El derrocado presidente de Bolivia ya está en territorio mexicano. Allí lo recibieron funcionarios del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien le concedió asilo político.
«El presidente de México me salvó la vida», destacó y agregó: «Mientras tenga la vida, sigue la lucha», en un mensaje hacia sus seguidores.
El presidente depuesto de Bolivia, Evo Morales llegó a México como refugiado político, después del golpe de Estado que sufrió el domingo pasado.
El líder del MAS contó que su vida estuvo en peligro y que la intervención a tiempo del gobierno mexicano fue clave. “Estamos muy agradecidos porque el presidente de México me salvó la vida”, fueron sus primeras palabras desde el aeropuerto mexicano.
En su primer discurso desde su salida del país, el expresidente dejó también un mensaje para sus seguidores pero también “para todo el mundo”. “No por este golpe voy a cambiar ideológicamente”, destacó luego de denunciar que el ataque contra él se explica tanto por las transformaciones que logró en el país como por su origen.
“Si algo de delito tengo es ser indígena, si algo de pecado es que hemos implementado programas sociales para los más humildes buscando la igualdad, la Justicia social”, agregó.
Morales viajó en un avión de la Fuerza Aérea mexicana, que tuvo que realizar varios desvíos ya que algunos países le negaron el paso por su espacio aéreo.
Se esperaba que el avión aterrizara en Ciudad de México alrededor de las 8 de la mañana, algo que terminó ocurriendo pasadas las 14:00. “Bienvenido a México”, publicó en Twitter, durante una de las escalas, Maximiliano Reyes Zúñiga, encargado de las relaciones con América Latina de la cancillería mexicana.
Al hablar a su arribo a México, el exmandatario ubicó como desenlace de la violación del orden constitucional en Bolivia a las elecciones del 20 de octubre pasado, cuando se impuso por diez puntos por encima de Carlos Mesa.
“Por el nuevo triunfo en la primera vuelta empezó el golpe de Estado”, denunció aunque resaltó que el momento clave de su derrocamiento fue “en la última etapa”, cuando “al golpe cívico político se sumó la Policía nacional”.
Ayer a la noche, el propio Evo Morales se despidió de su pueblo. «Hermanas y hermanos, parto rumbo a México, agradecido por el desprendimiento del gobierno de ese pueblo hermano que nos brindó asilo para cuidar nuestra vida. Me duele abandonar el país por razones políticas, pero siempre estaré pendiente. Pronto volveré con más fuerza y energía», escribió en su cuenta.
Además del presidente depuesto, viajaron en el mismo avión el ex vicepresidente Álvaro Marcelo García Linera, la esposa de Evo Morales y varios ministros más. Antes Morales se había refugiado en la localidad de Chapare, en la zona del Trópico de Capricornio, en Cochabamba.
La partida del mandatario contó con la intervención directa del presidente electo Alberto Fernández, que mantuvo una conversación con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Entre ellos acordaron el resguardo diplomático para permitir a Morales abandonar su país y refugiarse en México.
Morales fue recibido esta tarde por el canciller mexicano Marcelo Ebrard, quien le dio la “más cordial bienvenida” al país tanto al expresidente como a tuda su comitiva. “El de hoy es un día de alegría porque el asilo ha sido efectivo”, indicó, al asegurar que “en tierras mexicanas gozará de seguridad, libertad y protección a su vida”.
A su turno, Morales contó que al momento de viajar por la tarde del sábado a Cochabamba le ofrecieron a sus guardaespaldas 50 mil dólares para lo entregaran, para graficar el peligro que sufría en territorio boliviano.
“Llegamos aquí sanos gracias a México y sus autoridades pero tambien quiero decirles que mientras tenga la vida, seguimos en política”, apuntó al hablarle nuevamente a sus seguidores.
El exmandatario evaluó que su “peor delito” es que él y sus miebros de gobierno son “ideológicamente antiimperialistas”. “Mientras tenga la vida, sigue la lucha y estamos seguros de que los pueblos del mundo tienen todo el derecho de liberarse”, cerró.