PRONÓSTICO EXTENDIDO

Francisco y la economía Argentina: «la desocupación es significativamente alta»

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En una carta a monseñor Arancedo, Francisco recordó que «el trabajo está en el entramado básico de los Derechos Humanos»

El papa Francisco advirtió que los índices de desocupación en la Argentina «son significativamente altos», al enviar una carta al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, José María Arancedo, a pocos días de la celebración de San Cayetano.

Después de varias semanas de una tregua con el Gobierno de Mauricio Macri, el Papa vuelve a deslizar una crítica contra la Casa Rosada, aunque en un tono mucho más bajo.

En la misiva, también pone el foco en el asistencialismo, al afirmar que «una cosa es tener pan para comer en casa y otra es llevarlo a casa como fruto del trabajo», y resaltó que esto último «es lo que le confiere dignidad» a la persona.

«Dentro de pocos días celebramos la fiesta de San Cayetano. Por medio tuyo quiero hacer llegar mi saludo y bendición a tantos hombres y mujeres que se congregarán en los diversos templos del país dedicados al Santo para pedir pan y trabajo o para agradecer el hecho de que no les falte», así comienza la carta que fue difundida hoy por la Sala de Prensa de la Santa Sede.

En la previa de la fiesta del patrono del pan y del trabajo que se celebrará el próximo domingo, Francisco destacó la importancia del «trabajo, esa T (que junto con las otras dos T: Techo y Tierra) está en el entramado básico de los Derechos Humanos», por lo que insistió en que «cuando pedimos trabajo para llevar el pan a casa estamos pidiendo dignidad».

En la misiva enviada hoy y dirigida su «querido hermano» Arancedo, el Papa sostuvo que recuerda «conmovido los 7 de agosto en Buenos Aires», el día que se celebra San Cayetano.

«El trabajo es tan difícil lograrlo, sobre todo cuando seguimos viviendo momentos en los cuales los índices de desocupación son significativamente altos. El pan te soluciona una parte del problema, pero a medias, porque ese pan no es el que ganás con tu trabajo», expresó en uno de los pasajes de la misiva.

Al destacar la «dignidad» que confiere el empleo, Francisco repudió a los que «viven de arriba» y resaltó que «la sabiduría de nuestro pueblo usa un dicho para calificar a quien, pudiendo trabajar no lo hace» ya que, resaltó, «nuestra gente menosprecia a quienes ‘viven de arriba’, porque arteramente atisban en ellos una cierta falta de dignidad».

«A San Cayetano pedimos pan y trabajo. El pan es más fácil conseguirlo porque siempre hay alguna persona o institución buena que te lo acerca, al menos en Argentina donde nuestro pueblo es tan solidario. Hay lugares en el mundo que ni esa posibilidad tienen», manifestó.

El Papa también expresó que recuerda la misa del Día de San Cayetano en el Santuario de Liniers «y luego el recorrido de la cola de la gente hasta el Estadio de Velez: saludar, escuchar, acompañar la fe de ese pueblo sencillo… y tantas veces, ante la angustia de hombres y mujeres que quieren y buscan trabajo y no encuentran». «… sólo atinaba a un apretón de manos, una caricia, mirar esos ojos humedecidos de dolor, y llorar dentro. Llorar sí, porque es duro cruzar tu vida con un padre de familia que quiere trabajar y no tiene posibilidad de lograrlo», rememoró.

Para finalizar, el Papa se dirigió directamente a Arancedo y le pedió que junto al resto de los obispos sepan «acompañar a nuestros hermanos que piden pan y trabajo» en esta «esta fiesta de San Cayetano».

«Y lo hagamos con cariño, cercanía y oración, y pidamos también para nosotros esa gracia: que nunca nos falte trabajo, ese trabajo al que nos envía el Señor y que nos confiere dignidad», señaló Francisco que, como lo hace habitualmente, cerró la carta pidiendo que rezaran por él.

Según un informe difundido a fines de mayo por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), más 11 millones de personas en la Argentina tienen problemas de empleo, lo que representa el 57 por ciento del total de los trabajadores.

El Observatorio también difundió que la pobreza en 2015 alcanzó el 29 por ciento y saltó en el primer trimestre de este año a 34,5 por ciento, alcanzando a 5 millones de chicos.