La ciudad de Mar del Plata fue escenario de una histórica movilización en repudio a la prisión domiciliaria que cumple el represor Miguel Etchecolatz en el Bosque Peralta Ramos, ubicado en esa ciudad costera.
Así lo había decidido el Tribunal Oral Federal 6, debido al débil estado de salud del hombre.
La movilización comenzó a las 17:30 frente al Tribunal Oral Federal local y sobre la calle se extendió una bandera argentina con los rostros de los desaparecidos locales, seguida de una blanca, con la consigna «la única cárcel para un genocida es la cárcel».
Desde allí, la columna que se extendió po 25 cuadras, se dirigieron hacia la rambla del centro marplatense donde aguardaba un escenario.
Detrás de las banderas se ubicaron referentes de Madres, Abuelas, y Familiares locales y de Buenos Aires –Taty Almeida y Lita Boitano–, la abogada y miembro de la Comisión Provincial por la Memoria Yamila Zavala Rodríguez, las hijas de desaparecidos Ana Pecoraro y Paula Píriz, los nietos recuperados Horacio Pietragalla y Victoria Montenegro, los sobrevivientes Walter Docters, Graciela Daleo y Emilce Moler, el Colectivo de Hijos de Genocidas Historias Desobedientes y con Faltas de Ortografía, Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y Correpi, entre los que se ubicó la Madre de Línea Fundadora, Nora Cortiñas.
También estuvieron presentes organizaciones sociales como Ctep, CCC y Barrios de Pie; agrupaciones de izquierda, kirchneristas y peronistas y gremios.
Desde el escenario, Cortiñas remarcó que «para mantener la dignidad del pueblo y de nuestro país tenemos que hacer este repudio y tienen que prontamente meterlo en la cárcel como corresponde. Basta de domiciliaria para los genocidas”. En tanto, Lita Boitano remarcó que “hace 40 años que estamos reclamando por los derechos humanos pero nunca pensamos que tendríamos que volver a pedir cárcel para los genocidas. Cárcel común, perpetua y efectiva”.
Etchecolatz fue director de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y estuvo a cargo de al menos 21 centros clandestinos de detención.
Tiene seis condenas por crímenes de lesa humanidad, incluidas cuatro cadenas perpetuas y se estima que sus víctimas superan las 960. A fines del año pasado, el Tribunal Oral Federal Nº 6 de la ciudad de Buenos Aires le concedió el beneficio de la prisión domiciliaria por su «delicado cuadro de salud».