Hasta ayer a la tarde, en los despachos de los jefes de los bloques del Senado, figuraba como actividad oficial la visita de Patricia Bullrich el miércoles a las 15 horas en el salón Gris, para acelerar la ley que limita la libertad condicional a once delitos, entre ellos los que atenten contra la actividad sexual.
La invitación no se canceló pese a que desde temprano, hubo protestas en la cárceles de Devoto y en otras de distintos puntos del país, similares a las que en diciembre obligaron al Gobierno a cancelar el proyecto, pese a que Mauricio Macri lo había incluido en sesiones extraordinarias.
El asesinato de Micaela García en manos de Sebastián Wagner, quien gozaba de una salida transitoria tras ser condenado por violación, aceleró los trámites del Gobierno para sancionar la ley que, en realidad, promovió Sergio Massa y sólo rechazó el kirchnerismo.
Las protestas en las cárceles no deberían sorprender, porque a fin de año habían sido advertidas por el ministro de Justicia, Gustavo Ferrari, quien además logró que los legisladores entendieran que, por si fuera poco, prolongar la condena de miles de presos obligaría a incrementar la infraestructura carcelaria en tiempo récord.
La protesta principal de esta mañana fue en la cárcel de Devoto, en los pabellones 5 y 6, por ahora sin episodios violentos.
Se limitó a la exhibición de banderas y remeras por las ventanas.
Según el portal del diario La Capital de Rosario, también en la cárcel de Coronda hay protestas desde el 12 de abril, con la no asistencia de los internos a los talleres, así como las tareas de limpieza y de cocina.
En diciembre la principal protesta fue en la Unidad 9 de La Plata, que fue la que encendió la alerta de Ferrari. El miércoles, cuando el Senado avance con la ley, no pocos esperan nuevas protestas.