Los demócratas recuperaron el control de la Cámara de Representantes y lograron así asestarle a Trump su primer derrota política importante, aunque el presidente pudo retener y hasta aumentar el control Republicano del Senado, lo que le permite defender la idea que su administración no cayó bajo una marea azul.
Para los demócratas se trata de un triunfo que les permite recuperar una semblanza de control frente a un presidente que durante dos años ha capitalizado como pocos los poderes del Ejecutivo, gracias a un Congreso aliado que en múltiples ocasiones se negó a supervisarlo.
En términos políticos es un retroceso ineludible para Trump, pero similar a las derrotas que vivieron la mayoría de los presidentes anteriores en sus primeras elecciones de medio término, una instancia que el ciudadano norteamericano suele utilizar para balancear al partido que está en el gobierno.
Por otro lado, el triunfo cómodo en el Senado de los republicanos frenó lo que por momentos pareció que ser una ola demócrata en el Congreso. Hacia el final de la campaña Trump entendió que debía ajustar sus esfuerzos para apoyar a aquellos republicanos que le aseguraran una victoria en el Senado, y la estrategia funcionó. Además, le sirvió para confirmar que su mensaje antinmigrante sigue resonando entre sus seguidores más fieles.
Lo que prometieron los demócratas: demandar y publicar las declaraciones fiscales que Trump se negó a difundir; abrir investigaciones sobre el uso de recursos públicos por parte de los miembros del gabinete; amarrar protecciones a la ley de salud instaurada durante la presidencia de Obama; e intentar proteger a los dreamers, aunque estás últimas dos requieren colaboración del Senado.
Si la elección fue un plebiscito sobre el modelo de país que Trump quiere para Estados Unidos, se puede decir que la discusión sigue abierta.
Se puede decir que si esta elección fue un plebiscito sobre el modelo de Estados Unidos que quiere construir Trump, la discusión sigue abierta. El medio Politico ofreció una buena definición de lo que pasó este martes al llamarla la elección del «Yes, but» («Sí, pero»).
Y agrega un interesante análisis del desempeño de los republicanos y las señales de alerta a futuro: las elecciones «ofrecieron evidencia abundante de que la base del partido es predominantemente rural, en un país que se vuelve más urbano y suburbano.
Una base predominantemente blanca y culturalmente conservadora en un país que se vuelve más diverso y culturalmente tolerante, que logra retener posiciones claves de poder como la Casa Blanca y el Senado, pese a perder más y mas votos -como ocurrió en 2016 y ahora-, por mecanismos de mediación institucional, como el Colegio Electoral. «¿Hasta cuando esa estrategia es sostenible?», se pregunta el sitio de política.
Un ejemplo del avance demócrata arrollador sobre las áreas suburbanas lo ofreció la demócrata socialista Alexandria Ocasio Cortez que ganó su banca de diputada en el distrito 14 de Nueva York (Bronx y Queens) por casi el 80% de los votos; mientras que el favorito de los demócratas liberales Beto O´Rourke estuvo a un pelo de ganarle su sitio al senador Ted Cruz, nada menos que en la históricamente muy republicana Texas.
En junio pasado Ocasio sorprendió cuando le ganó en la interna al congresista Joe Crowley. La salida de Crowley solidificó la posición de Nancy Pelosi como próxima líder de la Cámara de Representantes, ya que era el único congresista con la experiencia suficiente para desafiar a la experimentada legisladora.
Si bien enfrenta la resistencia del ala más izquierda del Partido Demócrata, es muy probable que Pelosi retome ocho años después el puesto de Speaker de la cámara baja, convirtiéndose en la dirigente demócrata más importante del montento.
De acuerdo con distintos reportes, el presidente Donald Trump está contento con los resultados. Ya desde hace semanas parecía que había aceptado como inevitable la derrota en la cámara baja por lo que ajustó sus baterías al Senado.
Lo cierto es que la Cámara Alta este año era una apuesta muy complicada para los Demócratas.
Antes de la media noche el presidente lanzó un tuit celebrando los resultados. «Tremendo éxito esta noche. ¡Gracias a todos!».
Luego llamó a Pelosi para felicitarla por el triunfo demócrata en la cámara baja. La gentileza no debería llevar a engaño, la demócrata quiere activar en la Cámara de Representantes una agenda de asedio frontal al presidente republicano.
Trump apuesta al Senado para resistir y tender el puente a su previsible intento de reelección. A diferencia de la Asamblea de Representantes, la Cámara Alta no entra en juego de un golpe.
Cada dos años entran a la boleta un tercio de los senadores, quienes sirven durante seis años antes de tener que ser reelegidos.
Este martes, la hegemonía republicana en esa cámara, que además les permite afianzas su influencia sobre el Poder Judicial, se soldificó.