La tensión fue en aumento este sábado en varios sectores de París, sobre todo cerca de los Campos Elíseos, en donde la policía lanz{o gases desde temprano para tratar de mantener bajo control la nueva protesta de los «chalecos amarillos».
Los manifestantes lanzaban piedras y manifestaban al grito de «¡Macron dimisión!», en una jornada en la que la mañana pareció «menos tensa» que la protesta de la semana anterior, pero conforme avanzaba la tarde, el panorama se endureció y volvieron a aparecer las fotos de locales comerciales saqueados y automóviles ardiendo.
Según señaló la agencia AFP, desde la mañana hubo varios puntos de París en los que los manifestantes lanzaban piedras a la policía, que respondía con gases lacrimógenos.
El número de detenidos rondaba las 1000 personas a media tarde, según señaló el primer ministro Edouard Philippe, pero se incrementaba en forma continua.
Era un número superior a los arrestados de la semana anterior, y otras 700 personas estaban «demoradas» Dentro del enorme operativo, las fuerzas de seguridad llevaban a cabo desde temprano controles en las estaciones de ferrocarril y en los puntos estratégicos de la capital donde se congregan los manifestantes ataviados con los ya tradicionales chalecos fluorescentes convertido en el símbolo de este movimiento de contestación popular.
En toda Francia se han desplegado medidas de seguridad excepcionales, sobre todo en París, donde las escenas de guerrilla urbana del pasado sábado impactaron al país y al mundo.
Cerca de 90.000 policías están desplegados en todo el territorio. Además, por primera vez en más de una década, se veían en la capital vehículos blindados de la gendarmería.
El movimiento de los «chalecos amarillos», que empezó oponiéndose a la subida del impuesto a los combustibles y que ahora refleja una exasperación social más amplia, sacude a Francia desde hace más de dos semanas.
Todo el movimiento de protestas arrancó con un video en Facebook, el 18 de octubre, en el que Jacline Mouraud, una desconocida, interpela al «señor Macron» denunciando «la caza de los conductores».
Los chalecos amarillos fueron ganando cada vez más volumen, lejos de los sindicatos y partidos políticos, hasta las postales de la protesta del pasado sábado, que ya tuvieron una gravedad inusitada, con decenas de autos quemados, comercios saqueados y París viviendo un caos total.
Este sábado, hasta el mediodía los incidentes habían sido menores que el sábado anterior, pero la tensión era extrema y se producían corridas y gases lacrimógenos, con la policía tratando de acordonar a los manifestantes para que no siguieran avanzando.
Ya ardían incluso algunos cestos de basura Ante el peligro de que se repitieran incidentes violentos, gobierno, sindicatos y la mayoría de los partidos de la oposición hicieron varias llamadas a la calma.
Tras reunirse este viernes por la noche con el primer ministro, «representantes» de los chalecos amarillos pidieron que la gente no se manifestara en París, donde se cerraron museos, monumentos, comercios y numerosas estaciones de metro en el centro de la capital francesa.