La reunión culminó con vagos compromisos que benefician más al norcoreano. El magnate cesaría los ejercicios militares en Surcorea. Y fue invitado a Pyongyang.
Firma. El texto del comunicado firmado con por Kim Jong-un y Donald Trump. AFP
Las luces del gran show al que estuvo atento el mundo se apagaron: el presidente estadounidense Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un partieron ayer de Singapur tras su histórico encuentro, con enormes autoelogios a los avances logrados para la desnuclearización de la península coreana.
Pero, a medida que transcurrían las horas, comenzaban a surgir dudas sobre el verdadero alcance del documento que firmaron ambos mandatarios, que muchos consideraron como un vago compromiso que benefició más a Kim que a Trump.
Y también hubo sorpresas por una imprevista declaración del jefe de la Casa Blanca, que dijo que desistiría de los ejercicios militares en Corea del Sur y que incluso podría llegar a visitar Pyongyang. Anoche, Norcorea hizo oficial la invitación al magnate.
Tras haberse reunido 43 minutos a solas y tras varias horas con sus respectivos equipos de trabajo, Trump agradeció a Kim por “dar el primer paso audaz hacia un futuro nuevo y brillante para su pueblo” y el norcoreano dijo que ambos “decidieron dejar atrás el pasado” y prometió que “el mundo presenciará un gran cambio”.
Firmaron luego un documento por el que Kim se comprometió a trabajar para “completar la desnuclearización de la península de Corea”, sin especificar cuándo ni cómo.
Tampoco apareció la frase “desnuclearización completa, verificable e irreversible”, que pretendía Estados Unidos. Trump dijo que el proceso comenzaría muy pronto.
Además, en una conferencia de prensa posterior, Trump sorprendió con una inesperada concesión, que no figuraba en el documento, y dijo a la prensa que congelaría los “juegos de guerra” con su aliado Corea del Sur mientras duren las negociaciones.
Trump lo presentó como una medida para reducir costos, pero también dijo que las operaciones eran “inapropiadas” y “provocativas” mientras continúan las conversaciones. Pyongyang siempre ha denunciado los ejercicios como una amenaza a su seguridad.
El Pentágono reaccionó con sorpresa. El comando militar estadounidense en Corea del Sur (USFK) “no recibió instrucción alguna sobre la implementación o el cese de las maniobras”, dijeron en un comunicado.
Diferencias y semejanzas entre el líder norcoreano, Kim Jong Un, y el presidente estadounidense, Donald Trump. AFP
El acuerdo fue recibido con cautela en el Congreso estadounidense, incluso por los propios republicanos. “Es un primer paso”, dijo el líder del bloque republicano en el Senado, Mitch McConnell, pero aclaró que no será decisivo a menos que el régimen norcoreano cumpla con sus promesas.
Esa postura fue ratificada por el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, quien declaró: “Hay solo un resultado final que será aceptable: la desnuclearización completa, verificable e irreversible”.
Analistas estadounidenses consultados por Clarín coinciden en un fuerte escepticismo sobre el documento y sobre la legitimación que se le dio al norcoreano, acusado de liderar un régimen que viola los derechos humanos, y que hasta hace apenas unos meses era un paria internacional, acosado por duras sanciones económicas.
Uno de los objetivos de Kim es que su régimen se mantenga inalterable en el poder y, aunque Trump dijo que le mencionó a Kim el tema de los derechos humanos, nada quedó por escrito. Por el contrario, el estadounidense le dio un trato amigable pleno de elogios y hasta llegó a mostrarle el interior de su famosa limusina “La Bestia”.
Para Joseph M. DeThomas, profesor de Relaciones Internacionales de Penn State University, “la declaración es sólo una expresión de la intención de ambas partes para negociar acuerdos en varias áreas. Todo el trabajo difícil está por delante. Por lo tanto, es demasiado pronto para emitir juicios. Pero es un buen comienzo”.
El experto, que fue embajador y vicesecretario adjunto de Estado para la no proliferación desde 1999-2001, señaló que en cuanto a la desnuclearización “Kim no ha definido lo que quiere decir con lo que incluyó en el documento y no ha aceptado nada de lo que Corea del Norte no haya acordado antes”.
De Thomas cree que “ambas partes (y el mundo entero) se benefician del hecho de que se centrarán en las negociaciones en lugar del conflicto, pero todavía estamos muy lejos de resolver los principales problemas”.
El experto afirma que “Kim gana mucho de esta cumbre desde el punto de vista político, ya que ahora ha ganado mayor legitimidad y será difícil para los Estados Unidos ejercer una mayor presión sobre él.
Trump gana menos, pero obtendrá algunos buenos efectos políticos temporales de todo el espectáculo que se produjo en torno a la cumbre”.
Por su parte, Charles Armstrong, profesor de Estudios Coreanos de Columbia University, señaló que la cumbre “fue un primer paso muy importante para mejorar las relaciones entre EE. UU. y Corea del Norte.
Pero la declaración conjunta fue muy vagaacerca de los detalles precisos. Muchos problemas deben resolverse en las reuniones futuras”.
El experto, autor de La Tiranía de los débiles: Norcorea y el Mundo, afirmó a Clarín que “entre Trump y Kim Jong-un, ganó Kim”.
Explica que el norcoreano “recibió reconocimiento en el escenario mundial al reunirse como un igual con el presidente de EE.UU. y obtener un acuerdo con los EE. UU., para mejorar las relaciones sin conceder nada, excepto para trabajar hacia la ‘desnuclearización absoluta de la Península Coreana’”.
Igualmente, Armstrong cree que “EE.UU. también gana al reducir la amenaza de las armas nucleares de Norcorea y potencialmente eliminarlas en el futuro. En la medida en que la cumbre puede reducir las posibilidades de una nueva guerra en la península, todos son ganadores”