El Senado sancionó esta tarde la ley para regular el teletrabajo, que recién empezará a regir 90 días después de concluido el aislamiento social y servirá como nuevo marco general para cumplir tareas sin asistir a las oficinas.
Pero no sólo eso: la norma inaugura el principio de reversibilidad, que le permite a los empleados pedir que los reincorporen a sus puestos de trabajo presenciales si no se sienten cómodos en sus casas. Fue una de las quejas de los empresarios tomadas por Cambiemos, junto a otras restricciones como no enviar mensajes fuera de los horario laboral o garantizar material de trabajo.
La ley fue aprobada casi por unanimidad en Diputados, pero Cambiemos tomó los reclamos de los empresarios en el Senado y se opuso. Se sancionó con 40 votos a favor, sólo 3 más que la mayoría, y entre los que votaron en contra estuvo el rionegrino Alberto Weretilneck, que abandonó su rol de aliado habitual
La demora de en la implementación de la ley fue un reclamo de la Unión Industrial Argentina (UIA) tomado por los diputados. Consideraron que mientras los obliguen a mantener distancia social no se les puede exigir equipar las casas de sus empleados o hacerles un lugar en su fábricas.
«El día de mañana, sin pandemia, y si no tuvieran esta ley que hoy tratamos, esos trabajadores seguirán en las condiciones que les han impuesto, no las que acordaron. Trabajadores que pagan su computadora y usan la única mesa disponible que hay en la casa», sostuvo Daniel Lovera, senador de La Pampa, empleado mercantil y presidente de la Comisión de Trabajo.
La proyecto fue consensuado por la diputada Vanesa Siley, los senadores oficialistas habían pedido modificaciones pero desistieron cuando el ministro de Trabajo Claudio Moroni les pidió no enturbiar la negociación porque podían faltar los números en Diputados y no aprobarse nunca más.
«La ley obliga a los empleadores a respetar las jornadas y los salarios acordados, facilitar conectividad y computadoras en sus domicilios, respetar los horarios necesarios para cuidados familiares y preparar una oficina por si un empleado no puede seguir trabajando en su casa».
La ley considera el teletrabajo una modalidad laboral, que luego debe adaptar cada convenio colectivo; obliga a los empleadores a respetar las jornadas y los salarios acordados, facilitar conectividad y computadoras en sus domicilios, respetar los horarios necesarios para cuidados familiares y preparar una oficina por si un empleado no puede seguir trabajando en su casa.
Se lo denomina «principio de reversibilidad» y es tal vez el mayor cuestionamiento de las cámaras empresarias. Mariano Recalde consideró que las quejas son exageradas. «Con la reversibilidad había consenso. Es un derecho novedoso: la posibilidad de cambiar y volver a una modalidad anterior. Hasta ahora no lo tenía permitido la posibilidad de cambiarla era el empleador».
«Los empresarios cuestionan la falta de un preaviso, que igual existe en la ley de contratos de trabajo por otras normas. Es exagerada la critica. Y se mezclaba con otra cosa como que un trabajador que empieza a distancia pudiera pedir ir a la empresa y eso no está previsto».
Recalde había sido el encargado de cerrar el debate en el recinto virtual, presidido por Cristina Kirchner, cuando defendió el derecho a la desconexión digital. «Es una garantía para que se cumpla el derecho a una jornada limitada, esto no afecta a la flexibilidad de los horarios. Es muy sana la indicación de la ley de prohibir al empleador enviar comunicación fuera del horario de trabajo».
Su compañero Alfredo Luenzo, consideró que la ley «pone en contexto condiciones para proteger al más débil que, en la necesidad de trabajar, puede estar expuesto a abusos. Y mirando al futuro nos pone de cara a la discusión del acceso a internet como un derecho humano que hoy no está contemplado».
En Cambiemos, aun cuando sus diputados votaron a favor, consideraron que la ley atenta contra la creación de empleo y fomenta. «Los trabajadores quieren dejar de viajar 2 o 3 horas por día para trabajar en una oficina donde están 8 horas encerrados, quieren tener la oportunidad de trabajar desde sus casas, de elegir esta modalidad como una forma de trabajo», sostuvo Gladys González, del PRO.
«La tecnología permite que un contador haga la contabilidad de una empresa desde otro país y esta ley le pone límites a eso con el artículo 16 y el 17 que contemplan una jornada laboral limitada, eso impide dar servicios a quien este en otro huso horario», se quejó Esteban Bullrich, también macrista.
«El peor golpe para el trabajador no pasa por un preaviso que deba realizar, el peor golpe es aniquilar la fuente de trabajo. No aceptar modificaciones es una torpeza. Tenemos un dictamen de minoría donde aclaramos nuestra posición y disidencias», cerró Luis Naidenoff, jefe del principal bloque opositor.