Las protestas por la muerte de George Floyd, un hombre afroamericano que falleció a manos de un policía en Minneapolis, se extendieron durante el fin de semana a múltiples ciudades del país.
La alcaldeza de Washington D.C. decretó el toque de queda y desplegó a la Guardia Nacional y se reportaron disparos en los alrededores de la Casa Blanca.
Decenas de ciudades en el país vivieron intensas jornadas de protestas contra el racismo y la violencia policial este fin de semana, con episodios de fuertes enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad.
El lema «No puedo respirar», las últimas palabras del afroamericano George Floyd antes de morir bajo custodia policial, fue el más coreado desde Nueva York hasta Los Angeles.
Las marchas más multitudinarias empezaron en Minneapolis, en el norte del país, donde el policía blanco Derek Chauvin presuntamente mató a un hombre afroamericano, George Floyd, al arrestarlo por ser sospechoso de haber usado un billete falso de 20 dólares.
Chauvin inmovilizó a Floyd presionando su rodilla contra el cuello del detenido durante más de ocho minutos, provocándole asfixia. Floyd, quien había expresado en repetidas ocasiones que no podía respirar, murió poco después mientras recibía atención sanitaria.
Sin embargo, la manifestación que tuvo consecuencias fatales fue la de Indianapolis, donde un hombre que participaba en las protestas murió por un disparo de la policía. Tres personas más resultaron heridas. Las autoridades todavía no han dado más detalles sobre el tiroteo.
La jornada del sábado fue la quinta noche de protestas y disturbios en Minneapolis, pero esta vez se extendió ampliamente por otros puntos del país.
Decenas de ciudades se sumaron a las manifestaciones, como Nueva York, Los Angeles, Chicago, Miami e incluso la capital, Washington D.C., donde las protestas llegaron a la Casa Blanca.
En total, son al menos 27 las ciudades en 16 estados que han decretado toques de queda, la mayoría a partir de las 8pm, para evitar las protestas. El toque de queda permite a la Policía arrestar a cualquier persona que se encuentre en la calle después de la hora establecida.
Según el recuento de la agencia Associated Press (AP), 1.400 personas han sido detenidas durante las marchas, sin contar la última noche del sábado. A la lista se sumó Washington D.C. después de que manifestantes rodearan la Casa Blanca e incluso se reportaran disparos.
La respuesta de Trump: más leña al fuego
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, culpó de este nuevo estallido social, que transcurre en medio de la pandemia de coronavirus que se ha cobrado casi 104.000 vidas en el país, a los «antifascistas» y los grupos de «extrema izquierda», y rechazó los episodios violentos durante las marchas. También criticó los gobernadores y alcaldes demócratas por una respuesta «insuficiente» y advirtió que el Gobierno federal entraría a gestionar la situación si las protestas no terminaban.
«La memoria de George Floyd es deshonrada por alborotadores, saqueadores y anarquistas. La violencia y el vandalismo son liderados por la Antifa y otros grupos radicales de izquierda que aterrorizan a gente inocentes, destruyendo empleos, dañando negocios y quemando edificios», subrayó el presidente desde Florida, donde atendía el lanzamiento del SpaceX, el primer cohete operado por una compañía privada.
Además, Trump agregó que las fuerzas de seguridad locales no estaban siendo suficientemente «duras» y volvió a amenazar con recurrir al Ejército si la policía no lograba sofocar las protestas.
La Guardia Nacional ya ha sido desplegada en seis estados, entre los cuales se cuenta Minnesota, el estado de Minneapolis, y el Distrito de Columbia, donde se encuentra la capital del país.
Las declaraciones del mandatario se suman a las que publicó en Twitter el viernes pasado, donde aseguró que «cuando los saqueos empiezan, los disparos también empiezan».
Desde Los Angeles hasta Nueva York
Las mismas escenas se repitieron a través de Estados Unidos: coches policiales vandalizados, carreteras bloqueadas, escaparates rotos y fuego en las calles. También gases lacrimógenos, balas de goma y en el caso de Indianapolis, balas de verdad.
Las fuerzas de seguridad han sido el principal blanco de las protestas que denuncian el racismo estructural de la policía en Estados Unidos. Así sucedió en Filadelfia y Pittsburgh, en la costa este del país, y en Seattle, en la costa oeste, a miles de kilómetros de distancia.
En Louisville, Las Vegas, Atlanta, Washington y Minneapolis se registraron ataques de la policía hacia la prensa que cubre las protestas. La agencia EFE denunció que unos agentes golpearon e intentaron detener a un grupo de informadores, entre los cuales se encontraba el reportero de la agencia.
Un manifestante sositene un cartel que indica «el silencio es violencia» frente a un coche de policía ardiendo en Nueva York, Estados Unidos, durante las protestas del sábado 30 de mayo de 2020 contra la muerte del afroamericano George Floyd bajo custodia policial.
En Nueva York, un coche patrulla arrolló a un grupo de manifestantes que intentaba cerrarle el camino, lo que avivó todavía más las protestas y las denuncias contra la violencia policial.
Los Angeles, la segunda mayor ciudad del país, fue el escenario de una de las manifestaciones más multitudinarias. La población californiana ha sido históricamente uno de los epicentros de las protestas raciales: en este caso, las marchas duraron horas hasta bien entrada la madrugada y llegaron hasta algunos de los barrios más adinerados, como los famosos Beverly Hills y Hollywood, donde se registraron saqueos.
El mismo alcalde de Los Angeles, Eric Garcetti, lo dijo el sábado: son los peores disturbios provocados por protestas raciales desde el año 1992, cuando la ciudad vio morir a sus calles a más de 60 personas durante unas fuertes protestas contra la policía por los mismos motivos que estos días encienden Estados Unidos. Fue la última vez que el Ejército fue convocado para combatir un estallido social.
Y todo indica que este nuevo episodio de protestas podría abrir otro capítulo en la larga historia de tensiones raciales que atraviesan Estados Unidos y que siempre han tenido a la violencia policial como uno de sus principales arietes.
Una cabina de la policía arde en Los Angeles, Estados Unidos, durante las manifestaciones contra la brutalidad policial y el racismo del 30 de mayo de 2020.
La muerte de Floyd, sin ir más lejos, recuerda dolorosamente a la de Eric Gardner, quien también fue sofocado por un agente de policía en Nueva York en 2014 hasta provocarle la muerte.
Pero no son solo estos dos casos los que pesan en la memoria de los afroamericanos: miles de personas negras han muerto a manos de las fuerzas de seguridad, a pesar de que muchas no han sido grabadas en video y viralizadas, como sí ocurrió con Floyd y Gardner.
Un estudio de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences publicado en 2019 estableció que las agresiones de la policía eran una de las principales causas de muerte de hombres jóvenes negros. De hecho, según la publicación, uno de cada 1000 hombres afroamericanos pueden esperar morir a manos de las fuerzas de seguridad, más del doble de probabilidad que con sus iguales blancos.
Con artículos de EFE, AFP y Reuters