PRONÓSTICO EXTENDIDO

Camila Muller es docente y denuncia que fue torturada en su casa en Jujuy por la policia de Gerardo Morales: «Me decían que era una puta»

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Camila Müller notó que una camioneta blanca la estaba siguiendo. Ya le habían alertado que tenga cuidado, que estaban persiguiendo a muchos docentes que habían participado en las marchas contra la reforma constitucional. 

Era martes 27 de junio y cuando salió de su casa en San Salvador de Jujuy vio uno de estos vehículos en la esquina de la parada de colectivo que toma todos los días para ir a dar clases. La docente de ciencias sociales y danza sintió que su vida empezaba a correr peligro. 

Cuando terminó de trabajar, Camila salió del colegio y la camioneta blanca seguía ahí pero no estaba sola, había un patrullero de la policía de Jujuy. Esa tarde era la antesala a una madrugada de tortura y abuso que no se hubiera imaginado pero ya estaba planeada, según cree.

La camioneta ploteada de la policía jujeña (sin patente pero con el número de móvil 632) le hizo la primera advertencia: cuando estaba esperando en la parada de colectivos, aceleró en plena avenida con semáforo en rojo con intención de chocarla, pero ella corrió y se salvó de milagro.

Una semana antes, el 20 de junio en la represión más cruenta en la capital jujeña, la maestra ya había huido para no ser detenida por estos móviles. Se había ocultado en la universidad de humanidades. Pero no pudo evitar ser identificada.

Müller es docente de ciencias sociales y danza pero denuncia que desde la asunción de Morales «hubo una limpieza de los trabajadores de la educación” que también la afectó a ella. La maestra tenía un proyecto en una escuela que estaba vinculada a la gestión de Milagro Sala y desde 2014 se quedó sin trabajo. “Desde que gobierna Morales yo quise asumir cargos docentes en el Estado no he podido, sé que esto tiene que ver con mi militancia en la agrupación de Tupac Amaru», contó.

Actualmente, se mantiene de forma independiente dando clases de danza y yoga en espacios privados. 

Después de ser perseguida por el patrullero, Camila llegó a su casa. Desde la manifestación en la Legislatura muchos compañeros de militancia se quedaban a dormir en su casa para acompañarse.

Esa noche no llegó ninguno. La mujer cerró su casa por precaución y se fue a dormir. Ya era la madrugada del miércoles 28 de junio.