La derecha y la extrema derecha no tuvieron la noche triunfal que esperaban y que el oficialismo socialista temía. Con más de un 90% escrutado, la derecha tradicional del Partido Popular (PP) sí ganó, pero quedó lejos de la mayoría de bancas que necesita en el Parlamento para formar Gobierno. Y tampoco le alcanzará una alianza con la fuerza de extrema derecha Vox, como se especulaba, ya que ese partido radical fue el que más escaños perdió en estas elecciones generales en España.
Sin embargo, el líder Alberto Núñez Feijóo adelantó en sus festejos que va a «iniciar el dialogo para formar Gobierno de acuerdo a la voluntad popular».
Segundo quedó el Partido Socialista de España (PSOE) y cuartos sus aliados de izquierda, Sumar.
Entre los dos están aún más lejos de los 176 escaños que se necesita para gobernar en ese país europeo; sin embargo, una posible y -casi siempre- inestable alianza con los otros tres partidos menores que lograron bancas podría dejarlo a solo cinco diputados de renovar su mandato en el Poder Ejecutivo. Por eso, ambas fuerzas no dudaron en salir a celebrar también.
Un dato clave que explicaría el relativamente buen resultado del oficialismo fue la participación: 70,18%, es decir, casi cuatro puntos porcentuales más que en las elecciones generales anteriores, de 2019. «El bloque involucionista del PP y Vox han sido derrotados», celebró el líder socialista Pedro Sánchez y agregó: «Somos más los que queremos que España avance y así seguirá siendo.
» Su aliada de Sumar, Yolanda Díaz, en tanto, aseguró que «la gente va a dormir más tranquila». «La democracia hoy ha ganado y sale fortalecida, hemos ganado hoy, tenemos un país mejor», aseguró.
España tiene un sistema parlamentario. Es decir, la gente vota a sus legisladores y, la fuerza que consiga -con o sin el apoyo de partidos aliados- la mayoría absoluta de las bancas de la Cámara de Diputados, recibe el mandato del rey de formar Gobierno. Después de las elecciones regionales de este año, cuando la derecha arrasó, se esperaba que el PP replicara ese resultado a nivel nacional. Pero no sucedió y todo indica que la estrategia del presidente de Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, de adelantar los comicios dio resultado.
El PP ganó 47 bancas con respecto a la Legislatura actual y tendrá la primera bancada de 136 diputados del pleno de 350. El PSOE quedó segundo con 122 escaños, es decir, sumó dos más de lo que tenía. Estas ganancias fueron en detrimento de sus aliados menores. Por un lado, la extrema derecha de Vox que perdió 19 bancas y solo tendrá una bancada de 33 diputados y, por otro lado, la izquierda de Sumar que perdió 7 escaños y poseerá 31 legisladores.
En otras palabras, se confirma una tendencia que ya se había visto en las elecciones regionales de hace unos meses. El bipartidismo, que había volado por los aires en 2011 con la revuelta de los indignados y el surgimiento de fuerzas por izquierda y derecha que cuestionaban a los dos grandes partidos tradicionales, está volviendo a dominar el escenario político español.
El gran interrogante
Todo indica que el PP no logrará reunir aliados suficientes para gobernar. Por eso, ahora la gran pregunta es si el PSOE conseguirá reunir una amplia coalición con los nacionalistas vascos PNV (5 diputados), la izquierda catalana ERC (7 diputados) y la vasca de EH Bildu (6 diputados), los independentistas catalanes del ex presidente regional Carles Puigdemont, Junts, (7 diputados) y el bloque nacionalista gallego BNG (1 diputado).
Esta no será una tarea fácil para el líder socialista Sánchez, que aspira a renovar su mandato al frente del Gobierno español. Desde el búnker socialista reconocían esta noche en la televisión que será complicado, pero nadie cerraba la puerta a la posibilidad, como sí pasaba con el PP, muy alejado de todas estas fuerzas como para intentar un acercamiento de último momento.