Hace una semana, la joven de Fontana desapareció sin dejar rastro. Una amiga afirmó que subió a una camioneta, pero no regresó. Johana, quien tiene un hijo de 9 años, está siendo buscada intensamente, mientras su abuela se encarga del cuidado del niño.
Este viernes, en la Comisaría Décima de Resistencia, una mujer de 48 años denunció la desaparición de su hija, de la cual no se sabe nada desde el martes pasado por la noche.
Por esta razón, se activó un protocolo de búsqueda para encontrar a Johana Elizabeth González, de 30 años, con domicilio en Villa Oro, Fontana.
Johana se encuentra en pareja con un hombre de 30 años y ese martes 21 se dirigió a la casa de su madre para dejar a su hijo de 9 años. «Mami, ya vuelvo, me voy a ver si consigo plata, le dejo a D., para las 22:00 vuelvo», fueron las palabras que, según la denuncia realizada, dijo la mujer a su madre.
Desde ese momento, nada se sabe de la mujer, quien es buscada intensamente. Al día siguiente, la denunciante fue a buscar a su hija y, como no la encontró, se dirigió a la estación de servicio PYH, ubicada en avenida 25 de Mayo y calle 14, donde, según la madre, «suele tener amigas que se juntan de noche en ese lugar». La hermana de Johana, Paola González, confirmó que la mujer es trabajadora sexual.
Allí habló con una mujer, amiga de su hija, quien le habría dicho: «Yo la vi que subió a una camioneta Kangoo color gris, el martes a la noche y después no la vi más».
Al no obtener mayor información, se dirigió a la casa de su yerno, donde su hija vive, y le preguntó si había tenido algún problema con Johana o si la había visto.
«No, no peleamos y no la veo desde el martes tampoco», contestó el hombre. Por lo tanto, la mujer retiró las pertenencias de su nieto para llevarlo a la escuela y volvió a su casa para esperar que su hija regrese.
Johana es una joven de tez blanca, con cabello rizado de longitud media. Mide aproximadamente 1.60 metros y tiene una contextura robusta. Un lunar distintivo se encuentra cerca de su boca, en el lado izquierdo. No tiene piercings visibles, pero sí dos tatuajes: uno en el cuello con inscripciones en letras chinas y otro en el hombro izquierdo que representa a una chica con un tridente. No posee cicatrices visibles.
El día en que fue vista por última vez, Johana llevaba puesta una calza larga de color verde con pintitas negras, un buzo color crema con detalles rojos en el frente y en la espalda, y un gorro tejido marrón, dejando su cabello suelto.
En los pies, usaba zapatillas tipo chatitas de la marca Nike, de color negro y dorado.