Armados con armas de grueso calibre, vestidos de negro y con pasamontañas, integrantes de un grupo comando brasileño intentaron anoche copar la Unidad Penal 2 de Oberá, Misiones.
Su misión era rescatar a Rudinei Lopes, un compatriota suyo que está preso en esa cárcel desde fines de diciembre pasado, cuando fue atrapado por la policía misionera con fusiles FAL y explosivos plásticos mientras se escondía, junto a su hermano y una mujer, en la zona fronteriza de El Soberbio.
El grupo comando no pudo rescatar al preso brasileño, al cabo de un intenso tiroteo en uno de los ingresos del pena. Los atacantes huyeron y la Policía de Misiones montó un operativo cerrojo para detenerlos.
Del otro lado de la frontera las fuerzas de seguridad brasileñas custodian la zona por si los delincuentes pretenden ingresar en el vecino país.
El episodio, que conmociona a Misiones, comenzó cerca de las 20, cuando cuatro hombres vestidos de negro pidieron un vehículo a una remisería situada en las inmediaciones de la Unidad Penal 2 de Oberá.
El chofer fue hacia el lugar con un Renault Logan y cuando se subieron los cuatro pasajeros, uno de ellos le dijo al conductor que pertenecían a una banda de música y que debían guardar en el baúl una caja negra «con los instrumentos». Los «instrumentos» eran, en realidad, las armas que iban a utilizar en el asalto.
A los pocos metros, según relató el jefe de la Policía de Misiones Manuel Céspedes, «le apuntaron a la cabeza al remisero, lo obligaron a que detuviera el auto y lo metieron dentro del baúl».
Los criminales llegaron a la cárcel en el Renault Logan. Pero el chofer logró escapar tras abrir el baúl con unas herramientas que tenía dentro y salió corriendo hacia una zona de monte que está en las inmediaciones del penal, para refugiarse.
Mientras, ya con pasamontañas puestos y armas de grueso calibre empuñadas, los atacantes intentaron irrumpir en el penal por la puerta E, en un sector que está siendo refaccionado.
Allí se encontraron con un guardia que hacía de sereno. La directora del Servicio Penitenciario de Misiones, Nilda Correa, contó que este efectivo se defendió primero «con una linterna que tiene una picana eléctrica» y luego se produjo un intenso tiroteo.
El chofer del remís llamó a la policía. Y cuando empezaron a llegar los patrulleros, los atacantes decidieron abandonar el lugar. No lograron rescatar a Rudinei Lopes, que seguía alojado en la cárcel de Oberá. Su hermano había sido trasladado unos días antes a Posadas.
Céspedes confirmó que en este grupo comando -según información de inteligencia brasileña- se encontraría un tal Farfão, quien ya protagonizó el copamiento de una cárcel en Rio Grande do Sul y en junio del año pasado atacó una ambulancia que trasladaba a Rudinei, a quien en esa oportunidad lograron rescatar.
Lopes es un preso de alto perfil y carga sobre sus espaldas con un grueso prontuario. Fue protagonista de más de una decena de asaltos con explosivos a entidades bancarias del sur de Brasil. También figura en causas por homicidios y portación de armas de guerra.
Rescate cinematográfico
Como se dijo, el «Gordo» Lopes fue rescatado de una cárcel brasileña el 27 de junio de 2017. La espectacular fuga se produjo del Presidio Estadual de Lajeado, municipio próximo a Porto Alegre.
Ese día, Lopes les comunicó a los guardias que se sentía mal, que lo aquejaba un problema cardíaco. Su corazón estaba acelerado.
Dijo que sufría de taquicardia, por lo que los efectivos del penal montaron un dispositivo de seguridad para trasladarlo en una ambulancia a la Unidad de Pronto Atendimiento (UPA) del barrio Moinhos D’Agua.
Cuando lo llevaban al hospital cuatro hombres rodearon la ambulancia y acribillaron a la comitiva.
Dispararon de 30 tiros para reducir a los tres guardias y a los dos enfermeros que iban en la ambulancia. En el tiroteo casi matan al recluso al que habían ido a rescatar. Uno de los proyectiles atravesó la guía del suero que le suministraban a Lopes.
El grupo comando que rescató a Lopes se movía en dos autos; como «escudo» se llevaron de rehén a uno de los guardias, al que liberaron a unos 15 kilómetros del lugar del hecho.
Efectivos de la Brigada Militar, la Policía Civil y de Carretera montaron un operativo cerrojo en distintas rutas del sur brasileño para atrapar a Lopes, que en ese momento desapareció.
El «Gordo», finalmente, fue atrapado el 29 de diciembre pasado en un monte espeso de El Soberbio, Misiones. Allí, la policía misionera montó un sofisticado operativo para atrapar a Lopes y sus cómplices Vanderei «Vando» Lopes y Juliane Cristina.
Según indica el diario LA NACIÓN publicó el 29 de enero pasado la preocupación que existe sobre la incursión en la Argentina de bandas criminales brasileñas que tienen alto poder de fuego y logística, como el Primer Comando Capital (PCC) y el Comando Vermelho .
Estaban escondidos en una casa precaria en una zona más elevada del monte, en territorio argentino, desde donde podían vigilar quién ingresaba en la zona. Además del armamento (fusiles FAL, pasamontañas y explosivos plásticos de alto poder) tenían tres camionetas 4×4.
Ante las dificultades del terreno, los efectivos de la policía misionera tuvieron que usar un dron para vigilar los movimientos de los prófugos; pudieron ingresar en su campamento al momento del almuerzo.
Los policías de la provincia de Misiones habían llegado hacia ese lugar emblemático del tráfico de estupefacientes y el contrabando, como es El Soberbio, luego de que informes de inteligencia de las fuerzas de seguridad de Brasil señalaran desde hacía al menos dos meses que Rudinei y sus cómplices, su hermano, Vanderei «Vando» Lopes y Juliane Cristina Cardoso, podrían haberse ocultado del lado argentino