A las 8:52 del 15 de noviembre de 2017, un reporte secreto de la cúpula de la Armada fue tipeado en Mar del Plata y recibido en Puerto Belgrano. En ese reporte, el primero que sintetizaba la tragedia del ARA San Juan, se podía leer: «Ingreso de agua de mar por sistema de ventilación al tanque de baterías N°3 ocasionó cortocircuito y principio de incendio en el balcón de barras de baterías. Baterías de proa fuera de servicio. Al momento en inmersión propulsando con circuito dividido. Sin novedades de personal mantendré informado».
El reporte fue escrito por el capitán de navío Claudio Villamide –comandante de la Fuerza de Submarinos—y recibido por el contralmirante Luis Enrique López Mazzeo, comandante de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada.
Y como sucede desde que desapareció el submarino ARA San Juan, ningún miembro del gobierno con responsabilidad en la conducción de las Fuerzas Armadas, desde el presidente Mauricio Macri hasta el ministro Oscar Aguad, conocían su existencia y su importancia institucional.
Otra evidencia que prueba la decisión de la Armada de ocultar documentos claves de una tragedia que conmociona al país.
Cuando Macri visitó el edificio Libertad para entender qué había pasado con el submarino, la cúpula de la marina hizo una presentación muy laxa en relación a la información secreta que ya manejaba. «No sé qué pasó, no sé dónde está», aseguró el jefe de la Armada, almirante Marcelo Srur, al presidente de la Nación. En ese cónclave, Srur deslizó a Macri que había entrado agua en la sala de baterías, pero a continuación relativizó la crisis en el submarino. «Pudimos resolverlo», concluyó Srur.
Pero el jefe de la Armada omitió exhibirle al Presidente ese reporte secreto.
No se trata de la última comunicación del ARA San Juan –que ocurrió a las 7:30-, sino del primer reporte que el jefe de la Fuerza Submarinos, capitán de navío Villamide, le remite al contralmirante López Mazzeo, su jefe directo a cargo del Comando de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada.
Villamide se identifica bajo la nomenclatura COFS (Comandante de Fuerza Submarinos) y López Mazzeo aparece recibiendo el reporte con la sigla COAA (Comandante de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada). Y es el primer reporte sobre la tragedia del ARA San Juan, porque se puede leer SITREP NRO 1 (SUSJ). Es decir: Sistema de reporte, parte número uno, referido al Submarino San Juan. Villamide usó el Sistema de Comunicaciones Navales (SICO), que es cifrado, y el reporte jamás fue girado al Poder Ejecutivo.
A Macri nunca se lo mostraron cuando concurrió dos veces al Edificio Libertador, y a Aguad tampoco durante la larga exposición que escuchó hace unos días en la base de Puerto Belgrano.
El ministro de Defensa recibió información oral sobre las distintas alternativas que sufrió el submarino, pero la Armada se reservó el derecho de omitir el reporte secreto enviado desde Mar del Plata a Puerto Belgrano, apenas 98 minutos antes de la explosión del ARA San Juan.
Al presidente Macri y al ministro Aguad no deberían sorprenderle la estrategia de ocultación de la marina.
La tragedia del submarino se inició en la medianoche del 14 de noviembre y el gobierno se enteró dos días más tarde, cuando el portal Infobae adelantó que había desaparecido el ARA San Juan. Hasta ese momento, la Armada había hecho silencio de radio.
Los pases a retiro de Srur, Lopez Mazzeo y Villamide, ya están decididos en la Casa Rosada.
Macri sólo espera que aparezca el submarino con los 44 tripulantes. Y después eyectar a la cúpula de la Armada, que manejó mal la crisis en medio de la tormenta y ocultó la información al gobierno y a la opinión pública, cuando el Presidente había ordenado «contar toda la verdad» sobre la tragedia del ARA San Juan.