Los chilenos votaron este domingo por una abrumante mayoría a favor de reformar la Constitución de 1980, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet.
La moción en favor de la reforma superaba este domingo a la noche el 77,9 %, cuando ya se había escrutado más del 60 % de los votos del histórico plebiscito, surgido de las protestas de octubre 2019. Los medios chilenos coinciden en que la participación fue muy superior a la media de Chile, un país donde el voto es voluntario y donde en las últimas elecciones esta cifra llegó apenas al 49,02%.
Mientras avanzaba el recuento la Plaza Italia, rebautizada «Plaza de la Dignidad», volvió a ser ocupada por por manifestantes que rechazan al gobierno de Piñera, esta vez para celebrar.
Los carabineros intentaron dispersarlos, pero fueron rechazados por los manifestantes que colgaron una bandera en el monumento.
Sobre el órgano que debe escribir el nuevo texto, la otra pregunta que se planteó en la votación, se impuso con más del 79% la opción de la convención constituyente, que estará integrada solo por ciudadanos electos para ese fin y deberá estar integrada por igual cantidad de hombres y mujeres.
La opción del rechazo al cambio constitucional recibió un 22,03 % de los votos, mientras que la opción de que la nueva Carta Magna la elabore una convención mixta formada por parlamentarios y ciudadanos electos obtuvo el 20,94 % de los votos.
El resultado de alguna manera golpea a Piñera, ya que el presidente lidera una coalición de derecha, que también integran partidos herederos del régimen de Pinochet, que se opusieron abiertamente a la reforma.
Las 155 personas que integrarán la convención ciudadana que redactará la nueva Constitución serán elegidas por votación popular el 11 de abril del año que viene y a partir de entonces tendrán un margen de nueve meses, prorrogables una sola vez por tres meses más, para elaborar el texto de la nueva Carta Magna.
El texto resultante será sometido a un nuevo referéndum, ya en 2022, que será de voto obligatorio y en el que los ciudadanos decidirán si lo aprueban o rechazan.
«Hoy los chilenos y chilenas han expresado libremente su voluntad a través de las urnas, eligiendo la opción de una convención constituyente, por primera vez con plena igualdad entre hombres y mujeres, para acordar una nueva Constitución para Chile», dijo el presidente, Sebastián Piñera, al hablar en la Moneda, cuando apenas se había escrutado el 20 % de los votos.
Piñera lidera una coalición de derecha, con partidos herederos del régimen de Pinochet, que se opusieron abiertamente a la reforma.
El plebiscito fue arrancado al Gobierno de Piñera como una manera de desactivar la grave ola de protestas desatadas el año pasado contra la desigualdad y en favor de mejores servicios básicos.
La consulta, que en un primer momento se programó para abril de este año, se pospuso hasta esta jornada debido a la pandemia y se desarrolló bajo estrictas medidas sanitarias y de distancia física.
La oposición de izquierdas se declaró partidaria del cambio en todo momento mientras que los cuatro partidos de derechas que integran la coalición gubernamental se mostraron divididos.
Piñera no se pronunció públicamente sobre el sentido de su voto y se limitó a alentar la participación, al tiempo que pidió a su gabinete no participar en actos públicos en apoyo a ninguna de las opciones.