PRONÓSTICO EXTENDIDO

Despues de la reunión con Macri, los gobernadores quieren ver la letra chica de las propuestas

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Con el suficiente envión de cola que representa la victoria electoral en más de la mitad de las provincias, Mauricio Macri direccionó ayer la mayor parte de su discurso a los gobernadores, con quienes mantendrá la semana que viene un encuentro de trabajo, el segundo desde que asumió en diciembre de 2015.







Sentados en las primeras butacas del Centro Cultural Kirchner, y casi con asistencia perfecta (sólo faltaron el sanjuanino Sergio Uñac, la santiagueña Claudia Ledesma, el chubutense Mario Das Neves, la catamarqueña Lucía Corpacci y el puntano Alberto Rodríguez Saá, que enviaron a sus vices), escucharon lo que fue casi un libreto repetido desde que Cambiemos llegó al Gobierno.

A grandes rasgos, les recordó Macri la necesidad de una reducción de impuestos (un ítem que hizo extensivo a los ámbitos municipales) y de un ajuste en el gasto político. Y, de paso, apuró la adhesión de las provincias a la Ley de ART que sólo ratificaron la Ciudad de Buenos Aires y Córdoba y, parcialmente hasta ahora, Mendoza y Buenos Aires.

«Ahora es el turno de las provincias que pueden adherirse a la ley nacional o sancionar una propia. Yo, si me permiten, les recomiendo la ley nacional que es muy buena y se aprobó con el consenso de todas las fuerzas políticas y las organizaciones de la sociedad civil», les aconsejó.

Pero, inequívocamente, el punto de fricción con los gobernadores -en especial con los opositores- radica en la pretensión del Gobierno de alinear a las provincias detrás de una drástica disminución de la carga impositiva local, especialmente en Ingresos Brutos y Sellos.

Es el eje más enojoso, porque empuja a los distritos a resignar un voluminoso porcentaje de ingresos que hoy no se compensan con los fondos que se coparticipan y mucho menos -todavía- con ganancias genuinas propias.







De allí la reticencia de los mandatarios a acceder de motu proprio a tamaña diligencia. Sin embargo, ya recogieron el guante el porteño Horacio Rodríguez Larreta, la bonaerense María Eugenia Vidal, el mendocino Alfredo Cornejo y el cordobés Juan Schiaretti, que incluyeron en sus proyectos de Presupuesto 2018 importantes reducciones de Ingresos Brutos y Sellos que, de aprobarse, redundarían en un renuncio global de más de $15.800 millones.

La «reparación» de ese agujero en las cuentas públicas llegará de la mano de una modificación en otros impuestos, como una fuerte suba en el inmobiliario urbano y rural, en el caso de Buenos Aires.

Desde Santa Fe, en tanto, el socialista Miguel Lifschitz descartó la posibilidad de renunciar a Ingresos Brutos «teniendo en cuenta el escenario actual». Para que eso suceda, consideró, «debería darse otro marco de distribución de recursos entre Nación y Provincia».

A partir de la presentación mañana de la reforma tributaria que impulsará el Gobierno, la batalla por la distribución nacional de los fondos copará la agenda de la relación entre la Casa Rosada y las administraciones subnacionales.

Subyace como marco encolerizador la pretensión de Vidal ante la Corte Suprema para eliminar el tope de $650 millones del Fondo del Conurbano.

«Todo es negociable, menos una resignación de fondos a favor de un sólo distrito», coincidieron ayer varios caciques provinciales cuando se les consultó sobre las distintas propuestas de Macri y la discusión inexorable que se viene sobre un nuevo esquema de reparto que comenzará a vislumbrarse la próxima semana cuando se vean, cara a cara, con el Presidente.

Por de pronto, ayer los gobernadores -incluidos aquellos acérrimos opositores al Gobierno como el pampeano Carlos Verna o el formoseño Gildo Insfrán- manifestaron su respaldo a los ejes anunciados para combatir la pobreza, crear empleo y lograr el equilibrio fiscal. «Son temas centrales y necesarios para el crecimiento», se alinearon.

Lifschitz, por su parte, valorizó la convocatoria, aunque prefirió no adelantar «posiciones específicas» sobre sus eventuales resultados y pidió esperar para ver «la letra chica» de las propuestas.

El rionegrino Alberto Weretilneck coincidió con el anuncio del Presidente, al resaltar que «son ejes de una agenda republicana muy importante».

«Que trabajemos sobre el empleo, que tengamos un Estado que no genere inflación y por otro lado mayor calidad institucional, creo que son ejes de una agenda republicana muy importante», resumió. Sin embargo, afirmó que «todos los temas después hay que ver en el detalle la búsqueda de un consenso».

Al retirarse del Centro Cultural Kirchner, el misionero Hugo Passalacqua (Frente Renovador de la Concordia), destacó el llamado al «diálogo» y el «consenso», y aseguró que «coincidimos en la necesidad de dialogar a fondo todos los temas». Pero más allá de muchas buenas expresiones, los gestos adustos de la mayoría de los gobernadores durante los 45 minutos que duró el discurso permiten imaginar la posición que llevarán algunos de ellos a la mesa de trabajo que el Presidente les tenderá la próxima semana. Un encuentro en el que el Macri jugará, otra vez, de local.