En los últimos 4 años, durante todo lo que fue la presidencia de Mauricio Macri, el consumo vivió una etapa de caída libre. Tomando los últimos datos de CAME sobre ventas minoristas, la actividad en ese período concluyó con 45 meses en rojo, contra solo tres positivos.
Según la consultora Ecolatina, en el acumulado la retracción fue de un 20% entre el último mes de 2015 y el de 2019. En este 2020 que acaba de comenzar, y de la mano de varias medidas del nuevo gobierno de Alberto Fernández, tendiente a darle un nuevo impulso al consumo interno, los distintos sectores de la actividad comienzan a ver una luz de esperanza al final de túnel.
En el primer mes de gestión, el nuevo Gobierno procuró tomar medidas que pongan dinero en el bolsillo de los trabajadores, especialmente en los sectores más relegados, junto con otras acciones tendientes a moderar la inflación, como el freno a la suba de tarifas o el programa Precios Cuidados.
Desde esta lógica, la recuperación del consumo llegará de la mano de una recomposición del poder adquisitivo de las personas, cuya caída derivó en el derrumbe de las ventas en los últimos años. Para poner en perspectiva: según Ecolatina el salario de trabajadores registrados cayó en promedio 8%, y el del sector informal un 13%, durante 2019.
Acumulando en los 4 años de la era Macri una caída de un 20%. Solo en 2017 le ganó a la inflación, la cual fue de cerca de 300% entre diciembre de 2015 y diciembre de 2019.
Consumo masivo
Entre las medidas que el Gobierno tomó para reactivar el consumo están la suma fija -en dos partes- de $4.000 para los trabajadores del sector privado y público, el bono de $5.000 para jubilados y de $2.000 por cada hijo a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH). Asimismo, se congeló por 6 meses el aumento de las tarifas de los servicios públicos y del transporte.
A esto se suma que con la aplicación del recargo de 30% a la compra de dólares se espera que gran parte de los que antes adquirían divisas para atesorar lo vuelquen al consumo, incluso parte de lo que tenían ahorrado, mientras que como también rige para los viajes al exterior esto le dé un empujón al turismo local.
Además se renovó el programa Precios Cuidados, en un intento de frenar el impacto inflacionario sobre los alimentos, y se implementó la Tarjeta Alimentaria para los sectores de más bajos recursos que solo puede ser utilizada para productos de primera necesidad.
“Confiamos que las medidas que está tomando el Gobierno supongan un repunte del consumo”, afirmó Juan Vasco Martínez, titular de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), en diálogo con Biz. Y agregó: “No esperamos nada espectacular porque la situación macroeconómica no hace pensar en un vuelco total, pero al menos frenar la caída y quizás hasta un leve repunte”.
El representante del sector supermercadista remarcó que la actividad “viene de casi dos años muy duros”, destacó además la ampliación de Precios Cuidados, y cuestionó, “por lo improvisado” y no por la medida en sí, la baja de IVA que se aplicó a los alimentos durante la gestión anterior. “La baja del IVA no fue una medida demasiado feliz.
Como efecto colateral trajo la generación de un saldo técnico de IVA muy importante, que con el costo del dinero en ese momento supuso tener inmovilizado un montón de plata en AFIP hasta que se pudo compensar con otras obligaciones fiscales.
Fue un paliativo del momento, pero las consecuencias fueron bastante dañosas”, sostuvo Vasco Martínez. Asimismo, aseguró que en el sector “siempre creímos que los alimentos deberían tener un IVA más bajo, como ocurre en la mayoría de los países, y que debería tener una segmentación por ingresos”.
Damián Di Pace, titular de la consultora Focus Market, coincidió en que “el Gobierno está insertando una masa de dinero importante, y esto lo que va a generar es una desaceleración de la caída, pero no se espera un repunte inmediato”.
Y lo explicó en base a cambios en los hábitos de consumo que se dieron en los últimos meses: “Los consumidores tuvieron un cambio de hábito en el último cuatrimestre del año a partir de la quita de IVA. Creció la venta en mayoristas; de hecho recuperaron y fueron positivas en ese canal, mientras que en los de cercanía se desaceleró. Básicamente porque los consumidores aprovecharon para stockearse”. Y sostuvo que para el primer trimestre se espera que se vuelva a la reposición y que las compras pasen por otros canales, como frescos, minorista tradicional, y el aprovechamiento de las promociones en los supermercados.
Además, Di Pace consideró que “seguramente el consumo masivo va a ser el sector que va a mostrar una reacción positiva más rápida, mientras que en bienes durables va a costar más, va a depender mucho de lo que ocurra con las tasas y el financiamiento”.
Por su parte, el consultor pyme Vicente Lourenzo también estima que “no va a explotar, pero va a haber un incremento con respecto al período anterior, en la que hubo una caída estrepitosa del consumo”.
Pronosticó que tras más de 30 meses de retracción, las ventas podría mostrar una recuperación de dos dígitos, de entre 10 y 15%. Pero claro, se debe principalmente a que la base de comparación de la que se parte es muy baja.
“Creo que va a haber un recupero de la actividad, pero no porque la gente vaya a tener mayores ingresos sino porque hubo un pequeño atesoramiento que va a volver al consumo. Veo más un freno de la caída y hasta un leve repunte”, insistió.
Lourenzo sostuvo que durante el último semestre del año pasado se generó un atesoramiento de dólares “por miedo a que el sueldo se desvalorice”; es decir “no era un verdadero ahorro sino una especulación de poder estirar un poco más los ingresos”.
Y es por eso que estimó que mucho de ese dinero “en el colchón”, fundamentalmente en la clase media, se va a volcar a consumo retrasado. En ese escenario se verían beneficiados los bienes durables, como electrodomésticos, muebles, e indumentaria.
Otros sectores
También el turismo, que tiene además el agregado de que ahora rige el impuesto de 30% para las operaciones en las que interviene el mercado de cambios, se vería beneficiado por la nueva política económica. De hecho, en los primeros días del año, ya se vio el impacto positivo de esa medida para el turismo local, con los grandes centros del país atiborrados de veraneantes.
Otro sector expectante es la actividad inmobiliaria, especialmente luego de que se anunció que aquellos que pidan un crédito para su primera vivienda podrán adquirir hasta u$s100.000 sin pagar el impuesto del dólar solidario.
“Estas medidas son un viento de aire fresco. El anuncio para nosotros tiene dos lecturas. Por un lado porque hay mucho interés por la industria inmobiliaria por la cantidad de puestos de trabajo que genera.
Y por otro lado es que toma un tema tan sensible como es la vivienda y el acceso al hogar, a mediados de enero, que es una época vacacional y a 30 días de haber comenzado un nuevo Gobierno. Eso para nosotros es muy importante”, afirmó Alejandro Bennazar, presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina.
El directivo espera que haya un repunte de la actividad a partir del segundo trimestre. Y no es un dato menor para una industria que acumula casi una veintena de meses con caídas y que cerró 2019 como el peor año del que se tenga registro en cantidad de escrituras.
“Creemos que a partir de abril o mayo, con una gran baja de las tasas, conteniendo inflación, y conteniendo algunos parámetros, podemos recuperarnos, por más que la inflación sea importante, porque el mercado se maneja por expectativas. Si la expectativa es que de acá a un año o dos vamos a estar en una condición favorable, con un dólar estable y bajando la inflación, y aumentando la capacidad de ingresos de las personas, junto con un aumento de las líneas de crédito, y que el Estado tome posición para ser protagonista, cambia la historia y podríamos tener un segundo semestre bastante interesante”, aseguró.
Uno de los grandes temas para el sector inmobiliario fue el encarecimiento de las cuotas de los créditos UVA, que al ajustarse por inflación se incrementaron mucho más de lo que se esperaba. Bennazar opinó que a las opciones de préstamos que hoy existen debería sumarse otra cuyo coeficiente de actualización sea el salario.
Además, aseguró que el mercado de nuevo y pozo “ya tiene buenas perspectivas, porque la gente está dispuesta a ahorrar en pesos porque cuando sale, sale en dólares”. “Si el perfil de la economía va para ahí, la reactivación, incluso del usado, sería mucho más rápida”, concluyó.
Mientras tanto, el sector automotriz también está expectante. En 2019 las ventas registraron un derrumbe que no se veía desde la crisis de 2002. Los precios de los vehículos aumentaron de tal forma que hoy se necesitan casi 18 sueldos -tres más que un año antes- para comprar un 0 km.
En el Gobierno barajan alternativas para paliar la situación de la industria, como por ejemplo la posibilidad de congelar las cuotas de los planes de ahorro.
En definitiva, el escenario que prevén los analistas es de repunte, pero no aún de celebración. Un informe de la consultora Kantar Worldpanel estima que el 2020 concluirá con una baja de 3,3%.
El número podría parecer pesimista, pero el contexto cambia la mirada. Y es que la curva del consumo tocó -9% en el primer cuatrimestre del año pasado y cerró 2019 en -6%. La perspectiva es que con el correr de los meses ese porcentaje negativo sea cada vez menor.
“La recuperación va a ser a lo largo del año, porque estos primeros meses estamos todavía en una etapa de renovar la confianza. Todavía la gente está viendo qué va a pasar”, concuerda Lourenzo.