Este jueves murió Nora Cortiñas, una de las madres de Plaza de Mayo más reconocidas e icono de mil luchas. Su vida cambió para siempre en 1977, cuando la última dictadura secuestró y desapareció a su hijo Gustavo. Desde entonces, se sumó a la militancia por los derechos humanos y acompañó cada lucha que pudo. Le decían “la madre de todas las batallas”. Tenía 94.
Hasta el secuestro de su hijo, Nora Irma Morales era una madre “común”. Estaba casada por Carlos Cortiñas, quien le propuso matrimonio cuando ella tenía 18 años. Se afincaron en la zona de Castelar, en el oeste del Gran Buenos Aires. Tuvieron dos hijos: Carlos Gustavo y Marcelo.
Nació el 22 de marzo de 1930. Era una de las cinco hijas de una familia de españoles que vivía en el barrio porteño de Monserrat.
hasta el 15 de abril de 1977, cuando secuestraron a su hijo Gustavo, de 24 años. Lo buscó desde el primer día, sin poder encontrarlo nunca. Se sumó a Madres de Plaza de Mayo y participó en la búsqueda colectiva de verdad y justicia.
Hasta principios de mayo, participó de las rondas de los jueves en la principal plaza del país. Con el tiempo tu nombre tomó otras dimensiones por su solidaridad permanente con infinidad de luchas. Podía ir hasta Santiago del Estero y defender campesinos, ponerse el pañuelo verde en la muñeca y pedir por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Era Norita, la “madre de todas las batallas”.