 20 por ciento, el gobierno de Donald Trump suma este nuevo problema con el aislamiento del vicepresidente Mike Pence.
El vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, se puso en cuarentena después de que una asesora dio positivo al coronavirus la semana pasada.
Un funcionario del gobierno norteamericano dijo que Pence decidió lo anterior voluntariamente y trabajará desde su casa. En repetidas veces ha dado negativo a las pruebas de COVID-19, pero está siguiendo la recomendación de las autoridades médicas.
Tres integrantes del equipo especial de la Casa Blanca para combatir el coronavirus se colocaron en cuarentena después de haber estado en contacto con la asesora de Pence, su portavoz Katie Miller.
Esta noticia, conocida en la noche del domingo, suma un nuevo inconveniente al gobierno de Donald Trump quien con las elecciones de noviembre cada vez más cerca, apostó todo su capital político a la reapertura de la economía que registra su mayor tasa de desempleo desde 1930 y, al mismo tiempo, ha aceptado el riesgo de que esa decisión provoque una segunda ola de contagios.
Los responsables económicos del Gobierno de Trump desfilaron ayer por las grandes cadenas de televisión con un mismo mensaje: existen protocolos para minimizar el riesgo de volver al trabajo y es necesario hacerlo cuanto antes para paliar los estragos del parate económico.
En la cadena conservadora Fox, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, reconoció que reactivar la economía podría suponer una amenaza para la salud de los estadounidenses, pero consideró que no habrá «un riesgo considerable» si se hace con cuidado.
«De hecho, creo que existe un riesgo considerable si no reabrimos. Estamos hablando de un daño económico permanente para el pueblo estadounidense. Vamos a reanudar la actividad de una manera razonada, lo que permitirá la vuelta al trabajo con seguridad», argumentó.
La Casa Blanca ha dejado en las manos de los gobernadores y otras autoridades locales el proceso de reapertura del país, aunque Trump en Twitter ha llamado a «liberar» a aquellos estados con medidas más estrictas de confinamiento como Michigan, gobernado por los demócratas y clave para las elecciones de noviembre.
Actualmente, 35 de los 50 estados de EE.UU. ya han abierto playas, restaurantes y peluquerías, mientras que el resto sigue apostando por la prudencia.
De manera similar a Mnuchin, uno de los asesores económicos de la Casa Blanca, Kevin Hasset, avisó ayer de que la tasa de desempleo podría llegar al 20% en mayo, una subida abismal comparada con la actual del 14,7 % que sitúa el paro a niveles no vistos desde la Gran Depresión de la década de 1930.