Pedro Sánchez sorteó un nuevo escollo político. En una ríspida y tensa negociación logró, in extremis, el apoyo de Carles Puigdemont para que su candidata, Francina Armengol, sea elegida presidenta del Congreso y para que el bloque de izquierda controle el Hemiciclo, paso indispensable para revalidar la legislatura.
Con los votos de Junts, el PSOE y sus aliados sumaron los 178 votos (Sumar, PNV y ERC) que necesitaban para que la expresidenta del gobierno balear asuma el puesto de mayor jerarquía en la conformación de las nuevas Cortes.
De esta manera, Sánchez se presentará ante el Rey en las próximas semanas para ser investido.
La elección de Armengol se empezó a cocinar a primera hora de este jueves tras el anuncio de Junts de tener un principio de acuerdo con el PSOE.
El pacto incluye el uso del catalán en las Cortes, la reapertura de la comisión de investigación sobre las llamadas «cloacas del Estado» para determinar quién investigó a los independentistas y la creación de una comisión de investigación sobre los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto de 2017.
Un cuarto punto, sin acuerdo aún pero en negociaciones, está relacionado con la Ley de Amnistía que exige Puigdemont, medida que el PSOE se abriría a estudiar para tener los votos de Junts también en la sesión de investidura.
Tras la votación, Puigdemont aclaró con un mensaje en Twitter que este apoyo «no está vinculado a la investidura», dando a entender que Sánchez tendrá que seguir arremangándose para conseguir los síes para su investidura.
«No nos van a mover promesas o voluntades políticas sin garantías de cumplimiento de quien no nos genera ninguna confianza. No sé si esa distancia se acortará o no. Pero si llegan acuerdos futuros, será porque llevan incorporado su cumplimiento de forma comprobable. Cómo ha sido el caso. A algunos les parecerá demasiado, ya otros les parecerá poco. Es una negociación por la mesa del Congreso. La investidura está exactamente donde estaba al día siguiente de las elecciones», adviritó.
La votación de los diputados en la elección de las nuevas autoridades del Congreso confirma, pese a diferencias programáticas, la solidez del bloque de izquierda tras el 23J y la muñeca de Sánchez para atraer a nacionalistas e independentistas.
Las papeletas que los legisladores metieron en la urna también revela la debilidad del otro bloque, el de derecha, en descomposición tras el inesperado golpe en los comicios generales.
La candidata elegida por Alberto Núñez Feijóo, Cuca Gamarra, obtuvo menos votos de los esperados (139) tras la decisión de última hora de Vox de votar a un candidato propio, Ignacio Gil Lázaro (33).
La ultraderecha decidió soltarle la mano al dirigente gallego tras ser notificada que no iba a tener un lugar en la Mesa. Con menos apoyos de lo esperado, difícilmente el Rey le encargue que lidera un proceso de investidura.
«La victoria progresista en la Mesa del Congreso de hoy contribuye a que arranque la legislatura y acerca la conformación de Gobierno. Feijoo, aislado. La derecha puede sumirse en una crisis considerable», resumió Iñigo Errejón, líder de Más País y diputado electo de Sumar, una vez finalizada la votación.
En lo que respecta al resto de los cargos, el PSOE y Sumar controlarán toda la Mesa del Congreso al obtener cinco representantes sobre cuatro del PP.
Los vicepresidentes serán: Primero: Gómez de Celis (PSOE). Segundo: Bermúdez de Castro (PP). Tercera: Esther Gil (Sumar). Cuarta: Marta González (PP). Vox se queda sin representación.