En el Gobierno entraron en alarma por la posibilidad de que se caiga la ley del aborto en el Senado el próximo 8 de agosto, lo que estiman que podría generar un conflicto en las calles impensado cuando Mauricio Macri habilitó el debate.
Como explicó, el senador radical Ángel Rozas y su par del justicialismo Inés Blas confirmaron que votarán en contra de la legalización del aborto y el rechazo a la ley quedó 3 votos arriba, con aún tres indecisos.
Por ende hay serias chances de que la votación se caiga ese mismo miércoles. Un funcionario del Ejecutivo admitió que el peor escenario es el empate, que dejaría la votación en manos de la vicepresidenta Gabriela Michetti, que se puso al frente de la campaña de los funcionarios y legisladores de Cambiemos que están contra el aborto.
«Puede ser nuestra 125», señalaron a fuentes de Cambiemos que siguen el minuto a minuto de la negociación de la ley. La referencia es clara: el desempate del vicepresidente Julio Cobos en 2008 le abrió al entonces gobierno de Cristina Kirchner una grieta con un sector de la sociedad y del establishment que todavía no se cerró.
La salida soft que esperan en un sector de la Rosada es que avance la negociación que encabeza Miguel Pichetto para que el proyecto sufra cambios y vuelva a Diputados, con lo que el debate se estiraría y no habría una definición concreta en la madrugada del jueves 9.
De lo contrario, en el Gobierno visualizan un Congreso sitiado por los militantes pro-aborto si se cae la ley. En sectores de Cambiemos, en tanto, esperan una intervención del Ejecutivo para que eso no suceda. En la Rosada, en tanto, repiten que no se van a meter a torcer voluntades.