El ex presidente de México Vicente Fox se ha convertido en los últimos meses en una suerte de canciller extra oficial: su abierta campaña contra Donald Trump es casi tan explícita como su oposición al líder izquierdista mexicano Andrés Manuel López Obrador. «Los dos son amenazas populistas», dice.
En una entrevista exclusiva con el portal la Política Online, el ex mandatario analizó en profundidad la gestión de Enrique Peña Nieto y los posibles escenarios para la contienda presidencial de su país en 2018. Pero también dio su visión sobre Mauricio Macri, el escenario político argentino, el futuro del Mercosur, y destrozó a Cristina Kirchner: «Se sentía la mamá de Tarzán».
¿Cómo evalúa los primeros meses de gestión de Mauricio Macri en Argentina?
Macri es un gobernante responsable. No está engañando a nadie. Le está diciendo la verdad a la sociedad. No le da dádivas al pueblo. No le da populismo y regalos. Le da trabajo y le propone hacer un esfuerzo para que Argentina regrese a ser la nación grande que siempre fue. Bueno, no siempre. Porque desde que entraron los peronistas llevan una historia fatal de populismo y mesianismo.
Ojalá Macri sea el punto de inflexión, de cambio. Para volver a la ortodoxia, volver al mercado. A creer en las economías abiertas y competitivas, en la democracia, la libertad y el diálogo. Ese es el único camino probado de éxito en el mundo.
¿La visita que realizará Peña Nieto en los próximos días servirá para impulsar el ingreso de Argentina a la Alianza del Pacífico? ¿Cómo ve este proceso?
Será muy complejo y largo dar ese viraje. Lula fue el mejor líder que tuvo Latinoamérica en tiempos recientes, pero equivocó el camino: cuando estábamos por cerrar un acuerdo para que México se incorporaba al Mercosur, Lula me dice que no sería México, sino Venezuela. Allí selló su tumba. Se lo dije en ese momento. Metió a Venezuela por compromisos ideológicos en una sorprendente falta de pragmatismo.
Ojalá Argentina ingrese a la Alianza del Pacífico. Pero primero habría que cavar la tumba y enterrar al Mercosur. ¿Para qué seguir con un Mercosur que no funciona? O bien cerrar cuentas y poner a un Mercosur a funcionar, como era el propósito inicial. Pero allí debería estar Chile y México. Sin estos países, el Mercosur no tiene destino.
Hace un momento criticaba los liderazgos peronistas en Argentina. Su segunda mitad de sexenio coincidió con la primera parte de la presidencia de Néstor. ¿Cómo fue el trato?
Con Néstor Kirchner nos llevamos bien. A través de él, conocimos a su esposa. Pero ella nos dio mala impresión de entrada. A mi esposa Marta, también. Nos pareció muy alzada. Se sentía la mamá de Tarzán. Comía lumbre. Él más modesto, más moderado. Kirchner no hizo un mal gobierno al principio, pero después se le subió.
¿Los casos de la Casa Blanca y de Ayotzinapa fueron las crisis que golpearon en la imagen de Enrique Peña Nieto?
No sé por qué se culpa a Peña Nieto de Ayotzinapa. Él no tuvo nada que ver, absolutamente nada que ver. Es un problema de violencia criminal que se desata en el estado de Gurrero, que debió atender el gobierno estatal y el ejército allí presente. Pero no hay por qué culpar al Presiente.
Sin embargo, hago este señalamiento: cuando yo entré como presidente de México a mí me dijeron de inmediato que había cinco o seis normales que eran verdaderos focos de guerrilla trotskista, donde los jóvenes no son educados para ser maestros, sino para otros objetivos. Tomé muy en serio esa advertencia. Y tomé todas las precauciones necesarias. Las tuve rodeadas y cuidadas a estas normales. Una de ellas es la de Ayotzinapa.
Ahí sí hubo un descuido grande de la administración de Peña Nieto de no haber identificados esos focos de violencia, cuando ya estaban haciendo acciones de vandalismo. Si hubiera algo que señalarle al Presidente, desde mi punto de vista, es no haber tomado acciones preventivas.
¿Y la Casa Blanca?
En la Casa Blanca, creo que jurídicamente el Presidente tomó las precauciones necesarias para estar en una posición correcta. Pero equivocó el manejo y la comunicación. Creyó que poner a la señora a explicarlo solucionaría todo. La señora se puso muy nerviosa, quedó todo mal explicado y fue un error de comunicación fatal.
Usted valora a menudo la gestión de Peña Nieto –el manejo económico, en especial- y suele cuestionar con dureza a Calderón. ¿Actualmente usted se identifica más con el proyecto de país del PRI que del PAN?
Dejé de tener partido porque entiendo que es algo que se debe terminar. Si los partidos no reducen su carga ideológica nunca podrán cumplir su función. Yo no soy priista ni panista. Es más, quizás nunca lo haya sido, más allá de que alguna vez compartí los criterios del PAN.
Las ideologías son un tema del siglo pasado. Aquí en Latinoamérica seguimos perdiendo el tiempo con ideologías cuando la gente lo único que quiere son gobiernos pragmáticos que les den empleos, educación y seguridad.
Su relación con Felipe Calderón es, desde hace años, muy conflictiva. ¿Qué opina de la candidatura de Margarita Zavala?
Vomito en cualquiera que mete a la familia en el negocio. Por eso, Calderón no me cae. Lo digo públicamente. Se equivoca en meter a su señora. Es gente que no abandona el poder. Que no puede regresar a disfrutar de una vida privada. Se les queda ese gusanito.
Entonces me vomito en Calderón por meter a su mujer. Ella quizás puede ser una gran líder. Pero no creo en familias metiéndose al poder. Como Perón y Evita, Perón e Isabelita, Kirchner y Kirchnerita, Calderón y Calderoncita, Trump y Trompitas…
Muchos analistas consideran que en su campaña intentará despegarse de la gestión de Felipe y mostrando la mayor autonomía posible respecto a su marido. En un sentido político, ¿es posible pensar que Margarita no es Felipe?
Si Margarita llegara a ser candidata del PAN, tendría muchas chances de ser presidenta. Pero me parece que ella no pasará por la aduana interna del PAN. Es un partido que sí tiene convenciones y democracia interna. Allí Margarita y Felipe están en gran desventaja.
¿Es un problema de estructura interna?
Es un problema de Margarita y Felipe, que han utilizado el partido para satisfacer propósitos personales. Entonces, la gente del PAN no está tan propenso de acompañar a Felipe Calderón. Sacrificó el partido para su beneficio. Pero habrá que esperar y ver.
¿Anaya si tiene chances puertas adentro?
Es un candidato que se ha propuesto a sí mismo. También está Rafael Moreno Valle y está mi gobernador Miguel Márquez, pero no se decide a entrarle y pierde un tiempo que es precioso. Debe apurarse.
Hace un rato decía que los partidos debían ser más pragmáticos y con menos carga ideológica. ¿Cree que el PAN y el PRD deberían transitar juntos hacia una alianza en 2018?
Es un libre juego que ahora se permite en México y debe ser cada vez más abierto. Estoy a favor de que así sea. Ya no hay ganadores claros porque quien se queda con la presidencia tiene cuanto mucho el 40% de los votos. Podríamos ir hacia un modelo exitoso y permanente como el de Chile. Allí, a partir de la dictadura de Pinochet se vuelve un ejemplo de resultados, gracias a la gobernabilidad de la Concertación. Yo apoyaría esta alianza.
Beltrones renunció del PRI invocando una frase de Colosio: “Lo que los gobiernos hacen, sus partidos lo resienten”. ¿Los malos resultados del PRI en la pasada elección fueron responsabilidad del Gobierno o del Partido?
No creo que el gobierno tenga tanta influencia como para definir la elección. La elección va a depender del candidato que pongan a contender. Y tiene que ser convincente y con propuestas. Y sí va a ser fundamental la maquinaria electoral del partido electoral. Así que no creo que sea responsabilidad del Gobierno.
El PRI ya tiene cuatro posibles candidatos para 2018: Osorio Chong, Videgaray, Meade y Nuño. El PRI trae cuatro buenas cartas. Creo que las va a jugar de acuerdos cómo vengan los tiempos. El PAN ya conversamos. El PRD no tiene destino: se tendrá que sumar a alguien.
¿A Mancera no lo observa como un candidato potable?
Es que Mancera está perdiendo mucha imagen y ya no va a recuperar. Está muy quemado. Ha perdido muchísimo, pese a haber entrado muy bien. Pero tuvo muy malos manejos. Es un tipo sin pasión, sin fuerzas. Es un líder mediocre sin mayor presencia. La gente no compra la mediocridad.
¿Cuál de todos los precandidatos que estamos mencionando estaría en mejores condiciones de coexistir con una eventual presidencial de Donald Trump?
No soy de los que piensan que un presidente o un gobierno pueden salvar al país. Lo que lleva a que una nación salga adelante es la organización de su pueblo. Pero puedo decir que tengo una sola fijación para la próxima elección en México y es que Andrés Manuel López Obrador no debe ser presidente.
Es una amenaza populista, un mentiroso, un líder mesiánico como el prototipo de los que hemos padecido en Latinoamérica. En Venezuela queremos que se largue Maduro. ¡Qué bueno que Diosito se llevó a Chávez! Y ojalá que suelten a Leopoldo López de la cárcel para que se convierta en presidente de ese maravilloso país de manera democrática.
Para México, lo único que no quiero es que AMLO se cuele por el desencanto que hay. Con ese discurso místico de que no sirve ninguno más que él. Si los políticos no hacen mejor las cosas eso es lo que se nos viene encima.
Según su experiencia, ¿cuándo cree que un presidente debe destapar a su candidato para la sucesión?
Al siguiente día de la elección de medio término ya comienza la sucesión. Es el momento de perfilar a un candidato, analizar cuándo será el mejor momento para el destape. Pienso que Peña Nieto lo tiene muy en mente. Sabe que tiene que hacer todo lo necesario para ganar y recuperar su prestigio perdido.
¿Cree que la peor derrota de Peña Nieto sería tener que darle el sillón presidencial a López Obrador?
Ya no puede tener peor derrota Peña Nieto. No puede estar en un peor agujero. Ya tocó fondo por decisiones que tomó. Ahora sólo le queda salir con decoro. Pero ya más importante es la sucesión. Y creo que ese es el tema número uno en la mente de Peña.
Cuando el Chapo Guzmán se fugó, en ciertos sectores se instaló el mito de que había algún entramado político detrás del escape. Usted algunos meses atrás propuso que el Gobierno se siente a negociar con líderes del narco para detener la violencia. ¿Abrir esos canales de diálogo no alimentaría más esos mitos?
Llego al extremo de hablar de una negociación porque por momentos para un problema sin solución. Es un problema que crece, que no se controla. Incluye además fuertes violaciones a los DDHH y al debido proceso. Cuando tienes una situación así, es preciso cambiar de paradigma.
Este problema se desató al inicio de la gestión de Felipe Calderón y fue porque metió al ejército de manera agresiva. Pensó que sería una guerra rápida y que iba a ganar pronto. Se partió de un análisis totalmente falso y lo único que hizo fue profundizar el problema.
El cambio de paradigma que propongo ya comenzó en el mundo. Uruguay hizo su cambio, mucho tiempo atrás Holanda, Portugal y hasta unos 30 estados de Estados Unidos ya aprobaron el uso medicinal de la mariguana.
Pero de la legalización de la marihuana a la negociación con capos hay una distancia grande.
En Colombia, Gaviria propuso a los carteles una negociación. Primero los amenazó con extraditarlos a Estados Unidos. Y al ver la reacción de preocupación extrema, les propuso entonces que se sometan a la ley colombiana y hasta les aseguró que respetaría sus patrimonios. Eso es una negociación.
En ese ejemplo que menciona, Pablo Escobar se terminó entregando para ir preso a una prisión que era controlada por su propia gente. Incluso, terminó escapando de allí sin problemas…
No digo que el resultado de esa negociación fue el esperado. Quizás otro ejemplo sea la insurrección armada en Chiapas. Allí Salinas de Gortari tuvo la decisión brillante de enviar un negociador: Manuel Camacho. Lo convocan al subcomandante Marcos a una mesa a negociar, a escuchar su reclamo. Ahí tenemos una negociación con criminales, gente que salió a matar, que iba en contra de la ley mexicana.
Por último, Estados Unidos negocia a diario con criminales. Todos los días están negociando jueces y agentes con criminales. Hasta se pagan sueldos a soplones. Hay que entender que el narco quiere hacer negocio. “¿Quieres ganar dinero? Pues ven, vamos a ver cómo hacemos para que sigas ganando dinero”. Sentados en una mesa aparecen las soluciones.
Fuente: (LPO)