En un nuevo nivel de violencia en Rosario, dos sicarios que se trasladaban en moto desenfundaron una ametralladora a la altura de la Comisaría 32°, en el sudoeste de la ciudad, y la rociaron de balas.
Los plomos impactaron en el blindex delantero del edificio, en un móvil policial que estaba estacionado en el frente y en un auto particular. Milagrosamente, no se registraron heridos y el ataque fue captado por las cámaras de seguridad de la comisaría.
El historial de ataques a edificios públicos de Rosario, es preocupante. Desde el Concejo Municipal, los Tribunales penales, sedes de fiscalías, fueron algunos de los blancos elegidos por las bandas narcos para dejar su marca en el territorio y sembrar el horror en la ciudad.
El primer ataque de magnitud institucional se produjo en 2013 contra el domicilio del entonces gobernador Antonio Bonfatti. A partir de allí, el desafío al poder judicial y político de parte del narco fue constante.
Este martes, la impunidad con que se manejan las bandas dejó un nuevo mojón; el ataque a la Comisaría 32° representa una provocación directa a la institución policial.
En la investigación, interviene la fiscalía de Flagrancia y a la Agencia de Investigación Criminal, que a los pocos minutos, comenzaron a realizar las pericias balísticas y a relevar los videos captados por las cámaras del edificio.
